Genética avanzada

Un centenar de expertos analizan el caso de 12 pacientes pediátricos con enfermedades raras en busca de un diagnóstico

Más de cien especialistas de España y América Latina se han reunido en Murcia durante dos días para examinar el caso de 12 niños cuyas familias llevan años intentando poner nombre a la patología que sufren

Lía y su madre, Laura, durante una visita en el Hospital Sant Joan de Déu
Lía y su madre, Laura, durante una visita en el Hospital Sant Joan de DéuSant Joan de Déu

El próximo 3 de diciembre, Lía cumplirá tres años y aún no tiene un diagnóstico que explique el retraso global que presenta.

"Pesa 7 kilos, es pequeña de talla, aún no camina, pese a que está a punto de hacerlo, se comunica bien, aunque dice solo algunas palabras", explica su madre, Laura, quien al respecto aclara que "Lía evoluciona positivamente, pero más tarde y más lento de lo que sería habitual".

Sin embargo, los médicos no han podido poner nombre al síndrome que padece la niña, pese a que "le han hecho todas las pruebas posibles: array, exoma, exoma trío...". "Es una niña muy mirada, con la que no se han escatimado medios", asegura Laura.

En este sentido, desde que a las tres semanas del nacimiento la prueba del talón pusiera de manifiesto una alteración, Lía se ha sometido a múltiples pruebas que han descartado todos los posibles síndromes que los médicas sospechaban que podía sufrir,

"Lía nació el 28 de diciembre de 2022, a las 38 semanas de gestación, por parto inducido después de que los profesionales que seguían el embarazo detectaran un retraso en el crecimiento fetal y el día 31 ya estábamos en casa", recuerda Laura, quien señala que en esos primeros días ya detectaron que la niña "dormía mucho, no se alimentaba...".

Entonces fue cuando les llamaron del hospital para comunicarles que había que repetir la prueba del talón porque habían salido unos parámetros alterados y, tras confirmarse los resultados en una segunda prueba, se optó por ingresar a Lía durante dos semanas para realizarle una serie de pruebas con el fin de orientar el diagnóstico.

Ni Citrulemina, ni síndrome de Prader-Willi, ni síndrome de Down en mosaico, ni síndrome de Silver o de Roiffman...los especialistas iban descartando síndromes, pero sin poder determinar qué patología estaba provocando alteraciones en Lía, quien por entonces ya tenía que ser alimentada por sonda nasogástrica por una falta de reflejo de succión.

"La visitaron todos los especialistas y le hicieron un sinfín de pruebas y al no hallar nada determinante, se planteó la posibilidad de que quizá había un síndrome genético de base", explica Laura, quien tiene otra hija, de 7 años, completamente sana.

La incertidumbre del diagnóstico

Pese a que la evolución de Lía, que en un par de meses cumplirá tres años, es positiva, la familia vive con la incertidumbre e inquietud que genera el no conocer qué enfermedad sufre la niña.

"Lía come por boca, tanto líquido, como triturado y trozos; es feliz y disfrutona; no tiene dolor ni toma medicación; aún no camina pero, aunque tiene su radio y cúbito unidos en el codo y sufre hipotonía, es decir una disminución del tono muscular, tiene toda la movilidad, y ya empieza a decir algunas palabras", indica la madre.

Además, la niña está bajo el seguimiento de numerosos especialistas, que valoran continuamente su evolución y estado para llevar a cabo todas aquellas intervenciones que puedan mejorar o preservar al máximo su salud y autonomía.

Al respecto, Laura indica que "le sigue un digestólogo, un neurólogo, el oculista, ya que también tiene miopía y astigmatismo, el nefrólogo, puesto que en las analíticas se ha detectado una hormona relacionada con el riñón, así como el traumatólogo, el genetista, el otorrino... y sigue terapia cognitiva, logopedia..."

En cualquier caso, la familia ha de convivir con la falta de una diagnóstico, que les proporcione una "hoja de ruta". "Tener el nombre de lo que sufre Lía nos permitiría saber a qué nos enfrentamos y qué aspectos de su salud hemos de trabajar más", señala Laura, quien indica que, además, eso les ofrecería la posibilidad de "encontrar a otras familias en su misma situación para hacer una red de apoyo, ya que son quienes mejor te pueden entender y quienes verdaderamente saben de qué estamos hablando".

