Sentencia

“Colocaron el polonio en la tetera”: la sombra de Rusia en el asesinato de Litvinenko

El tribunal de Estrasburgo falla que el envenenamiento del ex agente con polonio 210 fue “imputable” a Moscú

Alexander Litvinenko en el hospital días antes de morir
Alexander Litvinenko en el hospital días antes de morirlarazon

Pudo haber sido el crimen perfecto, pero algo no salió según lo esperado y hoy día, 15 años después de la muerte del espía ruso Alexander Litvinenko, ningún investigador que ha estudiado el caso duda de que este agente ruso fue envenenado en Londres por dos colegas de la inteligencia moscovita. “Estoy seguro de que el señor Lugovoi y Kovtun colocaron el polonio 210 en la tetera”, dijo en su día el juez británico Robert Owen a cargo de la investigación. Ahora, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha determinado esta mañana que el Gobierno ruso fue el culpable directo de envenenar al ex espía ruso Alexander Litvinenko quien murió en el año 2006 tras haber ingerido la sustancia radiactiva polonio 210.

El fallo conocido hoy concluye que los sospechosos de asesinato, los ciudadanos rusos Andrey Lugovoy y Dmitry Kovtun, fueron tan sólo los autores materiales ya que existen “sólidos indicios” de que actuaron bajo la supervisión de los servicios secretos del país, por lo que serían “agentes activos” del Estado. La sentencia culpa a Rusia de no haber colaborado en las pesquisas llevadas a cabo por las autoridades británicas y también denuncia que Moscú tampoco haya puesto en marcha una investigación independiente, por lo que las autoridades del país no han sido capaces de dar una versión alternativa y plausible sobre los motivos de la muerte del ex espía.

Litvinenko fue despedido de los servicios secretos del país después de haber denunciado públicamente en 1998 que sus superiores le habían ordenado matar a un importante hombre de negocios. Tras abandonar Rusia, el ya ex espía consiguió asilo en Londres en 2001 con su familia y en 2006 incluso adquirió la nacionalidad británica y cambió su identidad. Durante este tiempo, ayudó a los servicios secretos de varios países en la lucha contra el crimen organizado.

En 2006 recibió la visita en Londres de Lugovoy, un viejo conocido, quién acudió acompañado de Kovtun. Los tres compatriotas tuvieron sucesivos encuentros en varios lugares públicos hasta que el ex espía tuvo que ingresar en el hospital cuando empezó a encontrarse mal. Tras su muerte, no había dudas de que había fallecido tras ser envenenado con polonio 210. Se encontraron trazas de esta sustancia radiactiva en aquellos sitios frecuentados por los tres compatriotas.

A pesar de que la Policía británica ha señalado a estos dos rusos como sospechosos de asesinato, Moscú se ha negado a la extradición al asegurar que su Carta Magna protege a sus nacionales de este tipo de peticiones. Además, desde 2007 Lugovoy goza de inmunidad ya que fue elegido miembro del parlamento. Los dos sospechosos siguen todavía en busca y captura.

En 2016, la Justicia británica concluyó que era imposible que el ex espía se hubiese envenenado a sí mismo de manera deliberada o accidental y también encontró vínculos entre los dos presuntos responsables del crimen y los servicios secretos rusos. Asimismo, también se descartó cualquier posible relación entre Lugovoy y los servicios secretos británicos.

El Tribunal de Derechos Humanos subraya en sus sentencia que no existe ningún móvil plausible que explique por qué Lugovoy tenía algún interés personal en asesinar a su viejo conocido y que, en caso de que éste existiera, el actual diputado de la Duma no tenía los medios a su alcance para acceder a este tipo de veneno. Con esta sentencia, concluye una larga lucha judicial por parte de la viuda de Litvinenko quién siempre ha denunciado que los autores materiales del asesinato de su marido habían actuado en connivencia con el Estado ruso.

Por su parte, Moscú rechaza esta sentencia al considerar que es completamente “infundada”. “Hasta el momento la investigación no aportó ningún resultado, por lo que lanzar este tipo de alegaciones es como mínimo infundado. No estamos listos para reconocer esta decisión”, ha declarado el secretario de prensa del Kremlin, Dimitri Peskov.