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¿Qué pasó con el hijo perdido de Sorogoyen?

El director convierte el corto de «Madre» en una película que habla sobre los rincones más inaccesibles del dolor de una madre

Marta Nieto da vida a Elena en "Madre", la nueva apuesta cinematográfica de Rodrigo Sorogoyen
Marta Nieto da vida a Elena en "Madre", la nueva apuesta cinematográfica de Rodrigo Sorogoyenlarazon

Hablar desde el perdón cuesta. Hacerlo desde la pérdida, directamente quema. Estos dos territorios, a pesar de la dificultad de gestión emocional que conllevan, son los elegidos por Elena para comunicarse con el espectador mientras el sonido del mar y el silencio de la ausencia se meten en sus huesos anulando toda posibilidad de remontada. Tres años después del desconcertante relato creado por Rodrigo Sorogoyen para el corto "Madre" –nominado al Oscar y galardonado con un Goya–, el cineasta madrileño vuelve a recuperar la angustia de una mujer divorciada que acaba de perder a su hijo para ubicarnos diez años después en el mismo sitio incómodo en el que nos quedamos al término de la historia primigenia: el de la espera.

"Son varias las motivaciones que me han llevado a la transformación del corto en largometraje. A parte de la necesidad de afrontar retos nuevos, sentía que no quería volver a contar lo mismo otra vez. Que quería hacer algo distinto, probar cosas nuevas, ponerme a prueba como director. También estaba latente la ilusión de volver a trabajar con Marta en un proyecto tan complejo y potente a nivel interpretativo", indica Sorogoyen. Una llamada de teléfono de su hijo de seis años alerta a Elena. El niño asegura encontrarse solo en la inmensidad de una playa desconocida después de que su padre se haya ido al coche a buscar unas pertenencias. El pequeño nunca aparece y la pena se resiste a irse.

Tiempo después de esta desaparición inconclusa, la nueva vida de Elena transcurre lastrada por un dolor inasible, ronco y enquistado en Iparralde, un pequeño pueblo de la costa vasco francesa con el conato de esperanza siempre latente de que su hijo aparezca y con el surgimiento de una relación ciertamente ambigua y ardiente con Jean, un adolescente que por edad y coincidencias físicas podría ser su vástago.

Marta Nieto vuelve a dar vida a "uno de los personajes más difíciles" con los que ha tenido que lidiar a lo largo de su trayectoria profesional, no sin haber dejado por el camino un considerable desgaste: "Entender el universo de una desaparición es un asunto muy profundo. No se trata de resolverlo, sino de tenerlo, de pasar por ciertas experiencias. Me he metido en lugares muy densos, muy oscuros y muy incómodos para mí. Adelgazar tanto, aprender francés... todo ha ayudado a construir el lugar exacto desde el que quería hablar al espectador", asegura. Un esfuerzo catártico que sin duda concede al ritmo de "Madre" la dosis necesaria de intensidad como para convertirla en una cinta desasosegante y laberíntica que hurga en las caras más polémicas de la condición humana.