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La última gran mentira de Elon Musk y un robot que es puro humo

El robot de forma humana “Tesla Bot” no existe más allá de como una vaguísima idea, cumplir su promesa de tener el prototipo para 2022 es, simplemente, imposible

Diseño del futurible robot de Musk
Diseño del futurible robot de MuskTeslaCreative Commons

Hace unos días Elon Musk volvió a poner en pie a medio mundo. En esta ocasión, el revuelo llegó durante la conferencia de Tesla, su empresa de coches autónomos. A lo largo del evento, la compañía hizo algo muy poco frecuente en el sector: reveló detalles bastante específicos acerca del funcionamiento de sus inteligencias artificiales. Para muchos, fue una de las mejores conferencias tecnológicas que se han visto en los últimos años, sin embargo, los intereses de los expertos y de la prensa no suelen estar alineados y no fue esto lo que consiguió abrirse camino hasta los titulares. Para los medios lo más relevante sucedió al final de la conferencia, cuando los coches autónomos se apartaron para dar paso a una tecnología mucho más atípica, el Tesla Bot, un robot de aspecto humano que el propio Musk prometió tener listo para 2022. Con su metro setenta y sus 57 kilos, el Tesla Bot guarda una esbelta figura, futurista y elegante, suave y sin toscas articulaciones a la vista.

En su cabeza de color negro, el androide esconde una pantalla que hace las veces de cara y de monitor para comunicarse con él y visualizar información. Según afirma el propio Musk, el robot es capaz de levantar 70 kilos y correr a 8 kilómetros por hora, haciéndolo perfecto para llevar a cabo tareas peligrosas, aburridas y repetitivas. Este podrá ser controlado con la voz, igual que un asistente del hogar, solo que mucho más sofisticado, con cámaras y una autonomía que le permitirá navegar por la ciudad para hacer recados de diario, como comprar en el mercado o realizar labores de mantenimiento. Suena realmente bien, tanto que así es como Musk lo ha contado y como lo han transmitido los medios de comunicación. Sin lugar a duda podríamos afirmar que estamos ante una de las noticias tecnológicas más importantes del siglo. Podríamos… si no fuera puro humo. Porque lo cierto es que ni hay robot ni se le espera.

Hipotético diseño del Tesla Bot mostrando un resumen de las características presentadas por Musk
Hipotético diseño del Tesla Bot mostrando un resumen de las características presentadas por MuskTeslaCreative Commons

Es todo un sueño

A pesar de todo lo que hayamos podido escuchar, el robot todavía no existe y ni siquiera está remotamente cerca de existir. Algunos telediarios han creído que el maniquí a tamaño real que revelaron al final de la presentación era una especie de prototipo, pero muy a su pesar no es más que una carcasa vacía, no más real que las figuras de acción de Iron Man. Unos pocos medios (muy pocos por suerte) han llegado a sugerir que el robot estaba incluso en activo, confundiéndolo con el bailarín disfrazado de Tesla Bot con el que Musk comenzó la presentación. Tanto las ajustadas mallas del bailarín, como el maniquí y las recreaciones 3D eran pura fantasía. Las palabras del doctorFrancisco Jesús Martínez, investigador y experto en Machine Learning, dan una idea bastante clara del sentir de la comunidad: “El hecho de anunciar que el año que viene tendrá un robot humanoide y presentarlo con un tío bailando en mallas es totalmente digno de los Monty Python y, como amante del humor absurdo, me parece algo magistral”.

La empresa de Musk ha creado una carcasa sin atender al tamaño y peso de todo lo que pretende colocar en su interior, es pura ciencia ficción, no muy diferente de dibujar el aspecto que tendría una máquina del tiempo antes de tener la más remota idea de qué mecanismos ha de haber en su interior. El aspecto de algo tan novedoso se verá condicionado, en parte, por las necesidades y problemas que vayan surgiendo durante el desarrollo de su interior y nada de esto ha sido bosquejado aún.

