Salud mental

El 30% de las mujeres tiene ansiedad ante la menopausia y así puede evitarse

La depresión aparece en el 25% de las féminas menopáusicas por la pérdida de hormonas

Menopausia
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A pesar de que se trata de un proceso natural por el que todas las mujeres pasan antes o después, lo cierto es que la menopausia sigue siendo una etapa que genera mucha incertidumbre entre el colectivo femenino. Y ese desasosiego deja secuelas físicas, pero también emocionales, ya que se traduce, en muchas ocasiones, en el incremento de un mayor riesgo de desarrollar sentimientos de ansiedad y depresión.

Se estima que una de cada tres mujeres experimenta cambios psicológicos significativos durante la perimenopausia, es decir, en esa antesala previa caracterizada porque los niveles de hormonas del cuerpo comienzan a fluctuar y reducirse, las menstruaciones se vuelven irregulares y, finalmente, se interrumpen totalmente, llegando así a la denominada menopausia. «Efectivamente en esta etapa se producen cambios psicológicos que afectan a la mujer. Algunos derivan directamente de dormir mal y de la dificultad de conciliar el sueño, ya que esto hace que la mujer tenga cambios de humor y no desarrolle con normalidad las funciones diurnas. El uso de medicamentos para conciliar el sueño como benzodiazepinas y otros depresores del sistema nervioso central también afectarán a las actividades diarias», asegura Rocío Crespo, responsable del área de Ginecología en el Departamento médico de Theramex.

Consecuencias psicológicas

Tristeza, preocupación, nerviosismo, falta de seguridad... Las sensaciones que surgen en la mujer a partir de los 50 años se convierten en la tormenta perfecta para desencadenar un problema patológico más serio en forma de ansiedad o depresión. «La ansiedad también es uno de los síntomas que pueden darse en esta etapa, ya que durante la menopausia se produce una bajada de progesterona (que actúa como relajante a nivel cerebral) unido a la sintomatología propia», asegura Crespo.

En los casos más graves, «la depresión se produce en un 25% de las mujeres con menopausia. A mí me gusta compararlo con la mujer embarazada, cuando da a luz se produce una caída repentina de los estrógenos, llevando a la conocida depresión postparto. La causa en esta etapa es la misma: una bajada en el nivel de estrógenos, sin embargo nadie habla de ello. A nivel laboral, la pérdida de agilidad mental, el olvidar ciertas cosas o no darse cuenta de otras hace que la mujer sienta, sin causa aparente, una falta de eficacia o una “lentitud” mental que antes no era habitual en ella, pudiendo incrementar esta depresión», advierte Crespo.

Tal y como argumenta la especialista, «hay estudios que afirman que los estrógenos tienen un papel en la estructura de las neuronas, por lo que su descenso podría atrofiarlas, pudiendo ser una de las causas por las que enfermedades degenerativas como el alzhéimer son más comunes en mujeres que en hombres. Por último, los estrógenos contribuyen a la liberación de endorfinas, serotonina y otros neurotransmisores, razón por la que su disminución puede afectar a nivel psicológico».

Ante este cóctel de circunstancias, el abordaje de los síntomas neurológicos habitualmente es tratado con antidepresivos y ansiolíticos, «pero la solución más eficaz es tratar lo que realmente está causando esa alteración, que en este caso es la falta de estrógenos, con un tratamiento sistémico. Tanto terapias hormonales como no hormonales han demostrado mejorar la calidad de vida de las mujeres con sintomatología durante la menopausia», defiende Crespo.

Ante la suma de cambios que experimenta la mujer, los expertos insisten en que lo fundamental es tener un estilo de vida saludable. «La dieta y el ejercicio son esenciales y es importante mantener unos niveles de calcio y vitamina D para prevenir la osteoporosis», advierte Crespo, quien insiste en que «es clave normalizar las conversaciones sobre la menopausia y la concienciación de la población de que es algo natural. Solo así podremos buscar soluciones para su tratamiento o adaptar productos ya existentes a las necesidades de la mujer en esta etapa».

Para un tratamiento sistémico de los síntomas, Crespo recuerda que «existen complementos alimenticios adaptados a cada tipo de mujer, según sus necesidades, síntomas o etapa de la menopausia en la que se encuentren. En cuanto a los tratamientos hormonales, el más eficaz para cuando los síntomas son severos, contamos con formulaciones seguras y eficaces que, sin embargo, no se utilizan lo suficiente debido a la “hormonofobia”, privando a muchas mujeres del tratamiento que realmente necesitan. El avance más importante ha sido la elaboración de un consenso de criterios de elegibilidad de la Terapia hormonal de la menopausia (THM) para facilitar a los profesionales sanitarios recomendaciones para el uso seguro de THM en distintas circunstancias médicas, ya que en la mayoría de los casos el beneficio supera al riesgo. La importancia de esto reside en su futuro uso para la elaboración o revisión de las guías nacionales, aportando seguridad a los profesionales y permitiendo que las mujeres se beneficien».

Síntomas

►A corto plazo aparecen sofocos y dificultad para conciliar el sueño y a largo plazo otros como osteoporosis o síndrome urogenital, que tardan más en aparecer y lo hacen de forma más lenta y gradual.

►Aparecen otros que no se asocian con la menopausia, como cambios en la piel (se vuelve apagada), caída del cabello, falta de concentración y agilidad mental, depresión, sequedad vaginal y disminución de la libido.

►Cambio en el metabolismo, que hace que se dé un aumento de peso y distribución de la masa corporal de forma diferente: se acumula más en la zona superior del cuerpo, aumenta el volumen en los brazos y en el pecho.