Nuevo equipamiento

El refugio del bandolero que se hizo museo de arte

Un nuevo espacio expositivo se prepara para abrir sus puertas el próximo 1 de julio en Barcelona

Una imagen del nuevo espacio museo gráfico
Una imagen del nuevo espacio museo gráficoLa Razón

En un momento de crisis, la apertura de un nuevo espacio museístico no es solo una buena noticia sino que también parece un milagro. El próximo día 1 de julio, Barcelona verá nacer una nueva institución que apuesta por la cultura. Se llama Mater, la Casa Museu de la Plaça de l´Oli y su presentación en público viene de la mano de una exposición que trata de explicar la vida artística del barrio en el que se inaugura este museo. La muestra lleva por nombre algo parecido a una declaración de intenciones: «Ultralocal. L’art a La Ribera, Sant Pere i Santa Caterina des dels 70 fins el nou segle».

Pero si la exposición, como veremos, es singular, igualmente lo es el espacio que alberga al Mater, la Casa Museu de la Plaça de l´Oli. Anteriormente dentro estuvo la conocida galería Joan de Serrallonga, en el número 4 de la calle de l’ Oli, (junto a Mercaders 15), en el barrio de Santa Caterina, (Ciutat Vella) de Barcelona. La finca es el testimonio de 700 años de arquitectura doméstica en Barcelona que define lo que ha sido la evolución del inmueble: desde el románico, de la segunda mitad del siglo XIII, pasando por los siglos XV, XVII hasta nuestros días. En este sentido son visibles las técnicas constructivas y materiales empleados, en su mayor parte piedras procedentes de las canteras de Montjuïc.

Otro de los atractivos del edificio es el hecho de residir dentro del tejido de lo que podríamos definir como la Barcelona medieval, lo que viene a ser por sí misma una obra de arte que merece ser visitada con un itinerario de elementos arquitectónicos explicados por el historiador Reinald Gonzàlez de Veclus, como podrá constatar quien se acerque a la Casa Museo de la Plaça del Oli. Es una impresionante finca de mediados del siglo XIII, que cuenta con un patio central en el que convergen tres edificios, las crujías y los arcos de las distintas salas, las bovedillas cerámicas del forjado superior, los arcos de piedra, su lonja medieval y un gran arco rebajado de dovelas de piedra con moldura cóncava, en cuyas impostas se hallan sendas figuras esculpidas de ángeles con escudos. La obra de remodelación y acondicionamiento ha estado dirigida por la arquitecta y directora del Museo Valentina Asinari di San Marzano.

El edificio tampoco reniega de un pasado curioso como es el de haber sido alojamiento del mítico bandolero Joan de Serrallonga. Aquí es donde se escondía cuando era buscado por las autoridades, especialmente los soldados de Felipe IV, tras alguno de sus conocidos golpes. Serrallonga, a medio camino entre la historia y la leyenda, pese a su cuidado, finalmente fue apresado y sentenciado a morir en la horca, algo que finalmente se cumplió en enero de 1634, en Barcelona.

Además de la aventura de Serrallonga, esta zona ha sido escenario de no pocas experiencias de corte artístico en los últimos años. Eso es lo que se quiere explicar en la exposición temporal «Ultralocal L’art al barri de La Ribera, Sant Pere i Santa Caterina des dels 70 fins el nou segle». Estamos ante el resultado de una laboriosa investigación sobre la historia del arte del barrio, llevada a cabo y comisariada por Alexia Sinoble. Con ella, la Casa Museu de la Plaça de l’Oli rinde tributo a su entorno vinculado con la creatividad artística de la última treintena del siglo XX. Gracias a la implicación de artistas, galeristas y coleccionistas que desde los años 70 han formado parte integrante del barrio y han cedido su obra para esta ocasión, quien se acerque a este centro verá obras de Robert Llimós, Francesc Artigau, Marcos Palazzi, Maïs Jorba, Sergi Aguilar, Kima Guitart, Ocaña, Leopold Samsó, Francesco Volsi o Miralda.