Ciencia
El animal cuya orina huele exactamente a palomitas con mantequilla
A veces un olor nos recuerda a otro y decimos que algo huele a otro algo, pero cuando afirmamos que la orina de binturong huele a palomitas con mantequilla es porque el compuesto que le da su característico olor es exactamente el mismo.
Imagínate caminando por las selvas del Sureste Asiático. Puedes imaginar el calor y la humedad asfixiando tu piel. Posiblemente evoques el piar de un centenar de pájaros y el murmullo de algún riachuelo cercano. La frondosa vegetación cruza en tu camino grandes y gruesas hojas, ocultando el mundo tras una maraña de verde. Ahora bien, mantén esa imagen bucólica en tu cabeza y añade algo más. Desde alguna parte de la selva, un rastro de olor se ha abierto camino hasta tu nariz. Al principio te desconcierta y te cuesta aceptar lo que estás oliendo, pero en apenas unos segundos su intensidad crece y ya no cabe duda, allí, en medio lejos de la civilización y rodeado de naturaleza tu cerebro lo tiene claro: huele a palomitas con mantequilla.
No se trata de una fantasía, pero tampoco de palomitas de verdad. No hay ninguna casa de comidas cerca y, por supuesto, tampoco un cine. El verdadero origen del olor es, en realidad, un animal. Si pudiéramos verle entre las muchas hojas que tapan el cielo, descubriríamos a un extraño mamífero, con un aspecto a medio camino entre un gato y un oso. Su pelo ni largo ni corto, grueso, revuelto y plagado de canas le dan el aire de un anciano sabio, de esos que en las historias viven aislados de todo, sin hacer demasiado ruido y abrazando el ascetismo. Conocemos a este animal por el nombre de binturong o manturón (Arctictis binturong) y su olor a palomitas con mantequilla ha atraído la atención de los científicos.
La escrupulosa higiene del binturong
Normalmente, el resto de las especies de su orden (Carnívora) como perros, leones, osos, hurones, etc. Utilizan el olor para comunicarse, produciendo feromonas a través de glándulas especializadas o, directamente, en su orina. Con ellas dejan su firma, como diciendo “yo estuve aquí y esto es mío”, así pues, parece razonable que un olor tan característico tenga el mismo propósito: marcar el territorio.
Partiendo de esta idea, resulta que el binturong tiene una rutina bastante curiosa para dejar su aroma allí por donde va. Primeramente, se acuclilla, y cuando está cómodo abre las compuertas. La orina comienza a fluir, pero no solo sobre el suelo, sino sobre sus patas y su cola, empapándolas. Literalmente, el binturong se orina encima, algo que encaja extrañamente bien con su aspecto desastrado. Y bueno, eso es todo, la biomecánica hará el resto, haciendo que según se desplaza, las patas impregnen el suelo y la pendulante colase restriegue contra hojas, ramas, tallos o, por qué no, otros binturongs.
Así pues, todo encaja bastante bien y podemos hacernos una idea de dónde buscar el misterioso compuesto que le da tan característico olor.
Encuentra la única semejanza
Un equipo de investigación liderado por Christine Drea decidió buscar la respuesta tomando muestras de orina y de distintas secreciones urinarias. Evidentemente, en esos fluidos había una lista enorme de sustancias diferentes, pero había pistas para encontrar entre ellas a la culpable. En primer lugar, cada individuo parecía tener su propio cóctel, pero el aroma era común a todos, machos, hembras, jóvenes y adultos. Por lo tanto, era de esperar que la sustancia responsable, fuera la que fuese, estuviera en todas y cada una de las muestras. Siguiendo estos criterios, nada parecía concluyente en las muestras de secreciones glandulares, no obstante, la orina ofrecía un resultado bien distinto. De entre todas las sustancias que en ella se arremolinaban, solo una estaba presente en los 26 binturongs estudiados, fueran machos o hembras.
