
Investigación en salud mental
Un estudio pone de manifiesto que la depresión resistente al tratamiento no es una forma de depresión con peor pronóstico
En este trabajo se ha observado que los pacientes con depresión resistente al tratamiento tienen una biología molecular diferente a la de los que responden a la terapia

Entre los pacientes que sufren depresión, hay un 20% o 30% que no responde a los tratamientos, los cuales se dirigen a la seratonina como diana terapéutica con el objetivo de aumentar los niveles de la misma. Es lo que se conoce como depresión resistente al tratamiento, que es el tipo más grave y se asocia a suicidio.
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Ésta no tiene una definición clara y precisa pero existe consenso acerca de que se caracteriza por el fallo a más de dos tratamientos farmacológicos. Solo en un 20% de los pacientes se conoce que se debe a múltiples mutaciones genéticas, pero en el resto no se ha identificado la causa.
Sin embargo ahora, los resultados de un estudio europeo, en el que han participado hasta cinco centros entre los que se encuentra el Hospital del Mar Research Institut, arrojan nueva evidencia sobre la depresión resistente al tratamiento que puede suponer un avance en el manejo de estos pacientes.
Dos subtipos diferentes
En el marco de este trabajo, se analizaron las muestras de sangre de 300 pacientes con depresión, la mitad de los cuales eran resistentes al tratamiento, "con el fin de identificar posibles biomarcadores que, cuando entra un paciente por primera vez a la consulta, nos puedan decir si va a responder al tratamiento farmacológico o no", explica la doctora Julia Perera Bel, del Programa de Investigación en Informática Biomédica del Hospital del Mar Research Insitute y la Universidad Pompeu Fabra.
"La idea es que si podemos saber de antemano que un paciente no va a responder al tratamiento podemos evitar perder el tiempo con esa terapia y someterle innecesariamente a una medicación que puede dar efectos secundarios", comenta la doctora, quien añade que además, "algunos de esos marcadores podrían potencialmente ser objetivo de desarrollo de fármacos .
Así pues, los investigadores confrontaron las muestras de los dos grupos de pacientes en busca de diferencias en cuanto a la expresión genética para comprobar que "más de 5 mil genes tienen una expresión diferente", lo que sugiere que la "depresión resistente al tratamiento no es una forma de depresión con peor pronóstico, sino una condición biológica diferenciada", que, por lo tanto, "requiere de tratamientos diferenciados".
Además, también se observó que muchos de estos genes pertenecen a vías de señalización muy relevantes en la biología de la depresión, como son el sistema inmunitario, la regulación de la actividad genética y la neuroplasticidad, lo cual confirmaría que "pese a que a nivel de síntomas la depresión y la depresión resistente al tratamiento son parecidas, a nivel molecular, se comportan de forma diferente", destaca Julia Perera, quien además insiste que "si ya podemos apreciar cambios en las muestras de sangre, a nivel del cerebro seguramente haya más cambios".
Para los investigadores, es precisamente el sistema inmunitario el factor principal por el que los tratamientos no funcionan en un porcentaje significativo de pacientes. Al respecto, la doctora explica que "el tratamiento para la depresión aumenta los niveles del serotonina, pero también modula factores inmunitarios como la neuroinflamación, que en los pacientes que responden al mismo se reduce, sin embargo ese cambio que no se produce en quienes no responden, los cuales antes del tratamiento ya tienen niveles muy bajos de inflamación".
Por lo tanto, los resultados de este trabajo "abren la puerta a una nueva compresión de la depresión a escala molecular y ofrecen la posibilidad de repensar cómo se clasifica y se trata a estos pacientes", indica Perera, quien además sugiere que "en el marco de esta investigación, hemos descubierto marcadores, que ahora hay que validar".
"Por ahora ya hemos reclutado pacientes para validar estos marcadores y seleccionar, entre los 5 mil genes que se comportan diferente, la combinación mínima que nos permita predecir mediante modelos de aprendizaje automático qué pacientes están en riesgo de desarrollar depresión resistente al tratamiento para así decidir el mejor tratamiento en cada caso", avanza la doctora.
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