Arte

Fotografiando los rincones catalanes que pisó Picasso

El museo barcelonés del pintor malagueño expone el lírico trabajo tras la cámara del maestro francés Bernard Plossu

GRAFCAT680. BARCELONA (ESPAÑA), 29/02/2024.- El fotógrafo francés Bernard Plossu, posa para los medios en el Museu Picasso de Barcelona, que este martes presenta su nueva exposición, 'Bernard Plossu. Paisajes catalanes de Picasso', sobre la obra del fotógrafo francés realizada siguiendo los diferentes parajes de Cataluña que visitó el pintor malagueño: Horta de Sant Joan, Gósol, Cadaqués y Barcelona. EFE/ Marta Pérez
Bernard Plossu en el Museu Picasso de BarcelonaMarta PérezAgencia EFE

Tras los fastos por la conmemoración del cincuentenario de la muerte de Pablo Picasso, las aguas vuelven a su cauce, al de siempre, al de los museos que llevan años dando a conocer la producción y la circunstancia del gran artista. Y para ello a veces no hace falta tener un original de Picasso sino elementos que nos ayuden a mostrar de dónde surgió la chispa, cuál fue el punto de partida para su irrepetible creatividad.

El Museu Picasso de Barcelona presenta una interesantísima propuesta que nos aproxima a los rincones catalanes de Picasso, un viaje que se extiende por Barcelona, Horta de Sant Joan, Gósol y Cadaqués. Pero este viaje se puede realizar gracias a las imágenes captadas por el maestro francés Bernard Plossu.

Ayer se presentó la exposición que permite conocer un trabajo lírico persiguiendo la estela picassiana en parajes por donde ha andado con su cámara entre 2019 y 2021. El resultado de esta labor son sesenta fotografías en las que ronda tanto el fantasma del autor de «Las señoritas de Aviñón» como la pintura. Las imágenes no van acompañadas de ninguna obra original de Picasso porque para eso ya están las otras salas del museo. Pese a ello, tienen la suficiente fuerza como para evocarlas, para que en nuestra mente surjan mientras contemplamos las fotografías.

Para Emmanuel Guigon, director del Museu Picasso, lo que encontrará quien visite esta muestra serán «fotografías de pequeño tamaño que son auténticas joyas, que no son miméticas de la obra de Picasso, pero que sí entran en diálogo con él».

Una de las particularidades de estas imágenes es el empleo de una técnica que Plossu emplea desde los años 70. Es la del tiraje Fresson, un procedimiento de pigmentación, inventado en el siglo XIX por Théodore Henri Fresson, que da a la imagen fotográfica una textura particular, muy pictorialista, en palabras de Guigon, y que permite al fotógrafo distanciarse de la grandilocuencia y la espectacularidad en sus imágenes. En la actualidad son pocos los creadores que trabajan con esta mirada, un procedimiento que tuvo a principios del siglo pasados varios adeptos, siendo uno de sus representantes más destacados al español José Ortiz Echagüe Puertas, fotógrafo de la generación del 98, que la utilizó en toda su obra artística, de 1906 a 1966.

El paseo fotográfico que nos propone Plossu se inicia por los tejados de la Barcelona de la plaza de la Mercè o las calles de la Plata o Avinyó donde el joven Pablo Ruiz Picasso inició su conquista del mundo del arte. Son los escenarios de algunos de sus pequeños óleos de madera. También podemos adentrarnos en la Llotja, la academia en la que dio clases don José Ruiz Blasco y donde asistía, entre otros alumnos, su hijo Pablo Ruiz. Tampoco falta la referencia gráfica al burdel de la calle Avinyó, allí donde nació el arte moderno al ser ese local motivo de inspiración de uno de los cuadros más revolucionarios del siglo XX. Plossu tampoco se olvida de la visita de un ya consagrado y casado Picasso a la Barcelona de 1917, con su paseo por el parque de atracciones del Tibidabo en compañía de su esposa Olga Khokhlova.

Gósul, en el Pirineo leridano, es donde el pintor se metió de lleno en el cubismo, donde encontró la nueva puerta por la que quería que entrara la pintura. Plossu nos permite conocer los paisajes que fascinaron al pintor e, incluso, la pensión en la que vivió durante un tiempo acompañado de Fernande Olivier.

Otro entorno natural que cautivó al genio fue Horta de Sant Joan, primero en el verano de 1898, invitado por su amigo Manuel Pallarés, y casi diez años más tarde, entre mayo y agosto de 1909, junto a Fernande. Plossu nos enseña esa naturaleza salvaje que tanto impresionó al pintor, así como la arquitectura casi cubista que impactó en sus estancias en aquel pueblo.

El viaje concluye en Cadaqués donde trabajó en 1910 Picasso, dejando una estela que está atrapada en estas fotografías.