En sus dibujos, Musk nos muestra un robot con 40 actuadores electromecánicos, un número mucho menor al que proponen las empresas punteras del sector y, para hacernos una idea, sería como intentar mantener nuestra complejísima motricidad corporal con tan solo 40 músculos. Por otra parte, el magnate sugiere incluir 8 cámaras y un potentísimo ordenador de a bordo. Integrar todo esto y unas baterías suficientemente autónomas en el fino cuerpo de Tesla Bot es, ahora mismo, absolutamente inviable, al igual que el inexplicablemente ligero peso del androide, algo que Musk propone resolver utilizando “materiales más ligeros”, una solución que no destaca ni por concreta ni por original.

Hay que comprender que Musk ha prometido lo imposible a un año vista. Tesla Bot es su debut en el mundo de la robótica, algo que no se reduce al sector de la Inteligencia Artificial que sí lleva años explorando. Hay multitud de empresas que llevan mucho tiempo tratando de resolver problemas parecidos y tras millones de euros invertidos y el trabajo de grandes y brillantísimos equipos, no han conseguido en décadas lo que Musk pretende lograr en un año habiendo entrado absolutamente virgen al campo de la robótica. En resumen: lo que Musk ha hecho equivale a empezar a practicar un nuevo deporte y que, antes de conseguir el menor resultado, te acerques al campeón del mundo para decirle “quita, que tú no sabes”.

Quita, que tú no sabes

Para entender el nivel de ensoñación que hay tras la propuesta de Musk, cabe destacar que Boston Dynamics es, posiblemente, la empresa más puntera del sector. Esta compañía americana de robótica fundada en 1992 ha logrado cosas verdaderamente espectaculares, de hecho, cada vez que saca un vídeo de sus robots consigue viralizarlo. El último, publicado hace apenas unos días, muestra a su robot Atlas, haciendo movimientos básicos de parkour, corriendo, saltando, haciendo un mortal hacia atrás y otros trucos jamás vistos en una máquina. Boston Dynamics han necesitado años para llegar a este punto y, a pesar de los impresionantes resultados, queda muchísimo por hacer. En primer lugar, Atlas pesa 157 kilos, si Musk quisiera que Tesla Bot hiciera lo mismo que Atlas tendría que revolucionar en 12 meses su tecnología para que pesara un tercio de lo que pesa ahora. Como deseo no está mal, pero sabiendo lo que cuesta aligerar cada kilo en una tecnología tan joven, no parece nada probable eliminar esos 100 kilos de diferencia. De hecho, las promesas de Musk dibujan a un Tesla Bot muy superior a Atlas, integrando en él un poder de computación mucho mayor que implicaría otras cuantas piezas que harían de Tesla Bot un androide incluso más pesado.

Hipotético diseño del Tesla Bot mostrando la ubicación de los activadores electromecánicos que, teóricamente, le proporcionarían movimiento
Hipotético diseño del Tesla Bot mostrando la ubicación de los activadores electromecánicos que, teóricamente, le proporcionarían movimientoTeslaCreative Commons

El doctor Martínez lo tiene bastante claro: “Elon Musk tiene un largo historial de prometer cosas para el año que viene que nunca pasan”, y añade que “querer montar en un año un robot humanoide de propósito general está bien como carta a los Reyes Magos, pero dudo muchísimo que sea posible, como mucho tendremos un maniquí que se pueda tener en pie, aunque ojalá me equivoque. Boston Dynamics lleva años trabajando en esto y ni de lejos les puedes pedir que vayan a hacerte recados a la farmacia de la esquina”.

Por otro lado, Boston Dynamics no termina de conseguir ser rentable a pesar de sus magistrales campañas publicitarias y sus resultados sin parangón en el sector. No logran hacer productos suficientemente baratos y versátiles como para llegar con ellos al mercado. Por el momento, su mayor cliente es el ejército americano, que utiliza algunos de sus robots cuadrúpedos como “mulas” para portear materiales pesados. Musk también pretende resolver este problema en un año.

