Astronomía

Encuentran en Marte un hallazgo que podría cambiar el futuro de las investigaciones en el planeta rojo

Una reciente observación registrada por un 'rover' marciano abre nuevas incógnitas sobre la atmósfera del planeta rojo y las condiciones que allí se dan

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Encuentran en Marte un hallazgo que podría cambiar el futuro de las investigaciones en el planeta rojoUnsplash

Durante décadas, la exploración de Marte ha estado marcada por un objetivo recurrente: comprender si alguna vez albergó vida. Cada misión enviada al planeta rojo, desde las primeras sondas hasta los sofisticados rovers actuales, persigue desentrañar los secretos de su geología, su clima y su atmósfera. Sin embargo, no todos los descubrimientos tienen que ver con fósiles microscópicos o antiguas huellas de agua. A veces, una revelación inesperada puede modificar los planes de investigación y obligar a redefinir prioridades científicas.

Uno de esos hallazgos acaba de producirse y está generando enorme expectación. Los investigadores han confirmado por primera vez la presencia de actividad eléctrica en la atmósfera marciana, un fenómeno que, aunque llevaba años sospechándose, nunca había sido demostrado con evidencias directas. Estas descargas, muy distintas a los rayos que vemos en la Tierra, han sido detectadas a partir de datos recogidos por el rover Perseverance, que opera en el cráter Jezero desde 2021.

Un fenómeno eléctrico oculto entre el polvo marciano

Marte es un mundo árido, ventoso y extremadamente polvoriento. Sus tormentas de polvo pueden abarcar cientos de kilómetros y duran días o semanas, creando remolinos y turbulencias que alteran la visibilidad y modifican las condiciones atmosféricas. Era lógico pensar que, bajo estos escenarios, pudieran generarse chispas eléctricas similares a las que vemos en desiertos terrestres.

Ahora lo sabemos con certeza: se producen descargas triboeléctricas, pequeños “chispazos” fruto de la fricción entre partículas de polvo levantadas por el viento. No se parecen a los relámpagos terrestres, que liberan una energía millones de veces mayor, pero sí constituyen actividad eléctrica real.

Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron horas de grabaciones acústicas obtenidas con un micrófono del instrumento SuperCam de Perseverance. En ellas identificaron 55 eventos eléctricos, principalmente vinculados a remolinos y frentes de polvo.

Uno de los aspectos más sorprendentes es la proximidad de algunas de estas descargas al rover: algunas señales indican que ocurrieron a solo unos centímetros del micrófono. Aunque la energía es baja e incapaz de poner en riesgo una misión, demuestra que Perseverance está sumergido en un entorno mucho más dinámico de lo que se creía.

¿Por qué este hallazgo es tan importante?

El descubrimiento tiene implicaciones que van mucho más allá de la anécdota científica.

1. Afecta a la búsqueda de vida pasada

Las descargas eléctricas generan percloratos, compuestos que degradan moléculas orgánicas. Si Marte albergó vida en el pasado, es posible que estos procesos hayan borrado o alterado rastros que hoy estamos intentando encontrar. Esto obliga a reinterpretar resultados negativos de misiones anteriores y replantear estrategias para futuros análisis.

2. Impacta en la seguridad y diseño de futuras misiones

Aunque las chispas detectadas no son peligrosas, cualquier actividad eléctrica puede interferir con sensores, equipos o trajes espaciales de futuras expediciones humanas. Saber que el fenómeno existe permite anticiparse a posibles riesgos.

3. Cambia nuestra comprensión meteorológica del planeta

Los modelos climáticos marcianos deberán actualizarse. Hasta ahora se creía que se requerían vientos muy potentes para levantar polvo; la presencia de campos eléctricos sugiere que la atmósfera puede comportarse de manera distinta, lo que podría modificar pronósticos, planificación de aterrizajes o rutas de exploración.

Los “diablos de polvo”: protagonistas inesperados

Gran parte de la actividad detectada proviene de los llamados diablos de polvo, remolinos que pueden alcanzar velocidades superiores a los 150 kilómetros por hora. Aunque en Marte apenas se sentirían debido a la baja densidad atmosférica, poseen fuerza suficiente para generar fricción entre partículas y producir microdescargas.

Estos torbellinos ya habían sido observados en imágenes satelitales, pero solo ahora se ha confirmado su capacidad para crear electricidad. Este tipo de fenómenos se han detectado en más de un millar de ocasiones, lo que indica que la actividad eléctrica podría ser común en la superficie marciana.

Este hallazgo marca un antes y un después. No solo confirma algo que se sospechaba desde hace años, sino que plantea preguntas inéditas: ¿Cuánto influyen estas descargas en la preservación de posibles restos biológicos? ¿Debemos replantear la instrumentación de futuras misiones tripuladas? ¿Podrían aprovecharse estos fenómenos para estudiar la atmósfera a gran escala?

Marte es, una vez más, más complejo de lo que parecía. Cada respuesta abre nuevas incógnitas y, lejos de cerrar el misterio, nos invita a seguir explorando. Lo que Perseverance acaba de escuchar podría ser el primer aviso de que todavía nos queda muchísimo por comprender del planeta rojo.