Reunión ejecutiva

Puigdemont, entre la ruptura blanda y la ruptura dura con el PSOE

Junts se debate entre los presupuestos, la moción de censura o mantener el estatus actual

Puigdemont cita el lunes a la cúpula de Junts en Perpiñán (Francia) para decidir si rompen con PSOE
La cúpula de JuntsEuropa Press

Carles Puigdemont ha convocado este lunes a la dirección de Junts per Catalunya (Junts) en Perpiñán para abordar la que puede ser una de las decisiones más determinantes de la legislatura: si mantener el apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez o romper definitivamente con el PSOE. La reunión, que se celebra a puerta cerrada en la ciudad francesa donde reside el expresident, busca definir la posición del partido tras semanas de tensión por lo que los dirigentes independentistas consideran incumplimientos reiterados del llamado “acuerdo de Bruselas”, base del pacto de investidura.

El encuentro, al que asisten los principales miembros de la ejecutiva, tiene tres posibles salidas sobre la mesa. La primera, una ruptura dura, que implicaría retirar el apoyo al Ejecutivo y no descartar mecanismos como una moción de censura o una reconfiguración de alianzas en el Congreso. La segunda, una ruptura blanda, que pasaría por bloquear iniciativas clave del Gobierno —como los Presupuestos Generales del Estado— sin romper formalmente los canales de diálogo. Y la tercera, la más continuista, consistiría en mantener el pacto a la espera de que el PSOE dé pasos concretos en las materias pendientes, especialmente en la aplicación de la ley de amnistía, competencias en inmigración y en el reconocimiento de las competencias lingüísticas y fiscales reclamadas por Junts.

La dirección de Junts tiene previsto someter la decisión final a consulta de la militancia, que podría iniciarse esta misma semana. Fuentes del partido señalan que el debate en Perpiñán no solo busca fijar una estrategia ante Madrid, sino también “reafirmar el liderazgo político de Puigdemont” en un momento en que crece el malestar interno por la pérdida de influencia de la formación en Cataluña frente a ERC y el PSC.

El contexto político no puede ser más tenso. Desde el entorno de Puigdemont se acusa al PSOE de “incumplir sistemáticamente” los compromisos firmados en Bruselas, en especial aquellos relacionados con la internacionalización del conflicto catalán y la mediación europea. En Moncloa, sin embargo, tratan de restar dramatismo. Pedro Sánchez ha asegurado que el Gobierno “está cumpliendo todo lo que está en su mano” y que el diálogo con Junts “seguirá cuando toque”, evitando entrar en confrontación directa con el expresident.

El calendario añade presión. En pocas semanas comenzará la negociación de los Presupuestos de 2026, y la posición de Junts será clave para que el Ejecutivo pueda aprobar las cuentas. La posibilidad de una ruptura, incluso parcial, amenaza con poner en riesgo la estabilidad parlamentaria de la legislatura, que depende del apoyo de fuerzas nacionalistas e independentistas.

La reunión de Perpiñán también tiene una fuerte carga simbólica. Puigdemont ha escogido de nuevo territorio francés, a pocos kilómetros de la frontera catalana, como escenario político. Allí ya protagonizó en 2020 un acto multitudinario de reafirmación independentista y, desde entonces, el lugar se ha convertido en un punto de referencia para las decisiones estratégicas del partido. Hoy, el expresident intenta recuperar ese impulso en un contexto político muy distinto, marcado por la fragmentación interna del independentismo y por un PSOE que trata de sostener su mayoría con equilibrios cada vez más precarios.

Según adelantaron fuentes cercanas a la dirección de Junts a varios medios, la reunión no concluirá con un anuncio inmediato. Se prevé una declaración pública a media tarde, una vez se haya acordado la hoja de ruta que después se consultará con la militancia. Los resultados de esa consulta —si finalmente se convoca— podrían conocerse antes del fin de semana.

El desenlace definirá no solo el rumbo de Junts, sino también la continuidad del Gobierno de Pedro Sánchez. Una ruptura total podría abrir una crisis parlamentaria sin precedentes, mientras que una posición intermedia permitiría mantener una cierta interlocución a cambio de nuevas concesiones. De momento, Puigdemont y su entorno guardan silencio. En Perpiñán, el independentismo debate hoy si la legislatura sigue viva o si ha llegado al punto de no retorno.