Polémica

Cataluña presenta un nuevo impuesto ambiental

El nuevo gravamen ha generado controversia en el sector turístico y entre las navieras

El Puerto de Barcelona PUERTO DE BARCELONA 21/03/2022
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La Generalitat de Cataluña ha presentado hoy un nuevo impuesto ambiental que gravará las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y partículas de los grandes barcos que atracan en los puertos catalanes. La medida, que forma parte de un paquete de acciones para promover la sostenibilidad y reducir la contaminación, ha generado controversia en el sector turístico y entre las navieras.

El impuesto, anunciado por el conseller de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, David Mascort, y la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Mireia Boya, se basa en el principio de "quien más contamina, más paga". Según el anteproyecto de ley, se cobrará un euro por cada kilogramo de NOx y partículas emitidas por los barcos en su primera fase, que comenzará en 2023. Esta tarifa aumentará progresivamente a 1,5 euros en 2024, 2,5 euros en 2025 y 3,5 euros en 2026.

La medida también contempla bonificaciones del 10% para los barcos con sistemas de conexión eléctrica al muelle y del 5% para los cruceros que cuenten con certificados de mejora energética. Además, se establecerán exenciones para barcos que presten servicios públicos, aquellos que se vean obligados a atracar o fondear por razones de peligro o fuerza mayor, y los que realicen labores de ayuda humanitaria.

El objetivo principal de esta iniciativa es reducir la contaminación atmosférica en Cataluña, especialmente en las Zonas de protección especiales (ZPE) del ambiente atmosférico, que incluyen varios municipios de las comarcas del Barcelonès, Vallès Oriental, Vallès Occidental y Baix Llobregat. Según un estudio de la Dirección General de Calidad Ambiental y Cambio Climático, las emisiones de NOx de los barcos durante las maniobras de atraco y en los puertos son una de las principales fuentes de partículas de NOx en estas áreas.

Sin embargo, la medida ha generado preocupación en el sector turístico y las navieras. En los últimos meses, organizaciones como Foment del Treball y la Asociación de Navieros Españoles (ANAVE) expresaron su rechazo al impuesto. Turismo de Barcelona también teme que esta medida afecte negativamente al turismo de cruceros en la ciudad, que ya ha experimentado una disminución del 25% en 2022 debido a la pandemia del COVID-19.

Según estimaciones de Turismo de Barcelona, en 2019 la ciudad recibió aproximadamente tres millones de cruceristas. Con la aplicación del nuevo impuesto, los cruceros podrían pagar alrededor de 1.400 euros cada vez que atraquen en los puertos catalanes, mientras que los grandes barcos en general podrían abonar un promedio de 759 euros por la contaminación que generan.

David Mascort ha anunciado que la medida entrará en vigor en enero o junio de 2024, dependiendo de su aprobación en el Parlament. El conseller ha destacado que este impuesto es el primero de su tipo en todo el estado español y que los fondos recaudados se destinarán a inversiones relacionadas con el cambio climático.

Por su parte, Mireia Boya ha señalado que no se descarta tomar medidas adicionales en caso de que las emisiones no se reduzcan y que el impuesto se revisará cada tres años. El objetivo es promover prácticas sostenibles y reducir la contaminación en un sector que es responsable del 14% de las emisiones en Cataluña y el 19% en el Área Metropolitana de Barcelona.

La medida afectará al 80% de los barcos que atracan en Barcelona, así como al 79% de los barcos que atracan en el Puerto de Tarragona. Además, habrá 75 barcos en otros puertos que deberán pagar este impuesto, con tarifas que variarán según el tipo de embarcación. Los cruceros serán los más afectados, con una tarifa estimada de 1.400 euros por atracar en los puertos catalanes, mientras que los petroleros podrían pagar alrededor de 3.000 euros y los portacontenedores 495 euros.

El anuncio de este impuesto ambiental marca un paso significativo en los esfuerzos de Cataluña por reducir la contaminación y promover prácticas más sostenibles en el sector marítimo, pero también plantea desafíos y preocupaciones para la industria turística y las navieras que operan en la región. La medida será seguida de cerca por los actores involucrados y se espera un debate continuo sobre su impacto en el futuro del turismo de cruceros en Cataluña.