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Ser Humano

El gran engaño de los ojos azules: científicos revelan la ilusión óptica que lo cambia todo

Del marrón, el color más extendido en el mundo, al infrecuente verde, la tonalidad de nuestros ojos no la determinan los pigmentos, sino la melanina y un complejo juego de física que convierte el color azul en una ilusión óptica

La hija de Kim Kardashian se apunta a la moda de los ojos azules larazon

Que nadie se lleve a engaño: no existe el pigmento azul en el iris humano. La claridad de unos ojos de este color no es más que una ilusión óptica fascinante, un fenómeno físico que tiene más en común con el cielo que con la biología. Se trata del efecto Tyndall, por el cual la luz se dispersa al chocar con un iris que tiene una concentración de melanina extraordinariamente baja. En lugar de absorber la luz, la devuelve fragmentada, y es nuestra percepción la que la interpreta como un tono azulado.

De hecho, toda la gama de colores que puede tener una mirada depende de la concentración de un único pigmento llamado melanina. No hay una paleta de tintes naturales, sino un solo factor determinante: la cantidad. La genética dicta cuánta melanina se producirá en el iris, y esa cantidad es la que decide si la luz se absorbe casi por completo o si se dispersa por el ambiente. Este es solo uno de los muchos mecanismos asombrosos del cuerpo humano, donde los científicos continúan haciendo hallazgos, como el de una misteriosa barrera oculta dentro de nuestro propio cuerpo que sigue siendo objeto de estudio.

En este sentido, los ojos marrones, que representan a la abrumadora mayoría mundial y son casi hegemónicos en continentes como África o Asia, son el resultado de una altísima densidad de este pigmento. Absorben la mayor parte de la luz, generando esa apariencia oscura y profunda. El verde, por su parte, es el resultado de una delicada combinación, tal y como han publicado en Science Alert, que solo posee un 2 % de la población mundial: una cantidad moderada de melanina junto al mismo efecto de dispersión lumínica de los ojos azules.

Un cóctel genético detrás de cada mirada

Asimismo, la idea de que el color de ojos responde a un único gen ha quedado completamente desfasada. Hoy se sabe que la herencia es mucho más compleja e involucra a múltiples genes que interactúan entre sí. Este intrincado baile genético explica por qué muchos bebés nacen con los ojos azules y, con el paso de los meses o incluso años, su mirada se va oscureciendo a medida que su cuerpo activa y aumenta la producción de melanina. De manera similar a cómo se heredan otros rasgos complejos, se ha estudiado que la inteligencia también podría tener una fuerte base genética, dependiendo de la combinación de múltiples factores hereditarios.

Por otro lado, existe una prueba definitiva de esta complejidad biológica: la heterocromía. Se trata de la más singular de las anomalías, una condición que provoca que una persona tenga cada iris de un color diferente, o incluso que presente varias tonalidades dentro de un mismo ojo. Un fenómeno poco frecuente que sirve como recordatorio de que detrás de algo tan cotidiano como el color de una mirada se esconde una ciencia verdaderamente asombrosa.