El hospital para juguetes rotos de Barcelona

Hay un centro sanitario en el distrito de Gràcia de la Ciudad Condal donde no hay desfibriladores ni electrocardiógrafos pero sí tijeras, parches y agujas de coser. No hay enfermeros ni anestesistas, aunque sí restauradores y artistas. En el Hospital de les Joguines de Barcelona también hay pacientes muy particulares. Desde muñecos y peluches a puzzles y coches de juguete. Este mágico lugar es un centro de rehabilitación de juguetes regentado por la maquetista Noemí Batllori, quien ha tratado a más de 400 ejemplares de baja desde su apertura en 2017.

Este hospital barcelonés se dedica a "reparar, restaurar y dar una segunda vida a los juguetes rotos" bajo la filosofía de que demasiado frecuentemente "nos deshacemos de los juguetes rotos y viejos". "Queremos dar una respuesta de proximidad a los retos medioambientales de nuestra sociedad", apunta la entidad. En el centro se llevan a cabo diagnósticos de piezas malheridas y también hay donantes y receptores de órganos que posibilitan implantes y trasplantes, aunque lo que principalmente se respira en el quirófano de Batllori es una decidida apuesta por el consumo responsable de juguetes. No tratan a heridos de guerra, explica la propietaria del establecimiento en relación a su política contraria a los juguetes bélicos.

Este peculiar y original proyecto también lleva a cabo talleres de reparación con la intención de "educar en valores". Además de las técnicas de rehabilitación que emplea Batllori, el centro traslada su pasión por el mundo del entretenimiento a través de estas piezas, cada vez más reemplazadas por la electrónica y la virtualidad. El servicio de Unidad Móvil del Hospital, a su vez, se desplaza a colegios, centros cívicos y espacios de entretenimiento para descongestionar las listas de espera del hospital y ofrecer las herramientas necesarias para que se puedan atender las necesidades médicas de los juguetes enfermos sin necesidad de pedir consulta.