Otra pista a favor es que se trata de una sustancia relativamente estable de tal modo que su olor perdura cierto tiempo. De otro modo, habría sido un marcador territorial bastante inútil. El nombre de la sustancia en cuestión es 2-Acetyl-1-pyrroline (2-AP) y, curiosamente, está presente también en las palomitas con mantequilla. Todo apunta a que se trata de la causante de ese olor tan característico, porque, de hecho, parece que no está presente en muchos otros animales, al menos no en cantidades tales como las del binturong.
La gran cuestión, ahora que la hemos localizado, es saber cómo consigue producirla este mamífero, y la respuesta no parece sencilla.
El calor de un horno
Muchos animales “roban” compuestos de aquello de lo que se alimentan, pero ese no parece el caso de la 2-AP. En el pienso que recibían los animales del estudio no había rastros de dicha molécula. Podemos suponer que, aunque se trata de animales eminentemente herbívoros, los binturongs en cautividad pudieron haber complementado su dieta cazando algún que otro ratón, pero estos no poseen 2-AP en cantidades suficientes como para explicar los niveles encontrados en los binturongs.
Y aquí es donde llega el problema, porque si no lo obtienen directamente del medio, tenemos que suponer que son ellos quienes sintetizan esta molécula, y no estamos seguros de cómo es esto posible. En el caso de las palomitas son necesarias temperaturas realmente elevadas para que sus compuestos se combinen con los de la mantequilla en la llamada reacción de Maillard. Temperaturas que ningún mamífero puede (ni debe) alcanzar. Esto ha hecho que algunos medios planteen la situación como un imposible, dándole un aire de misterio injustificado. Es cierto que no sabemos cómo soluciona este problema, pero tenemos sospechas.
La temperatura no es la única forma de obtener la 2-AP. La respuesta podría estar en un tipo de bacteria llamada Bacilus cereus (el más frecuente causante de gastroenteritis tras comer arroz frito en un restaurante chino) El Bacilus cereus puede sintetizar 2-AP sin recurrir a altas temperaturas. Es más, sabemos que está presente en la microbiota intestinal de muchos organismos, conviviendo en paz con nosotros. La verdadera duda es si el binturong es uno de esos hospedadores del Bacilus cereus.
Ahora podemos volver, tranquilamente, a nuestro vergel mental en el sureste asiático. El olor a palomitas con mantequilla sigue siendo extraño y es difícil sentirlo como algo natural, como algo tan auténtico como los árboles y el piar de los pájaros, pero lo es. Ahora sabemos que posiblemente un binturong ande cerca, restregando sus empapadas patas por doquier y podemos empezar a preguntarnos si no son acaso las palomitas con mantequilla quienes imitan el olor del animal. A fin de cuentas, las palomitas tienen 3600 años de antigüedad una parpardeo comparado con lo que lleva existiendo el binturong. Así que, tal vez no debas extrañarte de que la selva del Sureste Asiático pueda oler a palomitas con mantequilla, sino de que tu cine huela a orina de binturong.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Todavía no se sabe exactamente cómo sintetiza el binturong el compuesto que huele a palomitas con mantequilla, pero que normalmente depende de temperaturas imposibles para la fisiología de un mamífero no quiere decir que no existan caminos alternativos para producir la molécula.
- A pesar de lo que se suele decir incluso en fuentes presuntamente especializadas, el olor a palomitas con mantequilla no viene de ninguna glándula, sino directamente de la orina.
REFERENCIAS (MLA):
- Greene, Lydia K. et al. “Reproductive Endocrine Patterns And Volatile Urinary Compounds Of Arctictis Binturong: Discovering Why Bearcats Smell Like Popcorn”. The Science Of Nature, vol 103, no. 5-6, 2016. Springer Science And Business Media LLC, doi:10.1007/s00114-016-1361-4. Accessed 23 May 2020.
- Macdonald, David W, and Argine Ayala Ramos. La Gran Enciclopedia De Los Mamíferos. Libsa, 2006.
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