Juicio al clan de Los Manolos de la Mina: la tregua entre bandas gitanas era una farsa

El juicio que llegará para la cúpula del clan de Los Manolos, la familia que dominaba el tráfico de drogas en La Mina, demuestra que la famosa tregua entre bandas de la conflictiva zona era una farsa. Es consecuencia del tiroteo que hubo el año pasado en la plaza Camarón. Murió un vecino tras recibir varios disparos por la espalda.

La máxima edil de Sant Adrià del Besòs, municipio de la mayor parte de La Mina, Filo Cañete, pidió en ese momento más presencia policial en el barrio. Fue un episodio más de una larguísima serie de episodios violentos, casi siempre relacionados con el narcotráfico por parte de los clanes de etnia gitana. Parte de ellos afrontan ahora un juicio con condenas importantes.

El camino hacia el juicio empezó en 2019. El Tío Lolo, Manuel S.A., era considerado por los Mossos d’Esquadra el patriarca de Los Manolos. Él y el Tío Pijón, Juan A.M., eran los dos líderes, según las investigaciones hechas por los agentes, que, entre otras cosas, están acusados de cultivo y tráfico de marihuana y también de ataques a otros grupos criminales con el fin de quedarse el control del territorio y del negocio atemorizando todo el barrio.

Al año siguiente, los Mossos pusieron en marcha un dispositivo para desarticular un entramado criminal dedicado a cometer delitos violentos en el barrio, con un total de unos 500 agentes.

Aseguraron que habían podido decapitar la cúpula de Los Manolos. Ahora la Fiscalia de Barcelona ha presentado su calificación y pide penas de prisión para los líderes y algunos de los miembros de la banda que, en algunos casos, superan los 10 años de prisión. Para uno de ellos, Curro, Manuel S.B., la pena que pide la Fiscalía sube hasta los 22 años de prisión por organización criminal (2 años), salud pública (6 años), tenencia de armas de guerra (9 años) y blanqueo de capitales (5 años). En total, por todos los imputados que relacionan con las partes más altas de este clan piden más de 240 años de prisión.

Tras la redada y el citado tiroteo, a principios de 2021, los líderes de los clanes del barrio se reunieron para acordar un alto a las hostilidades. “Nunca existió. Era para hacer el papel”, opinaron los vecinos, hartos de la inseguridad en el barrio.

El clan de Los Manolos se erigió como principal sospechoso del asesinato, aunque nadie se atreve a apuntar abiertamente hacia ellos. Es el clan que se ha impuesto en los últimos años y domina el negocio de la droga en las calles que hacen de frontera entre Barcelona y Sant Adrià del Besós. Es difícil que la familia de la víctima recurra a algún tipo de venganza.