
Tecnología
Científicos británicos rompen todos los moldes: crean la batería que acaba con la sequía y jubila al litio
Contradiciendo lo que se creía hasta ahora, unos científicos británicos han descubierto que el agua es la clave para crear baterías de sodio mucho más potentes, seguras y capaces incluso de desalinizar el agua del mar

Una batería capaz de almacenar energía y, al mismo tiempo, generar agua dulce como subproducto. Lo que parece sacado de una novela de ciencia ficción es la sorprendente doble función de un nuevo dispositivo desarrollado en el Reino Unido. Durante las pruebas, los científicos observaron que su prototipo, al operar sumergido en agua salada, era capaz de eliminar la sal del líquido mediante un proceso de desalinización electroquímica. Este efecto inesperado podría dar respuesta simultánea a dos de los mayores retos globales: la necesidad de energía limpia y la escasez de recursos hídricos.
De hecho, el corazón de esta innovación es un nuevo tipo de batería de iones de sodio. Un equipo de la Universidad de Surrey ha sido el responsable de crear un material compuesto de óxido de vanadio y sodio hidratado que contradice una de las creencias más asentadas en el campo del almacenamiento energético. Hasta ahora, la presencia de agua se consideraba un elemento perjudicial para la durabilidad de estos dispositivos.
Además, este avance demuestra justo lo contrario: el agua no solo no es un problema, sino que mejora el rendimiento de una forma notable, un hallazgo que rompe moldes y que, tal y como ha desvelado la publicación Interesting Engineering, abre un camino completamente nuevo. El descubrimiento posiciona a las baterías de sodio como una alternativa cada vez más sólida frente a las de litio que dominan el mercado actual.
Más allá de la energía: una batería que purifica el agua
En este sentido, las capacidades del nuevo material son extraordinarias. Las pruebas han revelado que puede almacenar casi el doble de carga eléctrica que los componentes utilizados habitualmente en las baterías de su clase. A esta mayor capacidad se suma la posibilidad de realizar ciclos de carga mucho más rápidos, manteniendo además una gran estabilidad a lo largo del tiempo. Su rendimiento se mantuvo intacto durante más de cuatrocientos ciclos de carga y descarga, un factor clave para su viabilidad comercial.
Por otro lado, la ventaja no es únicamente tecnológica. El sodio es un elemento químico mucho más abundante y barato que el litio, lo que permitiría el desarrollo de una tecnología más sostenible y económicamente accesible a gran escala. Esto abarataría los costes de producción y reduciría la dependencia de materiales más escasos y de extracción controvertida. Esta búsqueda de alternativas se extiende más allá del almacenamiento, abarcando también la generación, donde avances en la energía nuclear de fusión prometen transformar el panorama energético global.
Finalmente, los investigadores de Surrey van un paso más allá en sus proyecciones. Sugieren que esta tecnología podría permitir en el futuro el uso directo de agua de mar como electrolito, el componente líquido que facilita el flujo de iones. Este enfoque no solo simplificaría drásticamente la fabricación, sino que transformaría por completo el paradigma del almacenamiento energético en un sistema revolucionario y autosuficiente.
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