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La silla de alcalde de este pueblo catalán está maldita
En el municipio de 200 habitantes han salido adelante tres mociones de censura en ocho años

Una moción de censura no es algo muy habitual en el sistema político español. En el Congreso de los Diputados se han presentado, desde la transición, un total de seis mociones de censura, prosperando únicamente la de 2018 impulsada por el PSOE contra Mariano Rajoy. En el Parlament de Cataluña, en cambio, ninguna de las cuatro mociones presentadas a lo largo de la historia ha sido aprobada.
Sin embargo, un pequeño pueblo catalán situado en Girona y con apenas 200 habitantes, se ha convertido en protagonista de una saga política digna de una serie de televisión. En Setcases, que tan solo cuenta con cinco concejales, han salido adelante tres mociones de censura en ocho años.
En diciembre de 2017, el alcalde del PSC, Carlos Fernández, fue víctima de una moción de censura promovida por miembros de su propio partido. Anna Vila, hasta entonces teniente de alcalde y regidora de Medio Ambiente, se convirtió en la nueva alcaldesa por tres votos a favor y uno en contra. Fernández ni siquiera asistió al pleno en el que se confirmó su destitución.
La segunda moción fue promovida por el que hasta hace unos días era el alcalde de Setcases, Joan Casadevall. Anna Vila fue destituida de su cargo por el mismo mecanismo que la llevó al poder.
La última y más reciente moción tuvo lugar ayer, 31 de marzo, cuando Joan Casadevall fue destituido como alcalde. Francesc Marcer, su propio socio de gobierno, asumió la alcaldía con el apoyo de otros dos ediles. Argumentaron una “falta de diálogo” de Casadevall y una “inexistente colaboración efectiva”.
Las constantes disputas internas y cambios de liderazgo han llevado a que la alcaldía de Setcases sea vista como una posición “maldita”, donde la continuidad en el cargo parezca una excepción más que la norma.
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