Ciencia

El problema de los tres cuerpos es un despropósito científico: la última gran apuesta de Netflix

Aunque es una gran serie y más rigurosa que otras muchas, sigue siendo ficción y no muy dura. Estos son algunos de sus problemas.

"El problema de los tres cuerpos", la esperada serie de Nteflix, ya tiene tráiler y puedes verlo aquí
"El problema de los tres cuerpos", la esperada serie de Nteflix, descuida el rigor científico más de lo que imagina el espectador Netflix

Ojalá pudiéramos decir que El problema de los tres cuerpos está siendo el éxito de la pequeña pantalla que esperábamos, pero no es así. Las expectativas eran altas, incluso para los estándares viciados de una plataforma de consumo compulsivo como es Netflix, y aunque los resultados no son malos tampoco son lo suficientemente buenos como para asegurar el futuro de la saga. ¿Será este el final de una de las obras científicamente más rigurosas de la historia de la ciencia ficción? Posiblemente no, pero no por su éxito en pantalla.

Muchos espectadores se han quedado totalmente prendados de la ciencia que atraviesa estos ocho capítulos y sostienen que es una obra de ciencia ficción dura, donde el rigor es clave. Algunos afirman, incluso, que todo se basa en investigaciones de primer nivel que están teniendo lugar ahora mismo en el mundo real y que, en poco tiempo, podrían dar sus frutos. Y, cuando decimos “algunos” nos referimos incluso a sus showrunners, David Benioff y D. B. Weiss. Así lo dicen en la primera entrega de The three body podcast. ¿Pero es eso cierto? ¿Es tan científicamente veraz como parece?

No

Querido lector, pocas veces encontrarás una respuesta tan contundente como para aparecer encabezando el primer apartado de un artículo, pero la pregunta no merece menos. El problema de los tres cuerpos no es ciencia ficción dura, su ciencia no es rigurosa y buena parte de su esqueleto científico es un sinsentido que podemos tachar de imposible a la luz del conocimiento científico actual. Y, aunque es una gran serie, los libros de Cixin Liu en los que se inspira son igual de fantasiosos.

Pero… ¿cómo es posible entonces que la crítica haya ensalzado la dureza de su ciencia ficción? Podemos resumirlo como argumentum verbosum: la impresión de veracidad y peso intelectual que se genera cuando uno dispara términos técnicos a discreción. A esto hemos de sumarle otras dos características igual de incontestables: la gran originalidad de su desarrollo y la calidad del relato que, a Liu le ha hecho merecer algunos de los premios más importantes de la ciencia ficción, como el Hugo en 2015, los llamados Premios Nébula Chinos y ni más ni menos que nueve Galaxy Awards.

Un resumen CON destripes

La enjundia de la serie puede resumirse del siguiente modo: durante la revolución cultural china, una científica aprovecha nuestro Sol para amplificar un mensaje que será respondido por una civilización alienígena conocida como San-Ti (trisolarianos en los libros). Una civilización que habita un planeta con un clima hostil y cambiante debido a que orbita tres soles y sigue una órbita caótica alrededor de ellos. Para sobrevivir, planean abandonar su planeta y conquistar uno con un clima más estable, como la Tierra, que acaba de desvelar su ubicación en el cosmos.

La científica les invita a venir esperando que resuelvan los problemas que nos acucian como sociedad. A partir de entonces, en la Tierra se forma una religión de los San-Ti (con varias facciones en el libro) que busca dejarnos vulnerables a la futura conquista extraterrestre. Las naves llegarán en 450 años y, mientras, los San-Ti pretenden paralizar nuestro desarrollo con la ayuda de su religión, chantajeando a científicos punteros para que detengan sus investigaciones y deteniendo nuestro desarrollo tecnológico interfiriendo en los grandes experimentos científicos con partículas subatómicas convertidas en ordenadores, concretamente protones a los que llaman sofones.

Esos mismos sofones se comunican inmediatamente con ellos y les permiten espiar nuestros movimientos. Mientras tanto, los humanos empezamos a oponer resistencia empleando un material tan ligero como indestructible, naves espaciales con velas propulsadas por explosiones termonucleares y la estásis. ¿Qué hay de cierto en esta ciencia?

Los tres cuerpos (que son cuatro)

Sin duda, hay cosas que son totalmente ciertas. Por ejemplo, el propio problema de los tres cuerpos es real, pertenece a la teoría del caos, que estudia procesos muy sensibles a las condiciones iniciales, con comportamientos que no parecen seguir una secuencia clara y, por lo tanto, prácticamente imposibles de predecir a largo plazo. Es la rama que estudia la meteorología y la dinámica de poblaciones y, efectivamente, tres cuerpos orbitando unos en torno a otros (o cuatro como en la serie) tienen un comportamiento caótico como el que trae de cabeza a los San-Ti.

Sin embargo, no es esperable que la vida pueda aparecer y evolucionar en un planeta con cambios tan extremos como los que sugieren en esta ficción. De hecho, si nos ceñimos a la realidad, el planeta de los San-Ti estaría en órbitas mucho más inestables incluso donde la vida sería imposible.

