Tecnología
Adiós al embarazo: el polémico plan de China para que los bebés sean gestados por robots con útero artificial
La frontera entre la ciencia ficción y la realidad se desdibuja en China con el primer robot humanoide diseñado para gestar un feto en un útero artificial, una apuesta contra la crisis demográfica que ya abre la caja de Pandora
El acuciante declive demográfico se ha convertido en una de las mayores preocupaciones para las autoridades chinas, un desafío de tal envergadura que está impulsando la búsqueda de soluciones que hasta ahora pertenecían al terreno de la ciencia ficción. En este contexto, un equipo de investigación en el país asiático trabaja en un proyecto revolucionario: el desarrollo del primer robot con capacidad para gestar un feto humano en un útero artificial integrado. Esta iniciativa se enmarca en una ola de avances que desafían los límites de lo posible, como demuestra la reciente creación de medusas cíborg para explorar los océanos, uniendo biología y robótica.
De hecho, la iniciativa no solo responde a una necesidad demográfica a nivel estatal. También pretende ofrecer una alternativa a la creciente demanda de personas que desean acceder a la paternidad o maternidad al margen del matrimonio tradicional, una realidad social que gana cada vez más peso y que se enfrenta a notables barreras en China. El autómata, de apariencia humanoide, estaría diseñado para llevar a término un embarazo completo de diez meses.
Esta ambiciosa empresa, liderada por el doctor Zhang Zhiqiang, maneja un calendario sorprendentemente ajustado. Se espera tener un primer prototipo en un año, con un coste por unidad que rondaría los 100.000 yuanes, una cifra que, de confirmarse el éxito del proyecto, podría transformar por completo el sector de la reproducción asistida, tal y como han publicado en Chosun Biz.
Un avance científico envuelto en polémica
En el plano científico, la tecnología no parte de la nada. Su viabilidad se apoya en los llamados «biobags», una suerte de úteros artificiales que ya han demostrado su eficacia en el mundo animal. El precedente más conocido se remonta a 2017, cuando un equipo científico logró gestar por completo un cordero en uno de estos dispositivos, sentando así las bases para su posible aplicación en humanos.
Como era de esperar, el anuncio ha desatado una enorme polvareda en las redes sociales del país, abriendo un profundo debate social y ético. Las opiniones están radicalmente divididas entre quienes lo celebran como un hito para la ciencia y una solución a la crisis de natalidad, y quienes alertan sobre las complejas implicaciones morales de deshumanizar el embarazo y redefinir los vínculos maternofiliales. Este tipo de dilemas no son exclusivos de este proyecto, ya que otros avances en biotecnología también plantean preguntas similares, como la posibilidad de que el esperma sea lo próximo que crecerá en los laboratorios.
Por ello, los responsables del proyecto ya han iniciado conversaciones con las autoridades de la provincia de Guangdong para explorar el complejo marco legal que sería necesario desarrollar. Este panorama se ve agravado por una tasa de infertilidad en aumento que, en 2020, ya afectaba al 18 % de la población china, añadiendo una capa de urgencia a una iniciativa que podría pasar de ser un experimento futurista a una posible política de Estado.