Religión
Una mirada hiperrealista no acta para sensibles de la pasión de Cristo llega a Barcelona
Una exposición trata de recrear con mucho realismo cómo fue la pasión y muerte a partir de la sábana santa
No es habitual que una exposición, sobre todo de carácter inmersivo, una moda que se está extendiendo demasiado, se presente en una espacio como el de una iglesia en Barcelona. Esa excepcionalidad es la que encontramos desde ayer en Santa Maria del Pi en una propuesta que ahonda en uno de los grandes enigmas de todos los tiempos, como es el de la sábana de Turín, la reliquia más importante de la que se tiene noticia.
«The Mistery Man» cuenta la historia de la sábana dejando de lado todas las dudas sobre la autenticidad de la pieza, sobre todo los tres estudios de radiocarbono que en 1988 llevaron a cabo laboratorios especializados de Oxford, Zúrich y Túcson (Arizona), los mismos que determinaron que la tela era de época medieval.
En la experiencia inmersiva el recorrido se inicia con algunos elementos que nos ayudan a reconstruir cómo fue la pasión y muerte de Cristo camino de la cruz, un camino que sigue hasta llevarnos a una reconstrucción de lo que habría sido su tumba. De esta manera, según los responsable de «The Mistery Man» puede tenerse una idea del contexto histórico en el que tuvieron lugar todos estos hechos.
Un par de esculturas del desaparecido autor Ricardo Flecha Barrio nos ayudan a visualizar de manera realista cómo fue el calvario, con una interpretación bastante sangrienta de la piedad, con una Virgen María madura que mete los dedos en las heridas abiertas que han dejado en el cuerpo sin vida de su hijo.
La muestra sigue después del viaje de la sábana hasta llegar a Europa, así como la iconografía que se creó alrededor del protagonista de la tela.
Uno de los hechos que revolucionaron los estudios de la sábana de Turín fue una fotografía realizada por Secondo Pia. Tras superar algunas dificultades logró tomar unas placas de la tela. Al revelarlas saltó la sorpresa. La imagen, vista como negativo, mostraban lo que de alguna manera resultaba ser una fotografía de Jesucristo. Este es uno de los aspectos que se resaltan en la muestra en la basílica de Santa Maria del Pi con la presencia de una cámara parecida a la que usó Secondo Pia.
La muestra no olvida las muchas y variadas lecturas que se han hecho del rostro de Cristo a lo largo de la historia, algo que se visualiza con la proyección de algunos retratos, como los del maestro anónimo de Taüll, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci o El Greco, entre muchos otros.
Pero probablemente la sala que más expectación y asombro causa sea la que contiene una escultura hiperrealista del cuerpo de Jesucristo muerto, con las numerosas heridas que acabaron con su vida, las mismas que aparecen en la sábana de Turín. Realizada con silicona y látex, además de con cabellos y dientes reales, se presenta en una sala acompañada de la única reproducción facsímil que se ha permitido realizar hasta la fecha de la reliquia. La exposición de las dos piezas en un espacio adecuadamente iluminado y entre paredes blancas causan un gran impacto en cualquiera, tanto que antes de adentrarnos en él se nos advierte que su carácter realista puede herir la sensibilidad de algún que otro visitante. Es como si fuera la famosa película de Mel Gibson sobre esos hechos, pero en escultura.
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