La tecnoloficción

Si nos quedamos con las cuestiones más tecnológicas, sin duda podemos encontrar análogos reales a algunas de las tecnologías de la ficción. Por ejemplo, efectivamente, estamos desarrollando materiales de altísima resistencia y ultraligeros, pero estamos muy lejos de poderlos producir con las enorme longitud y cantidad que hemos visto en la serie. De hecho, posiblemente estén tan lejos como el interfaz cerebro-máquina de las gafas de realidad virtual de la serie. Esas mismas que los protagonistas identifican como tecnología demasiado avanzada para ser humana. De hecho, en los libros las gafas no son relevantes y emplean cualquier modelo terrestre.

También contamos con velas solares en el mundo real y se ha propuesto propulsar sondas con bombas nucleares, pero esos dos conceptos solo se pueden unir mediante la nanotecnología imposible que en la serie nos proporciona Auggie Salazar.

Finalmente, hablando de tecnología y antes de pasar a los mayores crímenes científicos de esta ficción, tenemos que destacar la estasis que le inducen al chimpancé al final de la temporada es pura ficción. Podemos disminuir el metabolismo de un organismo en determinadas condiciones, como pueden ser de baja temperatura, pero no podemos alargar su vida y, de hecho, posiblemente la acortemos. No hay nada de ciencia en esa afirmación de la que se jacta el científico encargado del proyecto cuando dice que pueden mantener al chimpancé en ese estado indefinidamente.

Rompiendo la física

Si nos ceñimos a la física y, aunque Cixin Liu hace un gran esfuerzo en su primer libro para justificar la amplificación solar de las señales de radio, lo que encontramos es pura palabrería. Hay conceptos correctos, sí, pero formando una urdimbre que entrelaza con la más fantasiosa de las tramas. Así que no, no podemos esperar que el Sol amplifique una señal ni cientos ni miles ni millones de veces, por muy conveniente que sea para la ficción.

Y ahora sí, le ha llegado el turno a los sofones. Es cierto que parecen existir dimensiones plegadas sobre sí mismas a las que solo podemos acceder mediante grandes energías, como pueden ser las producidas por aceleradores de partículas. Sin embargo, utilizarlas del modo que plantean en El problema de los tres cuerpos para desdoblar un protón, convertirlo en un ordenador y volverlo a plegar es tan fantasioso como El señor de los anillos. A partir de ahí, todo lo que hacen los sofones carece de todo rigor, sobre todo en los libros, donde Liu empieza a imaginar inteligencias que habitan naturalmente en esas dimensiones plegadas.

De hecho, nos llega a otro de los grandes problemas de base. Supuestamente los San-Ti utilizan el entrelazamiento cuántico para vincular los dos sofones enviados a la Tierra con otros dos que conservan ellos y, así, comunicarse instantáneamente, rompiendo la velocidad de la luz en el vacío. Esto es imposible, nada puede superar la velocidad de la luz en el vacío y, aunque es cierto que, si medimos alguna propiedad de una partícula entrelazada con otra, esa otra definirá su propiedad instantáneamente sin importar lo lejos que se encuentre, en ese proceso no hay un intercambio de “información” y, por lo tanto, no se puede emplear para la comunicación supralumínica.

Y, sin embargo, es buena

A pesar de todo, la serie sigue siendo igual de entretenida y su falta de rigor no le resta un ápice de valor. El verdadero drama de El problema de los tres cuerpos es otro, es el que anticipábamos en las primeras líneas: su “decepcionante” audiencia. Porque esta historia incompleta no vale demasiado.

Si ha logrado tener a millones de espectadores pegados al televisor capítulo tras capítulo ha sido por sus magistrales cliffhangers, muchos de los cuales han quedado totalmente abiertos a expensas de una segunda y tercera temporadas. Y no, no parece que los libros en los que se inspira la saga puedan saciar nuestra curiosidad, porque algunos de los principales arcos narrativos ya divergen en esta primera entrega y otros, directamente, no existían sobre el papel. Si muere la serie muchas de sus historias morirán con ella.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Que la ciencia de esta saga sea tan cuestionable no la hace menos disfrutable, pero conviene ensalzar sus verdaderas virtudes, que son muchas y muy meritorias, en lugar de justificar su éxito en un espejismo de rigor. Los propios showrunners se muestran entusiasmados con la ciencia que hay tras esta saga, pero confiesan que no pueden darle el peso que les gustaría y que, durante las temporadas que, con suerte, seguirán a esta, las referencias científicas serán sucintas y con muchas intuiciones visuales, para que no tengan que explicar gran cosa y las cuestiones técnicas no supongan una barrera entre el espectador y la historia.

REFERENCIAS (MLA):

  • Liu, Cixin. El problema de los tres cuerpos. Nova; 001 edición (28 septiembre 2016)
  • Krishnaswami, Govind S., y Himalaya Senapati. "An introduction to the classical three-body problem: From periodic solutions to instabilities and chaos." Resonance, vol. 24, no. 1, 2019, pp. 87-114.
  • Yihe Xue. “Basic Theory of Quantum Entanglement and the Possibility of Passing on Information Faster than the Speed of Light” 2021 doi:10.1088/1755-1315/658/1/0120012021