Un mundo hostil

Pero, entonces ¿de dónde viene la seguridad con la que habla el magnate? En sus declaraciones, Musk insistió en que la inteligencia requerida por Tesla Bot es parecida a la de sus coches autónomos, aquella que les permite conducir por carreteras sería la misma que le haría posible que sus androides circularan por la ciudad. Sin embargo, los expertos no están nada de acuerdo. “La navegación autónoma de vehículos por entornos controlados como son las carreteras, con señalización estandariza y determinadas normas no tiene nada que ver con la navegación para bípedos en una ciudad. Hay obstáculos, escalones, puertas de diferentes alturas y anchuras, cruces de calles, otros humanos... tantos elementos distorsionadores que no creo que sea tan reaprovechable la IA de los vehículos Tesla”, nos dice el doctor Javier Palanca, profesor, investigador y experto en inteligencia artificial de sistemas multiagente.

Ni siquiera Boston Dynamics se atreve a sacar a sus robots a entornos no controlados y se limita a ponerlos a prueba en lugares sencillos específicamente diseñados para ello. “Ni de casualidad estamos preparados para un supuesto robot que vaya a hacer la compra por ti. Debería tener un circuito pre-establecido o un entorno muy controlado, porque la casuística de un entorno poblado, donde las tiendas son todas diferentes, los obstáculos son variados e impredecibles, y la interacción con humanos casi inevitable, hace que no se parezca en mucho al caso de navegación autónoma de vehículos.Aunque Musk ha hecho mucho por la inteligencia artificial, creo que infravalora la dificultad de llevar a otros ámbitos esa tecnología”, añade el doctor Palanca.

Un sueño que se escapa entre los dedos

Y para la doctoraNerea Luis, experta en inteligencia artificial y planificación automática multiagente, el problema no se queda aquí, porque “ir al supermercado o coger cosas pesadas implican tareas de grasping y eso es uno de los campos más complejos de la robótica porque es muy difícil generalizar el conocimiento. Saber por dónde coger un objeto y con cuánta fuerza es una de las tareas que a los humanos no nos cuestan por la experiencia y a los robots les cuesta mucho. Aún más si le ponen dedos como a los humanos. Que en un año tuvieran un prototipo funcional me sorprendería”.

Y los problemas continúan, porque, para hacernos una idea, la inteligencia artificial más poderosa en cuanto a procesamiento y producción de lenguaje es GPT-3 y para que funcione necesita estar alojada en un gran número de servidores que difícilmente caben en una sala, mucho menos en un androide. A esto habría que sumarle otra inteligencia artificial capaz de reconocer objetos, otra que controle sus movimientos, una que le permita pasar de voz a texto y de texto a voz, etc. La solución puede ser que toda esta tecnología se encuentre fuera del robot y este se conecte vía internet a los servidores, igual que hacen nuestros teléfonos cuando transcriben voz en texto utilizando inteligencias artificiales externas. “Si lo hicieran de este modo, al menos podrían descentralizar el procesamiento del lenguaje natural, pero lo sigo viendo muy difícil” añade el doctor Martínez. Sin embargo, hablamos de un calibre con el que nunca se ha trabajado, y que Musk también pretende resolver en un año.

FILE PHOTO: Tesla CEO Elon Musk gestures as he visits the construction site of Tesla's Gigafactory in Gruenheide near Berlin, Germany, August 13, 2021. Patrick Pleul/Pool via Reuters/File Photo
FILE PHOTO: Tesla CEO Elon Musk gestures as he visits the construction site of Tesla's Gigafactory in Gruenheide near Berlin, Germany, August 13, 2021. Patrick Pleul/Pool via Reuters/File PhotoPOOLREUTERS

¿Y todo esto para qué?

Y todavía queda una última vuelta de tuerca: ¿para qué tan humano? “Podríamos preguntarnos si el diseño humanoide responde más a lo que la ciencia ficción hace que el público quiera o si su diseño resuelve un problema, y en este caso parece que va a sacar un producto sin plantearse realmente el problema que quiere responder”, apunta Carlos Santana, comunicador científico, profesor y experto en Inteligencia Artificial.Hace mucho que descubrimos que las soluciones anatómicamente más realistas no suelen ser las mejores. Las prótesis más rápidas ya no buscan parecerse a un pie humano, sino que se desembarazan de las restricciones que la evolución ha puesto sobre nuestro cuerpo, que ha sido construido a partir del de ancestros con necesidades muy diferentes. Con la robótica sucede algo parecido.

