Historia
La epidemia de peste que cambió por completo Barcelona y creó un nuevo barrio
Ubicado entre las Ramblas y el Paralelo, se convirtió en la tercera muralla de la capital catalana para proteger al resto de la ciudad. Ahora es el centro
Un entramado de callejuelas conforman el corazón de Barcelona, una suerte de ratonera entre dos de sus principales avenidas: las Ramblas y el Paralelo. Se trata del barrio del Raval, en Ciutat Vella, distrito que cobija todo su centro histórico.
Su peculiar nombre, que ha generado incluso una jerga propia con el verbo “ravalear” en el punto de partida, esconde una curiosa Historia detrás. En el siglo XIV y con motivo de la epidemia de peste negra que amenazaba con golpear con fuerza la capital catalana, como ocurría en toda Europa, el entonces rey Pedro el Ceremonioso ordenó levantar una tercera muralla a partir de la frontera que dibujaba Las Ramblas, una riera a las afueras de la ciudad. Por aquel entonces, la zona era un campo abierto con tierras cultivadas.
La intención era edificar un fortín para abastecer y proteger a la población en caso de guerra. Y también localizar ahí los negocios más sospechosos, la población marginal y trasladar a los enfermos lejos de otros puntos clave de la ciudad. Fue entonces cuando se empezó a denominar rabat (suburbios o extramuros en árabe), una palabra que terminó derivando en el Raval actual.
El Raval estaba situado en los márgenes de los caminos principales: el portal de los Tallers, por donde los campesinos introducían las mercancías para abastecer Barcelona; el portal de Sant Antoni, el acceso más importante de la ciudad; y el portal de Santa Madrona, junto a las Drassanes, el único que queda en pie, según informa el Ayuntamiento de Barcelona.
Antes, en el siglo XII, el obispo de Barcelona Guillermo de Torroja hizo construir en la actual plaza del Pedró del Raval un hospital para los enfermos de lepra que funcionó hasta 1904. Estaba ubicado en la calle del Carme y era adyacente a la iglesia de Sant Llàtzer. De hecho, aún hoy se puede ver una ventana por la que los enfermos de lepra tenían que seguir la misa detrás de una celosía para no mezclarse con el resto de fieles.
Posterior zona de conventos -con el Monasterio de Sant Pau como centro románico- y barrio industrial a partir del siglo XVIII, su aspecto mutó para convertirse en una zona residencial de clase media-baja a partir del siglo XIX y hasta inicios del XX.
✕
Accede a tu cuenta para comentar