Física

¿Qué mató a Litvinenko?

Las particulares propiedades del polonio-210 lo convirtieron en el arma ideal para matar al exespía ruso Alexandr Litvinenko. Aunque también fueron claves para responsabilizar al Gobierno ruso del crimen.

Zona de exclusión por radiactividad.
Zona de exclusión por radiactividad.Dominio público

En el año 2006, el exespía ruso Alexandr Litvinenko murió por intoxicación de polonio-210. El fallo reciente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos culpó al Gobierno ruso del envenenamiento, llevado a cabo por los dos colegas con los que se reunió Litvinenko apenas 22 días antes de morir. Pero ¿qué es el polonio-210? Y sobre todo, ¿por qué lo eligieron como arma?

Partículas veloces

El polonio no se conocía hasta finales del siglo XIX. Fue el primer elemento que descubrieron Marie Skłodowska-Curie y Pierre Curie y, al igual que los demás elementos que les hicieron merecedores del Premio Nobel de Física en 1903, es radiactivo. Esto quiere decir que pierde energía al emitir radiación, y es esta radiación donde radica su peligrosidad.

La radiación que emiten los átomos de polonio proceden de su núcleo. El apellido “210″ hace referencia al número de protones (partículas con carga positiva) y neutrones (partículas sin carga) que contiene. El polonio siempre tiene 84 protones, pero existen diferentes variedades, llamadas isótopos, según el número de neutrones que tenga. En el caso del polonio, todos sus isótopos son inestables, y esto los vuelve radiactivos.

De vez en cuando, un átomo de polonio-210 emite una partícula alfa, que consiste en dos protones y dos neutrones. Las partículas alfa, si están quietas, son totalmente inocuas. Pero es que el polonio las emite a tal velocidad que son capaces de destruir lo que encuentren en su camino. Viajando a 20.000 kilómetros por segundo, las partículas alfa llevan tanta energía que se consideran radiación ionizante.

Sus efectos son desgarradores: pueden dañar el ADN, causando desde daños genéticos que afectan a la replicación de células hasta lesiones más graves que llegan a destruir las propias células. Que mueran algunas células no es nada extraordinario, pero las partículas alfa matan tantas células de golpe que pueden provocar la muerte del organismo.

Pero esto solo ocurre si el polonio se introduce en el cuerpo. Las partículas alfa son tan pesadas (a escala atómica) que, para conseguir tal velocidad, gastan toda su energía en distancias muy pequeñas, de modo que no llegan muy lejos del átomo que las emitió. Por eso no son capaces de penetrar la piel, ni tampoco un papel, ni mucho menos un vial de cristal.

138 días

De modo que meter una pequeña muestra en Reino Unido no sería demasiado difícil para los agentes rusos. Y es que bastan cantidades muy pequeñas para que el polonio-210 sea letal. Se estima que Litvinenko ingirió 26,5 microgramos (o 0,0000265 gramos) de polonio-210, aunque habría sido suficiente incluso algo menos.

Cuando un átomo de polonio-210 emite una partícula alfa, se convierte en un átomo de plomo-206, que es estable y no emite radiación. Entonces, ¿cómo transportar el polonio para que siga siendo radiactivo? En realidad no hay forma de contener la radiación que emite el polonio, ni de evitar que se transforme en plomo. Sin embargo, no todos los átomos se desintegran a la vez. Predecir cuándo se desintegrará un átomo concreto es imposible, pero sí sabemos que, en un periodo de 138 días, se desintegrarán la mitad de los átomos que contenga nuestra muestra.

138 días es un equilibrio ideal para la misión de los agentes rusos: si hubiera sido mucho más breve, apenas habría dado tiempo a transportarlo a Londres después de fabricarlo, porque se volvería estable muy rápidamente. Pero si hubiera sido mucho más largo, emitiría la radiación de manera demasiado lenta como para causar la muerte de Litvinenko.

Por esto mismo, una dosis muy pequeña de polonio-210 no es letal. Sí puede causar síntomas gastrointestinales, pero con una dieta blanda e ingiriendo mucho líquido se puede eliminar a través de la orina o las heces. Para ayudar a eliminarlo, se utiliza un quelante, que es una sustancia que se combina químicamente con los metales pesados y evita así su toxicidad.

Pero, conforme aumenta la dosis, se agravan los síntomas: desde la caída del cabello hasta dolores gástricos, fallos orgánicos que afectan al pulmón y a los riñones, y más adelante un colapso del sistema inmune que acaba desembocando en la muerte.

Estos efectos no se perciben inmediatamente, otro factor que jugaba a favor de los agentes rusos. El polonio es muy difícil de detectar en el cuerpo inicialmente, y sus efectos solo salen a la luz días después de la ingesta, demasiado tarde para pensar en tratamientos que eliminen el polonio. Para entonces, al elemento le ha dado tiempo a extenderse por todo el cuerpo, por eso es tan nocivo.

El polonio nos rodea

A pesar de todo, el polonio-210 se encuentra en la naturaleza, tanto en la corteza terrestre como en el humo del tabaco. Pero su concentración es muy, muy pequeña. Tanto, que el polonio de la corteza terrestre no nos debe preocupar. Y, aunque la radiación procedente del humo del tabaco es uno más de los efectos nocivos de esta sustancia, las consecuencias distan muchísimo de ser fulminantes como en el caso de ingesta directa.

¿Cuántos Litvinenkos hay en el mundo? ¿Cómo de fácil es conseguir polonio-210 para utilizarlo como arma? Según investigó Al Jazeera, la muerte de Yasir Arafat también podría deberse a esta sustancia, pero lo cierto es que es muy difícil hacerse con una cantidad suficiente como para poner en peligro la vida de una persona.

Para fabricar polonio-210, hace falta un reactor nuclear, algo que no está al alcance de cualquiera. De hecho, la fabricación de esta sustancia en cantidades suficientes para matar a una persona apunta muy claramente a un reactor nuclear concreto, regulado por el Estado ruso, que fue donde se fabricó la primera bomba nuclear en este país. Es cierto que algunos comercios por internet venden esta sustancia para usos industriales, pero las cantidades son ínfimas y se necesitarían decenas de miles de pedidos para conseguir una dosis dañina.

Por la radiación que emite, el daño que produce y el tiempo que tardan en aparecer los efectos, las pequeñas cantidades que bastan para volverlo letal, y el tiempo que tarda en desintegrarse, el polonio-210 parecería el arma ideal. Pero tiene un punto débil. Las trazas que dejó en el hotel de Londres donde se reunió Litvinenko con los agentes rusos, e incluso en el metro y en el avión en el que viajaron estos agentes, dieron la pista inconfundible que se necesitaba para resolver el origen del asesinato. El arma ideal para el crimen, y también para su resolución.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • El polonio-210 emite radiación alfa, que es letal dentro del cuerpo pero inocua fuera de él. Con la radiación gamma ocurre lo contrario: fuera del cuerpo es mucho más peligrosa que dentro. Los rayos gamma son ondas electromagnéticas, al igual que la luz visible, pero mucho más energéticas. Al viajar a la velocidad de la luz, si se originan dentro del cuerpo no tardan mucho en salir. Pero si se originan fuera, penetran la piel con mucha facilidad y pueden dañar las células a su paso.

REFERENCIAS (MLA):