Memoria histórica

El catalán que coleccionaba manuscritos de Calderón de la Barca y Galdós

Barcelona conserva el fondo creado por el empresario Artur Sedó

Calderón de la Barca
Calderón de la Barcalarazon

Puede parecer sorprendente, pero en Barcelona se custodian algunos manuscritos importantes de nombres fundamentales del teatro español, algunos de ellos del Siglo de Oro, como Calderón de la Barca, además de otros nombres claves de las artes escénicas, como Àngel Guimerà o Benito Pérez Galdós. El responsable de recopilar este fondo fue un ingeniero llamado Artur Sedó. Hablamos de uno de los grandes mecenas que ha tenido la cultura en Cataluña, un amante de las artes que dedicó buena parte de su fortuna a crear una de las mejores bibliotecas privadas centradas en el mundo del teatro.

Nuestro protagonista era hijo de Antoni Sedó Pàmies, un industrial que también fue diputado y senador en Madrid y que llegó a ser condecorado con la Orden de Isabel la Católica. Artur Sedó nació en 1881y también siguió la tradición familiar de dedicarse a la industria, aunque en su caso como ingeniero y empresario textil siendo propietario de la firma Colonia Sedó.

Pero además de hacer dinero, a Artur Sedó lo que le interesaba eran todas las artes, incluso la música hasta el punto de ser un aficionado a tocar el piano. Sedó se dedicó a adquirir bibliotecas privadas, algunas de ellas propiedad de estudiosos de la literatura española. Una de ellas era la de José Fernández Guerra, un granadino abogado y hombre de letras que compró varios manuscritos de Quevedo, así como el autógrafo original de “Don Juan Tenorio” de José Zorrilla. Por las manos de Sedó también pasaron incluso poemas originales de Luis de Góngora, así como importantes fondos musicales como los del Conservatorio Superior de Música de Barcelona, además de los de los compositores Amadeu Vives y Felip Pedrell.

Tras la muerte de Artur Sedó, el 12 de octubre de 1965, su colección pasó a manos de la Diputación de Barcelona quedando depositado en lo que hoy es el Institut del Teatre. Entre las joyas que hoy atesora la institución gracias a la generosidad de Sedó destacan los manuscritos de “El catalán Serrallonga el Bandolero” de Vélez de Guevara, “El agua mansa” de Calderón de la Barca, “Mar i cel” de Àngel Guimerà o el de la primera obra teatral escrita por Benito Pérez Galdón, con apenas 18 años, titulada “Quien mal hace bien no espere”.