Delincuencia
Vídeo: brutal intento de robo, en primer plano, en Barcelona
Un vídeo de un intento de robo ha vuelto a viralizarse
Un nuevo vídeo se ha hecho viral en la cuenta de wallstreetwolverine, y vuelve a colocar el foco sobre la seguridad en las calles de Barcelona. En las imágenes, grabadas en formato selfie, se ve a un hombre caminando por una calle mientras registra en primer plano su rostro. A los pocos segundos, un individuo que circula en patinete —aparentemente de origen magrebí— aparece por detrás y le pega un tirón a la cadena dorada que lleva en el cuello.
Las imágenes muestran unos instantes de forcejeo, tensión y desconcierto. Finalmente, el ladrón desiste y huye sin botín, pero el susto queda grabado y la sensación de vulnerabilidad del viandante —y de quienes ven el vídeo— se impone por encima de los hechos.
Inseguridad real o percepción amplificada
El caso vuelve a poner sobre la mesa un problema que Barcelona arrastra desde hace años: la brecha entre la delincuencia real y la sensación ciudadana de inseguridad. Una parte de la población percibe que la impunidad y la multirreincidencia siguen campando a sus anchas, especialmente en delitos contra el patrimonio como hurtos o robos violentos.
Sin embargo, los datos oficiales muestran una tendencia diferente. En el distrito barcelonés de Ciutat Vella —históricamente el más problemático del país— los delitos han caído un 13,3% entre octubre de 2024 y septiembre de 2025, pasando de 44.430 a 38.513. La tasa de resolución de casos ha subido hasta el 46,7%, cuatro puntos más que el período anterior.
“Los datos son fruto de una estrategia clara, con más presencia policial y un trabajo conjunto entre Mossos d’Esquadra, Guardia Urbana y Ayuntamiento”, destacó Albert Batlle, teniente de alcalde de Seguridad, tras la Junta Local de Seguridad del distrito.
Ladrones multirreincidentes: el gran desafío
Aunque el balance es positivo, las autoridades admiten que la multirreincidencia sigue siendo el principal reto, especialmente en los hurtos que representan el 68,6% de los delitos contra el patrimonio en Ciutat Vella. Los robos con violencia o intimidación, que suponen el 10,2%, han caído un 6,5% respecto al año anterior.
La presión policial también se ha centrado en el narcotráfico, con 51 puntos de venta desmantelados desde enero y 72 detenidos vinculados a estas operaciones.
En paralelo, la Policía Nacional ha intensificado la lucha contra la delincuencia extranjera multirreincidente. En las últimas horas ha ejecutado la expulsión de 16 individuos con múltiples antecedentes, dentro de una operación que refuerza el mensaje de “tolerancia cero” que las administraciones impulsan desde 2023.
Solo entre enero y junio de 2025 se han contabilizado 265 expulsiones, un 48% más que en el mismo periodo de 2024, acumulando entre todos cerca de 6.000 detenciones previas. Estas cifras se enmarcan en el plan Kanpai, que Interior ha puesto en marcha con el objetivo de combatir específicamente la delincuencia urbana reiterada.
Dos años de descenso de la delincuencia en Barcelona
Más allá de Ciutat Vella, Barcelona encadena dos años consecutivos de descenso de la delincuencia, un cambio que coincide con la llegada del PSC tanto al Ayuntamiento como a la Conselleria d’Interior. El nuevo ciclo político ha colocado la seguridad en el centro de la agenda, marcando distancias con etapas anteriores en las que los propios mandos policiales denunciaban falta de recursos y poca coordinación.
La Guardia Urbana ha reforzado sus patrullas —uniformadas y de paisano— en 38 puntos durante el día y 24 por la noche, mientras los Mossos d’Esquadra duplicaron efectivos en febrero con el Pla Confiança, enfocado en frenar hurtos y robos violentos.
Además, Ayuntamiento y Fiscalía ultiman un acuerdo pionero para crear una unidad de la Guardia Urbana adscrita a la Fiscalía, lo que permitirá agilizar investigaciones y reforzar la respuesta judicial a los delitos reincidentes.
Una ciudad más segura, pero aún con miedo
El vídeo viral del intento de robo en patinete sintetiza una situación paradójica: Barcelona es hoy objetivamente más segura que hace dos años, pero la sensación de inseguridad sigue instalada en buena parte de la ciudadanía. El miedo al robo, la convivencia con situaciones incívicas y la percepción de impunidad mantienen viva la desconfianza, incluso cuando las estadísticas muestran mejoras sostenidas.
El reto de las administraciones, reconocen tanto Mossos como el Ayuntamiento, es doble: seguir reduciendo la delincuencia real y cerrar la brecha emocional entre lo que ocurre y lo que se percibe. Un desafío en el que las imágenes virales —como la del hombre caminando por Barcelona con su cámara en mano— juegan un papel determinante en la construcción del relato público.