El equilibrio, uno de los aspectos más complejos a la hora de crear un robot que se tenga en pie, es mucho más sencilla en un cuadrúpedo que en un bípedo como nosotros. Nuestro cuerpo delgado apenas da juego para integrar en él la maquinaria necesaria y una cabeza no le aportaría más que problemas a un robot. Por eso, los robots de Boston Dynamics no imitan a humanos más que en lo básico. A tenor de todo esto, Santana insiste en que “Por la capacidad industrial que tiene Tesla, uno puede pensar que lo que están proponiendo hacer es algo similar al robot Atlas de Boston Dynamics, pero por el marketing que tiene una figura como Elon Musk Tesla Bot podría correr el riesgo de parecerse más a un producto como el robot Sophia, que siempre ha sido fuertemente criticado por la comunidad de la inteligencia artificial y la robótica por desdibuja lo que la tecnología puede hacer. El tiempo nos dirá si esto se va a convertir en algo más cercano a lo que la gente del mundo de la robótica alaba o a lo que critican”.

No obstante, puede que Musk tenga un buen motivo para querer complicarles tanto el trabajo a sus ingenieros. De hecho, le preguntaron durante la conferencia que cuál era el motivo de este aspecto tan humanoide y su respuesta fue tan ambigua como el resto, “para desarrollar trabajos repetitivos, peligrosos y aburridos”, algo que llevan décadas haciendo robots tan poco humanos como los brazos mecánicos que ensamblan coches en las fábricas. En todo caso, puede plantearse que el aspecto humano los haga más familiares y vuelva a la gente más receptiva de cara a utilizar el Tesla Bot como una especie de cuidador o acompañante, sin embargo, algunos estudios apuntan a que los robots que no imitan a la perfección a los humanos, sino que se quedan a medio camino, caen en el llamado valle inquietante, generando una intranquilidad mayor que la que nos produce interactuar con un robot claramente no humano.

Musk ha hecho cosas maravillosas, sin duda, pero siempre en tiempos razonables. Cuando prometió diseñar cohetes reutilizables estaba siendo el primero en enfrentarse seriamente a tal problema y, aunque realmente compleja, era una meta posible. En este caso está llegando a un terreno que muchos llevan décadas explorando con todas sus fuerzas y por eso sabemos que un Telsa Bot en un año es pura fantasía, humo, una promesa vacía. En palabras de Santana: “Elon Musk tiende a acumular proyectos algunos de los cuales funciona, aunque tal vez no en los tiempos que él estima y otros que directamente se abandonan, y este posiblemente se convierta más en lo segundo”.

Diseño del futurible robot de Musk
Diseño del futurible robot de MuskTeslaCreative Commons

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Sea como fuere, hay que entender que Musk es, ante todo, un empresario. Su éxito se ha debido en parte a generar grandes expectativas y saber cómo gestionarlas para, a pesar de que en muchos casos no se cumplen, esto no decepcione ni a los inversores ni a su público. Por el camino, durante algunos de sus proyectos menos exitosos, como Hyperloop o Neuralink, se ha desarrollado tecnología accesoria que sí tiene un gran valor y ha creado necesidades, empujando a otras empresas para que invirtieran su dinero en campos realmente interesantes. Que Tesla Bot sea ahora mismo puro humo no significa que no haya logrado éxitos impresionantes, como los cohetes reutilizables de Space X, capaces de aterrizar solos. Las personas, a diferencia de los personajes de ficción, suelen tener luces y sombras y tan importante es ensalzar unas como advertir sobre las otras y, por desgracia, en torno a la figura del magnate sudafricano se ha formado una comunidad de radicales que más que admirar al hombre, idolatran a un personaje tan inmaculado como brillante que, simplemente, no existe.

REFERENCIAS (MLA):