Oncología

El Clinic presenta sus nuevas guías BCLC para un abordaje más personalizado del cáncer de hígado

Incorporan los tratamientos más innovadores y el modelo CUSE para la toma de decisiones, en el que el paciente tiene un papel protagonista y supone un avance hacia una medicina personalizada

Josep Lluis Ordeix, paciente de cáncer de hígado, participó en la rueda de prensa de presentación de las guías BCLC
Josep Lluis Ordeix, paciente de cáncer de hígado, participó en la rueda de prensa de presentación de las guías BCLCFrancisco Avia

El de hígado es uno de los cánceres más silientes, posiblemente porque suele relacionarse con la enfermedad hepática, sobre la que a día de hoy aún existe mucho estigma. sin embargo, aunque apenas se habla de él, es la tercera causa principal de muerte relacionada con la enfermedad oncológica.

El carcinoma hepatocelular es el más frecuente y la selección del tratamiento óptimo para este tipo de cáncer es compleja, ya que hay que tener en cuenta múltiples factores y muchas veces no hay una única opción que ofrezca garantías. Así pues, su abordaje dependerá principalmente del tamaño y el número de tumores, del estado de hígado y la presencia de otras patologías. En estos pacientes, la supervivencia puede superar en algunos casos los 5 años, pero otros no llegan al año.

En cualquier caso, en los últimos años se han producido avances significativos en el abordaje del cáncer de hígado y éstos son los que recogen las guías BCLC, que elabora el grupo Barcelona Clínic Liver Cancer en el marco del Clinic Barcelona Comprehensive Cancer Center, centro impulsado por el Clinic, IDIBAPS y la Universidad de Barcelona. En ellas, se clasifica a los pacientes en función de sus características y su pronóstico y se determina cuál es el tratamiento óptimo en cada caso para garantizar la máxima supervivencia.

"El Clínic es el centro de referencia internacional que define estas guías para todo el mundo desde 1999", explicó la doctora María Reig, directora de la Unidad de oncología Hepática del Clínic-IDIBAPS e investigadora del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas, quien al respecto señaló que "es la que utilizan todas las guías del mundo para clasificar el cáncer de hígado".

Y ahora se acaba de presentar su última actualización, la de 2020-25, que recoge los nuevos tratamientos aprobados para el manejo del carcinoma hepatocelular. En esta versión, por lo tanto, se ha introducido la radioterapia externa y la radioembolización, así como la inmunoterapia para el tratamiento del tumor intermedio o avanzado.

Pero en el cáncer de hígado, frecuentemente no hay un tratamiento que sea claramente superior al resto a la hora de abordarlo, por lo que no únicamente es necesario valorar y analizar la evidencia disponible para seleccionar el que resulta óptimo, sino que además se requiere tener en cuenta las características propias de los pacientes, el contexto en el que se ha de tratar a cada uno de ellos y sus prioridades.

CUSE, un modelo para personalizar

En este sentido, las guías BCLC actualizadas incorporan también como novedad el modelo CUSE, cuyas siglas en inglés hacen referencia a factores relacionados con la toma de decisión acerca del tratamiento más conveniente para cada caso, como son la Complejidad, por la diversidad de factores clínicos y personales a tener en cuenta; Incertidumbre, por la falta de marcadores de pronóstico y de datos concluyentes en algunos escenarios; Subjetividad a la hora de interpretar los datos científicos por parte de los especialistas y por las preferencias y valores de cada paciente; y Emoción.

Este modelo propone "tener en cuenta la complejidad, la incertidumbre, la subjetividad y las emociones a la hora de tomar decisiones", explicó Reig, quien indicó que "al final es lo que hacemos en el día a día, pero ahora lo hemos organizado y estructurado". Al respecto, la doctora insistió en que "a la hora de definir el abordaje, tenemos siempre una conversación con el paciente para, a partir de la evidencia disponible, elegir el tratamiento óptimo en función de su prioridad y el objetivo del tratamiento". "Se trata de tomar la decisión de forma conjunta, que el paciente también participe de la misma".

Por ejemplo, "un paciente puede tener un tumor operable, pero no quiere pasar por quirófano o quizá otro tiene la posibilidad de beneficiarse de un tratamiento endovenoso que es superior al oral, pero prefiere el oral" y el modelo CURSE permite una valoración sistemática y organizada de todos los factores a tener en cuenta, como el objetivo del tratamiento, el contexto, la evidencia, el pronóstico y la prioridad y valores del paciente, para tomar una decisión en la que este último también participe.

"Se trata de definir el objetivo del tratamiento, buscar la mejor evidencia y valorar las prioridades del paciente para tomar decisiones clínicas en contextos complejos sin una solución binaria", resumió Reig y el caso de Josep Lluis Ordeix es un ejemplo que refleja a la perfección las novedades que presentan las guías.

Este paciente, con un tumor de hígado inoperable por afectar a estructuras sensibles, se sometió a un primer tratamiento que no dio los resultados esperados y entonces, tras comprobar que el tumor seguía creciendo, se le planteó la posibilidad de entrar en un ensayo clínico para valorar la eficacia y seguridad de una inmunoterapia. Y Ordeix aceptó.

"El tumor se estabilizó y luego se fue reduciendo de los 10 centímetros a 5. Además, en el TAC se vio que había necrosis, lo cual es sinónimo de poca vida", explicó Ordeix, para a continuación concluir que "desde hace algo más de un año, el tumor está estable, quieto". A día de hoy, aunque el ensayo ya ha concluido, él sigue recibiendo tratamiento endovenoso de inmunoterapia y cada dos meses se somete a un TAC, cuyos resultados demuestran que "el tumor sigue igual, lo que ya es mucho". "Mis analísticas son para enmarcar, pero lo más importante es que me encuentro bien, hasta el punto que no pienso en la enfermedad", explicó el paciente.