
Entrevista
"Junts y ERC están condicionando toda la política. Se ha exportado el procés a toda España"
Álex Ramos, nuevo presidente de Societat Civil Catalana

Con un 99% de los votos, Álex Ramos, hasta ahora vicepresidente, fue elegido nuevo mandatario de Societat Civil Catalana el pasado viernes. Firme contra el nacionalismo, Ramos apuesta por "la centralidad" y por la transversalidad de la entidad. Además, tiene una propuesta para esta nueva etapa: formar un consejo asesor para luchar por los grandes consensos.
¿Qué significa para usted asumir la presidencia de Societat Civil Catalana en este momento político y social en Cataluña?
Significa mucho, pero llevaré a cabo mi etapa con normalidad, continuidad, estabilidad. A pesar de que pueda parecer que el procés está más tranquilo, yo creo que somos más necesarios que nunca. Hay mucha tarea por hacer, además de la hecha desde el año 2014. En 2017 tuvimos un papel muy relevante al dar visibilidad al constitucionalismo, que estuvo ahí para dar la cara ante lo que creíamos un abuso político tremendo. Llevamos ya 11 años y somos la marca referente en el constitucionalismo. Lo que está sucediendo en Cataluña es un desgaste tremendo para todo el mundo, pero nosotros estamos ahí picando piedra cada día con algunos retos de futuro.
¿Qué retos de futuro? ¿Quiere dar la batalla en algún aspecto concreto?
Seguiremos con lo nuestro: transversalidad. No estamos con políticas de izquierdas o derechas. Somos una sociedad civil con un ADN de transversalidad y fiscalización del poder político y de sus intereses. Vamos a batallar por los derechos lingüísticos, por la neutralidad institucional, por el 25% de enseñanza del castellano en la educación y por el Estado de derecho. Estaremos atentos por si son necesarias grandes movilizaciones. Pero aparte de la estabilidad y la continuidad que queremos darle a SCC, sí que quiero dar pasos en esta nueva etapa. Aparte de decir no al independentismo, quiero que empecemos a ser propositivos. Quiero impulsar un consejo asesor con personalidades relevantes, de prestigio, transversales, de diverso signo, para darles el encargo de que centro izquierda y centro derecha puedan pactar una solución. En el terreno político, no pueden pactar porque están en la polarización del día a día, pero igual que en 2017 conseguimos que se sentaran el PSC, Ciudadanos y el PP, en esta época queremos encargarle a este gran consejo asesor una propuesta de gran centralidad política, parecida a una siguiente transición. El gran centro político tiene que decidir las cosas de Estado. No puede ser que el centro pacte con un extremo y quede la otra mitad de España fuera de la solución.

Y en este consejo asesor, o en general en las propuestas de la sociedad civil, ¿qué papel tiene que jugar el catalanismo no independentista?
Es una parte más de la sociedad, y tenemos que escuchar a todas las partes. La sociedad civil no es sectaria, tenemos que escuchar a todo el mundo. Creemos que la solución está en el gran centro, pero escucharemos a todas las parcelas que tengan algo que aportar. Lo que queremos son grandes consensos más allá de que los partidos solo piensen en quién gobierna y en mantener una estructura, quedando atrapados en el día a día sin visión a medio o largo plazo.
Usted es médico. El Colegio Oficial de Médicos de Barcelona lo despidió en 2020 y usted alegó que fue por su activismo contra el independentismo. ¿Por qué?
Esta situación está ocurriendo en Cataluña desde los años 80, desde que el nacionalismo ha ostentado el poder de una forma sutil. Si tú has sido molesto con el mainstream y con el poder nacionalista catalán, puedes salir muy perjudicado. En mi caso, en 2017, por haber tenido una gran visibilidad en las grandes movilizaciones constitucionalistas, se me consideraba el enemigo en casa en el Colegio de Médicos y me empezaron a acosar. Tuve que poner una demanda porque las cosas no cambiaban. Intentaron hacer un despido objetivo poniéndome un detective privado para que pareciera que era un despido laboral. Cinco minutos antes de entrar en el juicio, ellos aceptaron que era un despido improcedente e intentaron liquidarlo con una indemnización. El fondo de la cuestión se dirimirá este año, pues les he interpuesto una demanda de tipo penal por discriminación ideológica para que haya represalias. Aporto pruebas y aporto testimonios. Creo que se tiene que hacer para que no haya impunidad en Cataluña y que en el futuro no haya otras personas de la sociedad civil que porque se dediquen al activismo político altruista sean represaliados desde una entidad. Durante 40 años ha sido así en Cataluña. Muerte civil a la gente que se rebelaba contra el nacionalismo.
¿Qué sentido tiene hoy SCC que el independentismo está más débil que nunca?