Para esta madre, "lo peor de no saber qué enfermedad sufre tu hija es, principalmente, el desconocer si se trata de una patología neurodegenerativa, si ésta afecta a la esperanza de vida o si va a comprometer su autonomía en el futuro".

Una iniciativa pionera que alimenta la esperanza

Y ahora, después de tres años sin resultados al respecto, Laura y su familia han recuperado la ilusión y esperanza de poder conocer el diagnóstico de Lía al ser ella uno de los 12 pacientes pediátricos con enfermedades raras seleccionadas para que un grupo formado por más de un centenar de expertos en bioinformática y genética de Europa y América Latina analice y estudie su caso en busca de ese diagnóstico en el marco de una Hackaton que se ha celebrado este lunes y martes en Murcia.

Este evento, impulsado por el Hospital Sant Joan de Déu y el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia como centros referentes de la red Únicas, con el apoyo de la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER), es el primero orientado específicamente al diagnóstico de niños con enfermedades raras que se hace en España. América Latina y Portugal y el cuarto en el mundo.

Sobre la trascendencia de iniciativas como esta Hackathon, la doctora Encarna Guillén, jefa del Área de Genética del Hospital Sant Joan de Déu y directora estratégica del proyecto Únicas SJD, recuerda que "pese al esfuerzo asistencial, en enfermedades raras habitualmente solo se llega a diagnosticar el 50% de los casos".

"A veces, estos pacientes fallecen sin diagnóstico", indica la doctora, quien comenta que normalmente todos ellos se enfrentan a "una odisea diagnóstica prolongada, con una media de 6 años para obtener un diagnóstico".

Y, como destaca Guillén, "el conocer a qué enfermedad nos enfrentamos es clave para tomar decisiones clínicas, anticipar complicaciones, saber cómo evolucionará y prevenir casos en el entorno familiar"

Apuesta por la genética avanzada

En este contexto, para este evento, los pacientes seleccionados se han sometido a una serie de pruebas genéticas, las más completas, para aportar nuevos datos a los expertos con el fin de que éstos puedan llevar a cabo un diagnóstico preciso.

"Con las pruebas genéticas estándar a nivel asistencial, aún hay un importante número de pacientes que no tienen diagnóstico. Ahora, a los seleccionados les hemos pedido muestras para, en colaboración con el programa del Instituto de Salud Carlos III IMPaCT-GENóMica-CIBERER, llevar a cabo estudios genéticos avanzados, como una secuenciación masiva del ADN y el ARN para obtener datos de genómica y transcriptómica, así como estudios de metilación"

Éstos, tal y como señala Guillén, "no están incorporados en el sistema de salud a nivel asistencial y ofrecen un 20% más de rendimiento diagnóstico".

Así, con los datos que estos estudios puedan aportar, expertos genetistas médicos y de laboratorio, clínicos como neuropediatras, cardiólogos pediátricos y dermatólogos, así como asesores genéticos, bioinformáticos y analistas especializados en tecnologías innovadoras han trabajado durante dos días de forma presencial para tratar de dar con un diagnóstico a esta docena de pacientes.

"En 48 horas esperamos llegar al 20% de diagnósticos", augura la doctora, quien destaca que, de todas formas, aquellos casos que no se haya podido diagnosticar en el marco del evento celebrado en Murcia, los expertos participantes en el mismo seguirán trabajando en ellos conjuntamente durante los siguientes tres meses, pero esta vez, a distancia.

Para Laura y su familia, "el Hackathon es una nueva esperanza de conseguir un diagnóstico para Lía", aunque, como ella misma indica, "son 12 casos los que se se van a estudiar y es complicado que todos salgamos con un diagnóstico, de manera que somos conscientes que es posible que en nuestro caso no salga nada".

Más allá del diagnóstico

En cualquier caso, la importancia de este evento no solo reside en el número de pacientes que puedan ser diagnosticados, sino también en el conocimiento y experiencia que se puedan generar en el marco del mismo y que pueden ser útiles para el abordaje de otras enfermedades y el manejo de otros pacientes.

En la Hackathon de Murcia, "se genera un conocimiento que se puede escalar a otros pacientes", destaca Guillén, a la vez pone de relieve que el evento "supone un impulso a una red colaborativa de expertos en técnicas avanzadas y un modelo innovador de trabajo que nos permita resolver enfermedades no diagnosticadas".