Astronomía
El mundo del revés: este planeta hace explotar a su estrella constantemente
Es la primera vez que se descubre un fenómeno astronómico como este.
A 415 años luz de la Tierra, en la constelación de Centauro, vive un gigante del tamaño de Júpiter. Se trata del planeta HIP 67522 b, que orbita a su estrella anfitriona, HIP 67522, de forma estrecha y con una duración de siete días. ¿Qué lo hace distinto? Es el primer planeta conocido que hace todo lo que puede por morirse. Se trata de un fenómeno completamente nuevo descubierto por astrónomos que han detectado que HIP 67522 b provoca la explosión constante de su estrella.
Los científicos, liderados por Ekaterina Ilin, astrofísica del Instituto Neerlandés de Radioastronomía, han detectado que este planeta orbita tan cerca de su estrella que su campo magnético está provocando erupciones solares masivas. Esta es la primera vez que se observa un planeta influyendo en su estrella anfitriona. El análisis se ha publicado en Nature.
“El planeta parece estar provocando erupciones particularmente energéticas – explica Ilin en un comunicado -. Las ondas que envía a lo largo de las líneas del campo magnético de la estrella desencadenan erupciones en momentos específicos. Pero la energía de las erupciones es mucho mayor que la de las ondas. Creemos que las ondas están desencadenando explosiones inminentes".
En términos básicos, las estrellas son gigantescas bolas de plasma ardiente cuyas partículas cargadas, o iones, se arremolinan sobre sus superficies para crear potentes campos magnéticos. Dado que las líneas del campo magnético no pueden cruzarse, a veces estos campos se “anudan” antes de romperse repentinamente y lanzar ráfagas de radiación llamadas erupciones solares, que a veces van acompañadas de enormes erupciones de plasma superficial conocidas como eyecciones de masa coronal.
Dado que muchos planetas, incluida la Tierra, poseen campos magnéticos, los astrónomos se han preguntado durante mucho tiempo si los planetas con órbitas cercanas alrededor de sus estrellas podrían perturbar los potentes campos magnéticos estelares lo suficiente como para provocar explosiones.
Para investigar esta cuestión, el equipo de Ilin analizó numerosas estrellas utilizando el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS) de la NASA, que encuentra exoplanetas detectando la atenuación característica de la luz de las estrellas cuando los planetas pasan frente a ellas. Tras identificar HIP 67522 como de interés, los astrónomos utilizaron el Satélite de Caracterización de Exoplanetas (Cheops) de la Agencia Espacial Europea (ESA) para investigar más a fondo.
“Solicitamos rápidamente tiempo de observación con Cheops, que puede apuntar a estrellas individuales a demanda con gran precisión - añade Ilin -. Con Cheops observamos más erupciones, elevando el total a 15, casi todas provenientes de nuestra dirección mientras el planeta transitaba frente a la estrella, como se ve desde la Tierra”.
La prueba clave fue al descubrir que estas erupciones se produjeron cuando el planeta pasó frente a la estrella. Esto permitió a los científicos deducir que el planeta acumula energía a medida que orbita y la utiliza para “estimular” las líneas del campo magnético de la estrella como si fuera una cuerda. Cuando esta onda de choque atraviesa el campo magnético hasta la superficie de la estrella, se produce una potente llamarada.
Estas llamaradas van erosionando lentamente la atmósfera del planeta, capa a capa, algo que llevará inevitablemente a su final: de un tamaño similar a Júpiter, pasará a ser como Neptuno en los próximos 100 millones de años. O lo que es lo mismo: su tamaño se reducirá unas tres veces.
“Tengo un millón de preguntas porque se trata de un fenómeno completamente nuevo, por lo que los detalles aún no están claros – concluye Ilin -. Hay dos cosas que considero más importantes ahora. La primera es realizar un seguimiento en diferentes longitudes de onda para descubrir qué tipo de energía se libera en estas erupciones; por ejemplo, los rayos ultravioleta y X son especialmente perjudiciales para el exoplaneta. Y la segunda es encontrar y estudiar otros sistemas estelares-planetarios similares; al pasar de un solo caso a un grupo de 10 a 100 sistemas, los astrónomos teóricos tendrán algo con qué trabajar”.