Tras el 23J

Aragonès fía su supervivencia en Cataluña a la "geometría variable"

El Govern insiste en agotar la legislatura y se refugia en los «acuerdos transversales» atados pese a tener solo 33 escaños

El presidente de la Generalitat no quiere ni oír hablar de elecciones anticipadas. Su mandato finaliza en febrero de 2025, un horizonte al que se aferra pese a gobernar en absoluta minoría, con 33 escaños de los 135 que hay en el Parlament.

«Acabaremos la legislatura, lo he dicho muchas veces, pero la ciudadanía nos hace un encargo, que durante cuatro años trabajemos para mejorar sus condiciones de vida, para que puedan encontrar más y mejores trabajos, para que los servicios públicos funcionen, para que el país se transforme y, evidentemente, para que el país avance hacia su plena libertad. Tenemos este trabajo, el trabajo tiene que hacerse y no tiene que dejarse de hacer antes de tiempo», aseguró ayer al ser preguntado por esta cuestión en su última comparecencia del curso político.

De hecho y para tratar de zafarse del riesgo que implica gobernar sin apoyos, Aragonès pidió «no centrarse tanto en las dinámicas de partido, sino pensar en la gente del país».

«Lo que es importante en esta segunda etapa de mandato es poder servir a los ciudadanos de Cataluña con toda la eficacia, y que puedan tener todos los recursos a su alcance», señaló el presidente catalán. Su fórmula es poner en acento en los «acuerdos muy transversales» ya atados como el de investidura, la aprobación de los dos presupuestos o el del catalán en la educación para atrincherarse al frente de la Generalitat. Es decir, Aragonès fía su supervivencia política en el Govern a la geometría variable, una fórmula arriesgada dado el endiablado tablero y el papel clave del independentismo en el Congreso, una circunstancia que puede impactar de lleno en el devenir de la legislatura catalana.

De hecho, los tres ejemplos que puso ayer Aragonès no son nada casuales: su investidura la ató con el independentismo –la CUP votó a favor y Junts incluso formó parte del Govern–, los presupuestos los negoció y aprobó con los Comunes y el PSC, y las leyes sobre el catalán incorporaron a la suma de posconvergentes, socialistas y Comunes, además de a ERC.

Sobre la elaboración del proyecto de Presupuestos de 2024, el presidente de la Generalitat confirmó que están en un «estadio preliminar» a la espera de que el Ministerio de Hacienda les facilite los datos de los recursos que proceden del sistema de financiación. «No nos han facilitado los datos. Una vez los tengamos, pondremos saber el cuadro total», aseguró.

Todo después de que su partido, ERC, haya encadenado un mal ciclo electoral este 2023, con dos sonoros batacazos en las urnas: en las municipales perdió 300.000 votos y en las generales se dejó 400.000 por el camino. En este sentido, Aragonès reconoció ayer que los resultados no fueron buenos, aunque justificó gran parte de la caída en el voto dual del 23J y pidió pasar página cuanto antes obviando la autocrítica.

Cabe recordar que tras el primer revolcón, el de las municipales, el presidente hizo cambios en el seno del Ejecutivo. Anna Simó asumió la consejería de Educación tras las sucesivas polémicas de Josep González-Cambray. La hasta entonces delegada de la Generalitat en Madrid, Ester Capella, se situó al frente de Territorio en lugar de Juli Fernàndez, también muy cuestionado por obras como el Cuarto Cinturón. Y para Acción Climática, David Mascort relevó a Teresa Jordà, número dos de ERC en el Congreso.