Longevidad

Una semana bañándose en agua fría te cambia a nivel celular

“La exposición al frío podría ayudar a prevenir enfermedades e incluso a ralentizar el envejecimiento celular. Es como una puesta a punto del microsistema corporal”, señala un reciente estudio.

Inmersión agua fría
En el estudio el agua estaba a 14ºCOlavi AnttilaOlavi Anttila

Si bien las duchas calientes pueden contribuir a relajarte tras un duro día de trabajo, los beneficios a largo plazo llegan de la mano del agua fría. Sí, es cierto que el primer golpe es directo al cerebro, pero de acuerdo con un reciente estudio, también puede cambiar rápidamente la respuesta de tus células al estrés, y de forma potencialmente positiva.

Los autores del estudio, publicado en Advanced Biology, pidieron a 10 hombres jóvenes y sanos que se sumergieran diariamente en agua fría en su laboratorio durante una hora, mientras usaban muestras de sangre para medir cómo reaccionaban sus cuerpos a nivel celular.

Después de una semana, los voluntarios mostraron signos de mejora en la autofagia, un proceso saludable de reciclaje celular que elimina los desechos. Además, los signos de apoptosis (muerte celular programada) e inflamación se redujeron a lo largo de la semana, tras un pico inicial.

La idea es que la inmersión constante en agua fría puede mejorar la reacción fundamental de nuestro cuerpo al estrés ambiental; en este caso, las bajas temperaturas. En este caso, hizo que la autofagia, la respuesta clave al estrés, fuera más protectora.

“Nos sorprendió la rapidez con la que el cuerpo se adaptó - explica Kelly King, líder del estudio, en un comunicado -. La exposición al frío podría ayudar a prevenir enfermedades e incluso a ralentizar el envejecimiento celular. Es como una puesta a punto del microsistema corporal".

Los investigadores también señalan que los beneficios iniciales de la exposición inicial al agua fría (a 14 °C) fueron poco claros, con disfunción en los procesos de autofagia y un aumento de la apoptosis. A medida que transcurría la semana, se estabilizó y se volvió más beneficiosa.

Esto sugiere que el cuerpo necesita tiempo para adaptarse, pero que no se trata de un proceso prolongado. El cuerpo pareció pasar de destruir células en respuesta al frío a repararlas.

“Al final de la aclimatación, observamos una notable mejora en la tolerancia celular al frío de los participantes – añade Kelli King -. Esto sugiere que la aclimatación al frío puede ayudar al cuerpo a afrontar eficazmente condiciones ambientales extremas”.

El equipo de King señala que este nuevo descubrimiento podría tener implicaciones a largo plazo para nuestros cuerpos: el reciclaje y la limpieza que realiza la autofagia son cruciales para prevenir enfermedades y limitar algunos de los efectos del envejecimiento.

“Nuestros hallazgos indican que la exposición repetida al frío mejora significativamente la función autofágica, un mecanismo de protección celular fundamental – concluye King -. Esta mejora permite a las células gestionar mejor el estrés y podría tener importantes implicaciones para la salud y la longevidad”.

Eso sí, el estudio tiene “letra pequeña”. En primer lugar, el estudio solo involucró a 10 personas, todos hombres y con una edad promedio de 23 años. Es necesario evaluar los efectos en un universo más amplio, tanto de género como de edad. También hay que tener en cuenta que el estudio se llevó a cabo en un entorno de laboratorio muy controlado. No se observó la exposición al aire frío ni las variaciones de temperatura que se producen al nadar en agua fría, por ejemplo. Pero se trata de un camino interesante en el futuro accesible de la prevención sanitaria.