
Material revolucionario
Adiós definitivo al hormigón: el revolucionario material de tierra y cartón que entierra al cemento para siempre
Desde Australia llega un nuevo material de construcción que promete revolucionar la edificación sostenible: una mezcla de tierra y cartón que es más barata, ecológica y no necesita cemento para levantar edificios de baja altura

Reducir el impacto ambiental de la construcción y, al mismo tiempo, abaratarla drásticamente. Sobre esa doble premisa pivota un innovador material desarrollado en Australia por ingenieros de la Universidad RMIT, que promete ser una alternativa real al hormigón convencional. Los resultados preliminares son contundentes: genera solo una cuarta parte de las emisiones de carbono y su producción supone menos de un tercio del coste del hormigón tradicional, abriendo la puerta a una edificación mucho más sostenible y accesible. Este enfoque innovador busca ofrecer una alternativa sostenible frente a las grandes obras de ingeniería que, si bien son monumentales, a menudo conllevan un coste ecológico muy elevado.
La clave de esta propuesta, bautizada como tierra apisonada confinada en cartón, reside en una sencillez casi revolucionaria. En lugar de complejos procesos industriales, la técnica se basa en una mezcla de tierra y agua compactada dentro de una estructura de tubos de cartón reciclado. Su principal ventaja es que prescinde por completo del cemento, el componente que dispara tanto la huella de carbono como el precio en las técnicas modernas que emplean tierra apisonada. Se trata de un avance revolucionario que, al igual que otros descubrimientos que harán nuestros dispositivos más rápidos, demuestra el potencial de la innovación para transformar industrias enteras.
Lejos de ser una solución meramente teórica, su viabilidad estructural ya ha quedado demostrada. Este compuesto tiene la capacidad de soportar la carga de edificios de baja altura, una robustez que ha sido confirmada en pruebas de laboratorio, tal y como han publicado en ScienceDaily. Además, la resistencia final puede ajustarse a las necesidades de cada proyecto, ya que depende directamente del grosor de los tubos de cartón utilizados como armazón interno.
Más allá de la estructura: confort térmico y logística simplificada
De hecho, sus beneficios no terminan en el esqueleto del edificio. El material presenta una elevada masa térmica, una propiedad que lo convierte en un aislante natural de primer orden. Esta característica le permite absorber el calor ambiental durante las horas de sol y liberarlo de forma paulatina por la noche, ayudando a mantener una temperatura interior estable y reduciendo la dependencia de los sistemas de climatización artificial, especialmente en climas cálidos. Esta capacidad de climatización pasiva es fundamental para reducir el consumo energético, un objetivo alineado con la necesidad de potenciar la cantidad de energía solar que producimos y otras fuentes limpias.
Por otro lado, el sistema resuelve uno de los grandes retos logísticos de la construcción moderna. La dependencia de materiales que, literalmente, se pueden obtener a pie de obra o en sus inmediaciones reduce drásticamente los costes de transporte y simplifica toda la cadena de suministro. Este enfoque no solo refuerza su perfil ecológico, sino que lo posiciona como una solución completamente reciclable y reutilizable con un enorme potencial de implantación a escala global.
✕
Accede a tu cuenta para comentar