Océano
Llevaba 7.000 años muerto, pero un equipo de científicos lo revivió para desbloquear un gran secreto
Un equipo de científicos alemanes ha logrado lo impensable: devolver a la vida algas dormidas durante milenios en el fondo del Báltico
Un grupo de investigadores alemanes ha conseguido un hito considerable en el campo de la biología marina al reactivar células de algas que permanecían en estado de latencia en el lecho del mar Báltico. Estos organismos unicelulares habían permanecido inactivos bajo capas de sedimento durante un periodo extraordinariamente prolongado, que supera los siete milenios.
El descubrimiento se llevó a cabo en la zona conocida como la Fosa de Gotland Oriental, donde las condiciones submarinas son de una anoxia casi total, es decir, con una ausencia virtual de oxígeno, especialmente a grandes profundidades. Esta particularidad ambiental, junto con la protección que ofrecen las capas de sedimento, impidió la descomposición de las algas y las resguardó de la luz solar. Las muestras fueron extraídas a una profundidad de unos 244 metros.
Tras ser extraídas y situadas en condiciones óptimas para su desarrollo, las células de algas mostraron una recuperación funcional completa. Retomaron su producción de oxígeno y volvieron a multiplicarse con normalidad, como si el paso de miles de años no hubiera afectado su vitalidad ni su rendimiento biológico. Se logró reactivar con éxito algas procedentes de nueve muestras distintas.
Un viaje al pasado a través de la biología
Este hallazgo marca un importante precedente, ya que se trata del organismo más antiguo conocido, recuperado de sedimentos acuáticos y reactivado con éxito desde su estado de latencia, según Futurism. La célula más antigua identificada fue datada en 6.871 años, con un margen de error de 140 años, una estimación que los investigadores pudieron establecer con precisión gracias a la clara estratificación del sedimento.
La investigadora principal, Sarah Bolius, del Instituto Leibniz para la Investigación del Mar Báltico, ha subrayado que las algas revividas no solo han sobrevivido, sino que han demostrado no haber perdido ninguna de sus facultades biológicas. Crecen, se dividen y realizan la fotosíntesis de manera idéntica a sus descendientes modernos, lo que es un dato notable para la ciencia.
Los depósitos sedimentarios actúan como una cápsula del tiempo natural, conteniendo información valiosa sobre ecosistemas pasados y las comunidades biológicas que los habitaron. Esto incluye datos sobre su desarrollo poblacional y cambios genéticos a lo largo del tiempo, información de calado para comprender la evolución ambiental.
El éxito en la reactivación de estas algas antiguas abre nuevas vías en la denominada "ecología de la resurrección". Bolius sostiene que al revivir estos organismos latentes, se podrá obtener un conocimiento más profundo sobre las condiciones ambientales de las épocas en las que vivieron, incluyendo la salinidad del agua, los niveles de oxígeno y las temperaturas.
Esta capacidad de realizar experimentos de salto temporal en laboratorio, explorando diversas etapas del desarrollo del mar Báltico, representa un primer paso de envergadura para la consolidación de esta herramienta de investigación. La metodología permitirá analizar la adaptación de las especies a los cambios climáticos pasados y obtener proyecciones de calado para los escenarios futuros.