Polémicas

Advertencias por megafonía del buque de guerra estadounidense fondeado en Mallorca a otros barcos

El portaaviones ha despertado estos días la curiosidad de la población mallorquina. El buque tiene capacidad para casi cien aeronaves y dos reactores nucleares, entre otros

Esquerra Unida pide que el buque estadounidense USS Gerald R. Ford "pase de largo" y reivindica a Baleares como "tierra de paz"
El buque estadounidense fondeado en MallorcaLa Razón

El imponente portaaviones USS Gerald R. Ford, considerado el buque insignia y más avanzado tecnológicamente de la Marina de Estados Unidos, se encuentra estos días fondeado en la bahía de Palma, generando tanto expectación como controversia entre la ciudadanía.

Su llegada, en pleno contexto de alta tensión internacional, ha transformado el puerto mallorquín en escenario de curiosidad, protestas y estrictas medidas de seguridad.

Durante el fin de semana, varias embarcaciones privadas se acercaron al coloso naval para observarlo de cerca, lo que obligó a la tripulación estadounidense a emitir avisos de advertencia por megafonía, como ha publicado Diario de Mallorca.

Medidas defensivas

En los mensajes, difundidos en inglés, se alertaba a los navegantes de que estaban penetrando en una zona restringida y se les instaba a alejarse de inmediato. En caso contrario -advertían los militares- podrían aplicarse “medidas defensivas” que pondrían en riesgo la integridad de las embarcaciones civiles.

El suceso quedó registrado en varios vídeos difundidos por las redes sociales, en los que se aprecia a marineros del Ford en posición de vigilancia, preparados para actuar ante cualquier incidente. Pese a la tensión, la jornada transcurrió sin altercados.

El buque, de 337 metros de eslora, permanecerá en aguas mallorquinas hasta el miércoles 8 de noviembre. Su escala forma parte de una ruta de operaciones en el Mediterráneo, y supone un hito poco habitual en la isla por las dimensiones y el simbolismo del navío.

4.500 tripulantes a bordo

Se estima que los 4.500 tripulantes que viajan a bordo dejarán en Mallorca un impacto económico de hasta 10 millones de euros, según cálculos del sector turístico y comercial.

Sin embargo, no todos han recibido esta visita con entusiasmo. Diversos colectivos políticos y sociales han mostrado su rechazo frontal a la presencia del portaaviones estadounidense.

Reacciones políticos a la presencia del buque

Desde Podemos Baleares, Jesús Jurado calificó de “intolerables” las advertencias lanzadas a las embarcaciones locales y consideró “escandaloso” que un barco de propulsión nuclear fondee en aguas próximas a la capital. A su juicio, “estas máquinas de guerra convierten a las islas en un posible objetivo militar”.

También Més per Mallorca expresó su oposición. Su portavoz en el Parlament, Lluís Apesteguia, recordó que su formación siempre ha estado en contra de la pertenencia de España a la OTAN, al considerar que esta vinculación impide a las autoridades locales restringir la presencia de buques militares extranjeros.

En la misma línea, Esquerra Unida emitió un comunicado rechazando la escala del portaaviones y pidiendo que se revisen los acuerdos internacionales que la hacen posible.

Fascinación entre la población mallorquina

Más allá de la polémica política, la llegada del USS Gerald R. Ford ha despertado fascinación entre muchos curiosos. Algunos propietarios de embarcaciones se han acercado con prudencia para fotografiar el gigante de acero, una auténtica ciudad flotante que incorpora innovaciones únicas.

Entre ellas destaca su sistema de lanzamiento electromagnético de aeronaves (EMALS), que sustituye las tradicionales catapultas de vapor por tecnología eléctrica, aumentando la eficiencia y reduciendo el número de operarios necesarios.

Capacidad para hasta casi 100 aeronaves

El portaaviones puede transportar hasta 90 aeronaves, incluidos los cazas F/A-18 Super Hornet y F-35 Lightning II, y cuenta con una propulsión nuclear que le otorga autonomía prácticamente ilimitada. Todo ello convierte al Gerald R. Ford en el exponente máximo del poder naval estadounidense y en un símbolo de su capacidad de proyección internacional.

Entre la curiosidad ciudadana, las protestas políticas y el imponente despliegue militar, la presencia del portaaviones en Palma deja claro que su paso por Baleares no está pasando inadvertido.

La bahía, habitual escenario de veleros y yates, se ha convertido por unos días en el telón de fondo de una demostración de fuerza que, para unos, supone una oportunidad económica y, para otros, un motivo de inquietud y reflexión sobre la militarización de las aguas del Mediterráneo.