Evolución

Primera evidencia de menopausia en primates no humanos

En 2025, mil millones de mujeres entrarán en la menopausia. El hallazgo permitirá comprender mejor la evolución de la menopausia en los seres humanos.

Jane Goodall
Jane Goodall, una de las mayores expertas del mundo en chimpancéslarazon

Es, la menopausia, uno de los temas tabú, sin duda. Pero no solo en el apartado social, también en ciencia: hace veinte años, los Institutos Nacionales de Salud (NHI) interrumpieron la investigación sobre el efecto de la terapia hormonal en mujeres posmenopáusicas. La decisión resultó en una cascada de daños a millones de mujeres que han pasado por la menopausia. Y las que vendrán: en 2025 mil millones de mujeres llegarán a esta instancia. La primera evidencia de menopausia en primates no humanos… ¿podría cambiar esto?

Si bien desde lo científico no ha habido silencio en la investigación sobre la menopausia, sí se ha producido una ignorancia consciente. Tanto que en Nature hay casi un 50% más de artículos sobre erecciones que sobre menopausia. Uno de los estudios sobre este último, publicado en Post Reproductive Health, señala que un 73% de las mujeres informaron que actualmente no estaban tratando su menopausia, mientras que el Estudio sobre el Estado de la Menopausia, evidenció que al 90% de las mujeres les ha costado mucho encontrar información al respecto.

Hasta ahora, la menopausia solo se había encontrado entre los mamíferos, en unas pocas especies de ballenas dentadas, y entre los primates, solo en humanos. Pero un nuevo estudio, publicado en Science, analizó a las chimpancés de la comunidad Ngogo de Uganda y cómo experimentaron una transición menopáusica similar a la de las mujeres.

Los resultados mostraron que la fertilidad entre las hembras disminuyó después de los 30 años y no se observaron nacimientos después de los 50. Estos datos, señalan los autores, pueden ayudar a comprender mejor por qué la menopausia y la supervivencia posfértil ocurren en la naturaleza y cómo evolucionaron en la especie humana.

Los autores, liderados por Brian Wood, estudiaron durante dos décadas la comunidad Ngogo de chimpancés salvajes en el Parque Nacional Kibale, en el oeste de Uganda. "En las sociedades de todo el mundo, las mujeres que han superado la edad fértil desempeñan papeles importantes, tanto económicamente como asesoras y cuidadoras inteligentes - explica Wood, en un comunicado -. Los resultados del estudio muestran que bajo ciertas condiciones ecológicas, la menopausia y la supervivencia posfértil pueden surgir dentro de un sistema social que es bastante diferente al nuestro y no incluye el apoyo de los abuelos", refiriéndose a la conocida como hipótesis de la abuela.

Esa hipótesis, que se ha utilizado para explicar la existencia de la supervivencia posmenopáusica humana, propone que las mujeres en sus años posreproductivos pueden transmitir más genes, ayudando a aumentar las tasas de natalidad de sus propios hijos o cuidando directamente a sus nietos. De hecho, varios estudios de abuelas humanas han encontrado estos efectos positivos. Pero los chimpancés tienen condiciones de vida muy diferentes a las de los humanos. Las chimpancés hembras mayores normalmente no viven cerca de sus hijas ni cuidan a sus nietos, pero las hembras de Ngogo suelen vivir más allá de sus años fértiles.

Si bien en otros estudios a largo plazo con chimpancés salvajes no se han observado períodos de vida posreproductivos sustanciales, a veces se han observado en chimpancés y otros primates en cautiverio, que reciben buena nutrición y atención médica. Esto plantea la posibilidad de que la duración de la vida posreproductiva de las hembras de chimpancé Ngogo pueda ser una respuesta temporal a condiciones ecológicas inusualmente favorables, ya que esta población disfruta de un suministro de alimentos estable y abundante y de bajos niveles de depredación.

Otra posibilidad, sin embargo, es que la duración de la vida posreproductiva sea en realidad un rasgo evolucionado típico de la especie en los chimpancés, pero que no se haya observado en otras poblaciones de chimpancés debido a los recientes impactos negativos de los humanos.

"Los chimpancés son extremadamente susceptibles a morir por enfermedades que se originan en los humanos y contra las cuales tienen poca inmunidad natural – añade Kevin Langergraber, coautor del estudio -. Los investigadores de chimpancés, incluidos nosotros en Ngogo, hemos aprendido a lo largo de los años cuán devastadores pueden ser estos brotes de enfermedades para las poblaciones de chimpancés y cómo reducir sus posibilidades de que ocurran".

Los autores examinaron las tasas de mortalidad y fertilidad de 185 chimpancés hembras a partir de datos demográficos recopilados entre 1995 y 2016. Calcularon la fracción de la vida adulta pasada en un estado posreproductivo para todas las hembras observadas y midieron los niveles hormonales en muestras de orina de 66 hembras de diferentes estados reproductivos y edades, que van desde los 14 a los 67 años.

Fueron necesarias miles de horas de trabajo de campo para recopilar las observaciones y muestras necesarias para este estudio. Se midieron los niveles hormonales asociados con la menopausia humana, que incluyen niveles crecientes de hormona estimulante del folículo y hormona luteinizante, así como niveles decrecientes de hormonas esteroides ováricas, incluidos estrógenos y progestinas. Al igual que con otras poblaciones de chimpancés y humanos, la fertilidad en los chimpancés estudiados disminuyó después de los 30 años, y no se observaron nacimientos después de los 50 años. Los datos hormonales mostraron que las hembras Ngogo experimentaron un período menopáusico similar a las mujeres.

"Ahora sabemos que la menopausia y la supervivencia posfértil surgen en una gama más amplia de especies y condiciones socioecológicas de lo que se pensaba anteriormente, lo que proporciona una base sólida para considerar los roles que una mejor dieta y una reducción de los riesgos de depredación habrían desempeñado en la historia de la evolución humana”, concluye Wood.