Salud e IA

Vall d'Hebron y Siemens lideran un proyecto que aspira a reducir un 25% la discapacidad en pacientes con ictus grave

UMBRELLA es la iniciativa impulsada por un consorcio europeo que, mediante soluciones de Inteligencia Artificial y tecnologías digitales, pretende mejorar y optimizar la atención al ictus en Europa

El ictus se produce cuando el flujo sanguíneo al cerebro queda bloqueado por un coágulo (isquémico) o por la rotura de un vaso sanguíneo (hemorrágico). Una vez aparecen los síntomas, el diagnóstico precoz y tratamiento temprano son cruciales para prevenir daños cerebrales irreversibles y, en última instancia, evitar la muerte, así como también son claves la prevención del ictus recurrente o la rehabilitación a largo plazo.

En este sentido, cabe recordar que más de un millón de personas sufren un ictus en Europa cada año, un periodo en el que se producen unas 460.000 muertes por este motivo, y entre las que sobreviven a este episodio, un número importante, que gira en torno a los 10 millones de personas, sufre secuelas a largo plazo. De hecho, el ictus es una de las principales en causas de discapacidad en adultos en Europa.

Y eso supone un gran reto para los sistemas sanitarios, que en 2017 tuvieron que hacer frente a cerca de 60.000 millones de euros de costes de atención por ictus solo en la Unión Europea.

En este contexto, es clave un proceso asistencial sin fisuras, sin embargo la realidad es que éste cuenta con carencias significativas. En el manejo de estos pacientes y durante el abordaje del ictus intervienen muchos profesionales y no siempre es fácil la coordinación y comunicación entre todos ellos.

Con el fin de subsanar estas carencias y mejorar la atención a estos pacientes, se ha puesto en marcha el proyecto UMBRELLA bajo la dirección de Vall d'Hebron Instituto de Investigación /VHIR) en el ámbito clínico y Siemens Healthineers como líder industrial, el cual reúne a un consorcio formado por 7 hospitales de primer nivel de España, Italia, Bélgica, Suiza, Alemania y los Países Bajos, infraestructuras europeas de investigación y más de 20 organizaciones privadas.

“Se trata de una iniciativa que parte de la medicina basada en los datos, no solo en suposiciones, para implementar una serie de soluciones que permitan acelerar y mejorar el diagnóstico, el tratamiento, el manejo y la prevención del ictus de forma holística, es decir durante todo el proceso, desde la ambulancia, pasando por el hospital, hasta el seguimiento del paciente y la rehabilitación”, explica el doctor Carlos Molina, jefe del grupo de Investigación en Ictus del Vall d'Hebron Instituto de Investigación y coordinador científico del proyecto.

Con el apoyo del IA

La idea se concreta en la creación de una estructura digital que preserve los datos de los pacientes para su integración en una base de datos y esto permitirá entrenar modelos predictivos con los que se podrá hacer una medicina más personalizada, gracias a la cual será posible saber cuál es el mejor tratamiento para cada pacientes y en cada momento.

En definitiva, esta herramienta se basa en lo que se conoce como aprendizaje federado, un proceso que Molina califica de “único”. “En los diferentes centros que participan en el proyecto, los datos que genera cada paciente, tanto durante la fase prehospitalaria, como durante la hospitalaria y la posthospitalaria, se integran en una plataforma local y gracias a éstos, localmente, se entrenan algoritmos que nos permiten predecir la respuesta a distintos tratamientos o cuál es la mejor forma de tratar a cada paciente”, detalla el doctor.

Una vez se ha producido este proceso a nivel local, “estos aprendizajes viajan a los distintos hospitales para seguir aprendiendo a partir de los datos de estos centros”, indica Molina, para a continuación hacer hincapié en que “es el algoritmo el que viaja, no los datos de los pacientes, que se quedan en los hospitales para garantizar su protección y seguridad”.

A modo de ejemplo, el doctor indica que “el algoritmo para de una red local a una federada y empieza su viaje: viene a Vall d'Hebron, entra en su base y navega en sus datos, aprende de esta base y, con lo aprendido, se va a Hamburgo y allí también navega y aprende y esto va nutriendo un modelo de Inteligencia Artificial central, una nuevo algoritmo agregado, que al final es tan robusto porque ha aprendido de distintas fuentes sin exponer los datos”.

Una revolución

Y tras cinco años viajando y aprendiendo, en 2029, concluirá este proyecto y sus resultados impulsarán la creación de unos circuitos nuevos, de nuevas vías para tratar a los pacientes que ya no serán las convencionales. “Gracias a UMBRELLA, podremos predecir el riesgo de que un paciente vuelva a sufrir un ictus, sabremos cuál es la probabilidad de buena o mala respuesta a un tratamiento, acortaremos los tiempo de diagnóstico y tratamiento, tendremos capacidad para predecir la adherencia de cada paciente a la terapia”, enumera Molina, quien asegura que con este proyecto “estamos pasando de una medicina preventiva a una medicina predictiva”

En definitiva, UMBRELLA, “es un proyecto que está revolucionando el tratamiento del ictus en Europa, cambiará las guías clínicas y tendrá impacto en millones de personas”. Así por ejemplo, se espera que permita reducir en un 25% la discapacidad de los pacientes con ictus más grave.

Tal es el potencial de este proyecto, financiado por Innovative Health Initiative, que es el resultado de la colaboración entre el programa Horizon Europe de la Unión Europea y asociaciones industriales (14,8 millones de euros), y otros socios industriales (12,1 millones), que desde Canadá, Estados Unidos y Australia ya han mostrado su interés por formar parte del mismo. Al respecto Molina ya avanza que “el siguiente objetivo es hacer de UMBRELLA un proyecto global”