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Investigadores españoles crean un Wallapop de animales de laboratorio para que la investigación sea más ética
Con el nombre de “aRukon”, esta plataforma promete cambiar la forma en que experimentamos con animales, reduciendo el número de sacrificios
La investigación animal siempre es un tema polémico. Rara es la persona a la que le de completamente igual que se experimente con animales , las opiniones mayoritarias son otras. Por un lado, están quienes se niegan en rotundo a cualquier tipo de actividad que implique el sufrimiento animal. Por otro los que lo aceptan como un mal menor y que, aunque no les entusiasma, están dispuestos a emplear animales si con eso avanza la ciencia y, por lo tanto, sus aplicaciones sociales. Los propios investigadores , muchas veces, se encuentran con la desagradable situación de tener que sacrificar animales que llevan meses cuidando, y no es fácil. Pero para entender lo que quiere aportar la recién nacida plataforma aRukon a esta cuestión, primero tenemos que hablar sobre las tres erres de la investigación animal.
La primera R es de reducción, e implica usar tan pocos animales como sea posible para preservar la validez de la investigación: si podemos conseguir resultados significativos con 20, no usaremos 23 y mucho menos 200. La segunda R habla del refinamiento, esto es: que los métodos para tratarlos y sacrificarlos sean tan respetuosos como podamos y nunca haya violencia innecesaria. Y, finalmente, la tercera R es de reemplazo, porque siempre que podamos usar una alternativa a los animales de experimentación (como cultivos o simulaciones informáticas) debemos usarlas. Ahora bien, calibrar estas cuestiones no es tan fácil como parece, y la reducción tiene un problema abierto, porque cuando se sacrifica a un animal, se utiliza el tejido que interesa para esa investigación, pero… ¿Qué ocurre con el resto? ¿Se descarta? ¿No podríamos aprovecharlo para otras investigaciones y reducir así el número de sacrificios? Y ahí es donde entra aRukon.
El fondo del congelador
Todos hemos cometido el terrible error de guardar sobras en el congelador que, en el fondo, sabíamos que no recalentaríamos jamás. Algunos de nuestros cagones son verdaderos cementerios criogénicos, almacenando recetas que se remontan casi a la prehistoria y que ya ni siquiera sabemos identificar. Pues, aunque parezca mentira, los sofisticados laboratorios de investigación que permiten el progreso científico hacen algo parecido. Imaginemos que, para una investigación, tenemos que obtener los hígados de ratones a los que se ha suministrado un medicamento que, tal vez, sea tóxico para este órgano. Para ello tendremos que sacrificarlos, pero solo nos interesa su hígado. ¿Qué hacemos con los demás órganos ?
Con suerte, los investigadores pueden decidir preservar algunos de ellos que intuyan que pueden ser interesantes para una futura investigación, como los riñones, el cerebro o los ojos. Y, para conservarlos, los introducen en congeladores especiales a bajísimas temperaturas. El problema es que, al igual que le ocurre a la media ración de fabada que congelaste hace 5 años, que sigue ahí y no se le da uso. Tal vez porque no recuerdes que la tienes, puede que porque no te ha apetecido fabada desde entonces. La diferencia es que, si nos pesa el sacrificio de un animal, desaprovechar esas muestras es éticamente muy conflictivo. Por eso, aRukon propone un sistema para que, si tú no te vas a comer esa fabada, alguien pueda aprovecharla.
Me sobra un páncreas
La plataforma ha sido ideada por un grupo de científicos españoles bajo el paraguas de la Universidad Jaume I y la consultoría SEMICROL. El proyecto cuenta con financiación de la Agencia Estatal de Investigación y se basa en un principio tan sencillo como que siempre habrá alguien a quien le apetezca un plato de fabada. Tal vez tú no vayas a utilizar esos riñones de ratón que acabas de introducir en el congelador de -80ºC, pero, posiblemente, le convengan a algún grupo de la enorme lista de equipos de investigación que existen en activo. La plataforma aRukon proporciona eso, un lugar digital donde anunciar esas muestras y que, de ese modo, se aproveche más cada sacrificio animal, justificando la pérdida de vidas no humanas y, por lo tanto, haciendo un poquito más ética la investigación científica.
Habrá que ver si logra normalizarse su uso en el funcionamiento diario de las instituciones de investigación, porque esos cambios dependen, no solo de quienes dirigen los centros, sino de los trabajadores, que apenas tienen tiempo para llevar a cabo sus experimentos y gestionar todo el papeleo asociado. Todo dependerá de cómo se implemente y, por supuesto, de las condiciones laborales de la profesión, porque si los cimientos no son sólidos, será difícil que los muros aguanten.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Que a la investigación animal le quede mucho para ser totalmente ética no significa que lo esté haciendo mal. Hay que reconocer el descomunal progreso por el que ha pasado desde hace unas pocas décadas. La investigación con primates, por ejemplo, está tan regulada que tiene que estar extremadamente bien justificado su uso para que los comités lo aprueben. Ahora mismo, para que cualquier investigador manipule animales ha de tener una formación específica que lo acredite como tal. Medidas que hace poco parecían impensables y que se han consolidado en el panorama investigador de nuestro país. Con suerte, seguiremos avanzando, pero para ello también tenemos que reconocer el esfuerzo y la autocrítica que muestra en estas cuestiones la academia.
REFERENCIAS (MLA):
- “Informe sobre usos de animales en experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia durante 2021” MINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACÓN. 2022. NIPO: 003221579
- aRukon (2023) https://t.co/weenHgvRA8 (arukoninfo@gmail.com)
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