SCC sigue teniendo todo el sentido del mundo. No se trata de que parezca que está más calmado el tema. Los problemas no solamente existen cuando son muy evidentes. Hay tres partidos en Cataluña que tienen la pulsión de hacer lo mismo que hicieron en 2017, lo que pasa es que ahora no pueden. Están débiles porque el Estado actuó reprimiendo las conductas delictivas. Por eso no lo hacen, pero si pudieran, lo harían. Así que nadie se puede colgar medallas ni decir "gracias a que ahora estoy yo gobernando, las cosas están más tranquilas". La política del contentamiento no sirve, los nacionalistas nunca tienen bastante y quieren todo el poder. Cada cesión hace que estén más cerca de su objetivo, su estado propio. Pero, antes, hacen nation building. Llevan tiempo haciendo una política de ingeniería social. Además, siete diputados de Junts de un señor que está en Waterloo y ERC tienen más peso que el presidente de la Generalitat. Junts y ERC están condicionando la política catalana y la política española. Hemos exportado el procés a toda España. Hemos enmarronado toda la política española con un tema que nació en Cataluña. En definitiva, estamos contentos con que haya un presidente de un partido no independentista, pero nos sabe mal que esté condicionado y pacte con quien pacta. Por lo tanto, SCC tiene mucho sentido, pues aunque el nacionalismo esté soterrado, ahí está.
¿Entonces no ha vuelto la normalidad a Cataluña como dice Illa?
Para nosotros es un paso adelante que Illa haya ganado las elecciones y esté gobernando. Estamos contentos y tenemos buena relación con él. Pero están hipotecados y condicionados. Nosotros siempre hemos dicho que la política del contentamiento no sirve, y que desde el año 2017 fue el Estado el que actuó. Así que nadie puede ponerse medallas.
¿Cómo valora los pactos y cesiones del PSC y del PSOE con el independentismo? ¿Se puede seguir considerando al PSC como un partido constitucionalista?
Son constitucionalistas, sí. Otra cosa es que estén concediendo políticas para seguir en el poder. Pero eso lo tienen en el ADN todos los partidos. Cuando están en la oposición quieren llegar cómo sea, y cuando están ahí no se van ni con agua caliente, ni unos ni otros. Pero nosotros, independientemente de lo que cada uno pueda votar, no nos dedicamos a políticas de un lado o de otro, solo combatimos el procés y el nacionalismo. Creemos que el PSC y el PSOE siempre han sido constitucionalistas, pero no estamos de acuerdo con que se estén concediendo indultos, amnistía o en el concierto económico.
¿Y qué papel juegan los otros partidos constitucionalistas?
Para nosotros siempre ha sido fundamental la colaboración entre los dos grandes partidos, del centro derecha y del centro izquierda. Creemos en los grandes consensos y en los grandes pactos, aunque después cada uno haga sus políticas. No queremos meternos en la dinámica de los partidos. Lo único que queremos es que el PSOE y el PP pacten grandes políticas en el tema territorial y en el tema de los derechos. A los demás partidos también les vota gente y hay que respetarlos, solo faltaría, pero no nos parece bien que el centro pacte solo con los extremos y deje de lado a la mitad de España. El centro derecha mira solo a su ala radical, y el centro izquierda pacta con su ala radical o con los independentistas. Eso es pan para hoy y hambre para mañana, porque puedes resolver alguna coyuntura política puntual, pero generarás una dinámica que se te volverá en contra en un momento u otro, porque además tienes crispada a la otra parte. En esta nueva etapa apostaremos por los grandes pactos
SCC es la acción popular en el Tribunal de Cuentas y en el Tribunal de Justicia de la UE en casos relacionados con la malversación del ‘procés’. ¿Cuáles son los principales argumentos que están presentando y qué expectativas tienen sobre el fallo?
La malversación de caudales públicos que hubo en el procés no cabe en la amnistía. Y en Europa no pasa. Como se ha podido ver, tenemos también una labor de ámbito jurídico. No es que nos apetezca, pero si hay gente que mira para otros lados, pues lo tiene que hacer la sociedad civil. Si no, no lo haría nadie.
Hace poco llevaron ante la justicia irregularidades de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (Catalunya Ràdio y TV3), irregularidades que ya están siendo investigadas. ¿Creen que Illa debería meter mano en TV3?
Tenemos la sensación de que TV3 todavía va por libre, como si hubiera otro partido en el gobierno. Yo creo que el Govern tendría que intervenir en el modus operandi de TV3 y Catalunya Ràdio para que no sea una maquina de nation building, de generar nacionalismo, de ir en contra de España todo el día. Eso no corresponde. El gobierno de la Generalitat tiene que ser de todos los catalanes, no puede ser solo de la parte independentista TV3 es para todos, no de los separatistas. Además, las irregularidades que comentas las han admitido a trámite y nos alegra.
Usted coordinó las manifestaciones de 2017. En aquel momento Cataluña estaba en un momento crítico. ¿Cree que sería posible volver a sacar a un millón de personas a la calle, o actualmente el catalán no independentista no ve tanto peligro como en aquel entonces?
El contexto actual es distinto al de 2017. En aquel momento, la situación era mucho más crítica y requería respuestas igualmente contundentes. Ahora estamos en una etapa más crónica, menos abrupta, y por eso no parece necesario movilizar a tanta gente. Sin embargo, si hiciera falta, estoy convencido de que habría una respuesta muy potente. Seguimos ahí, preparados para actuar si es necesario, como ya hicimos en 2017. No representamos a ninguna entidad política; somos un movimiento transversal. Aunque ahora no se perciba una amenaza tan intensa, no podemos dormirnos. Seguimos siendo tan necesarios como entonces.
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