Desescalada

Los restaurantes de Valencia, “desamparados” ante la imposibilidad de abrir

“Vemos el género desperdiciado sin ningún retorno, cuando desde el Gobierno valenciano se nos impulsó a acondicionar para la apertura de hoy”

Restaurantes en espera: abrir para cubrir gastos con los clientes habituales
Vista general del interior de un restaurante de la playa de la Malvarrosa con las sillas apiladas a la espera de la Fase 1 para poder abrir después del cierre obligado de dos meses por el estado de alarmaManuel BruqueAgencia EFE

“Salgo a jugar el partido y solo pienso en no perder”. Así afronta un cocinero del Cabanyal de València la reapertura de su local cuando las condiciones del estado de alarma sean más favorables para el negocio, en el que piensa que acudirán sus clientes habituales pues “no es tiempo de curiosidades”.

Alfonso García Muñoz pensó en bajar la persiana cuando vio los numerosos problemas que se presentaban: sin ingresos, sin préstamo ICO y con la obligación de pagar las nóminas de marzo y las facturas de proveedores.

Ahora, con un préstamo ICO concedido, prefiere esperar a que se permita abrir el interior de los locales, momento en que, en función de la rotación que tenga su bodega y un restaurante contiguo que aún no ha podido inaugurar, decidirá si se adapta a elaborar comidas para llevar para los clientes próximos.

Él es uno de quienes han decidido que abrir en la Fase I no compensa a la bodega “La Aldeana”, ubicada en el Cabanyal de València, que dispone de seis mesas en la terraza.

El estado de alarma le impidió inaugurar un local contiguo, “Malarmat”, habilitado como restaurante, y para ninguno de los dos se plantea fechas de apertura. Cuando abra, no hará previsiones de cuánto puede ganar porque, aunque el negocio funcione, debe devolver el préstamo del ICO, que “alivia la situación actual pero la agrava dentro de un año”.

Ha tenido que prescindir de dos trabajadores temporales y presentar un ERTE para once empleados, y comparte su preocupación sobre cómo va a hacer este verano “el colchón para los meses malos”.

Por su parte, los restaurantes de la playa de la Malvarrosa tenían claro la semana pasada que asumían un riesgo económico con la apertura prevista para esta semana -que finalmente no se ha producido al no entrar en la fase I parte de la Comunitat- pero se prepararon para ello al considerar que es una medida necesaria para comenzar a recuperar la confianza de los consumidores, con la mirada puesta a un año vista, en marzo de 2021.

Estos locales están “en perfecto estado” para abrir con los parámetros que rigen por la crisis sanitaria, después de haber trabajado “a marchas forzadas” y con el ánimo “por los suelos” desde el viernes, cuando se supo que València no entraba en la fase que permite la apertura del 50 por ciento de las terrazas.

Género desperdiciado

Con un gasto realizado en género de 4.000 o 5.000 euros por restaurante en el plan de higiene y alimentos perecederos, que han donado a trabajadores y familias cercanas,José Miralles, dueño de la arrocería “La alegría de la huerta”, en el paseo marítimo de València, el restaurante “Brasa de mar” en la Patacona y el mercado gastronómico “Mercabanyal”, y presidente de la Asociación de restaurantes de la playa de la Malvarrosa, asegura que han gastado un dinero que no tenían.

Nos vemos desamparados, vemos el género desperdiciado sin ningún retorno, cuando desde el Gobierno valenciano se nos impulsó a acondicionar para la apertura de hoy”, ha lamentado Miralles.

Los propietarios de los restaurantes admiten las disculpas que pidió el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que según dicen “ha peleado” con el Gobierno central para permitir el paso de fase, pero al mismo tiempo piden responsabilidades, claridad y transparencia.

Según el presidente de la asociación, todo lo que pueden hacer para reactivar la playa en cuanto a protocolos de seguridad sanitaria lo han llevando a cabo de manera “total y absoluta” para recuperar “la confianza del cliente, la de los empresarios, la de nuestros empleados y la del país, que necesita noticias positivas”.

Afirma que los restaurantes de este paseo marítimo son “unos privilegiados” porque disponen de terrazas amplias y se sienten con “la obligación moral de ser pioneros” en recuperar la confianza del cliente, ya que sus locales garantizan “la distancia de seguridad y un mínimo rentable”.

“Beneficios, tenemos claro que no vamos a obtener, y en la Fase II, cuando se permita el comercio interior, tampoco, pero sí ganamos algo, que es la confianza”, asegura Miralles.

Sobre sus expectativas para la primera semana de apertura, comenta que se trata de “prueba-error” y asumen un riesgo “brutal” que “debería ser más respaldado” por ayudas del Gobierno.

Cuando pueda, comenzará en “La alegría de la huerta” con una carta al 30 por ciento, la reducción de 20 a 8 en la variedad de arroces que ofrece y de 18 a 9 el número de tapas, ante un escenario en el que no saben qué se van a encontrar, según Miralles, tras unas pérdidas de casi 14.000 euros correspondientes al género que tuvieron que tirar los restaurantes de la playa de la Malvarrosa por el inicio del estado de alarma.

En su opinión, hasta marzo de 2021 la hostelería no verá reflotar sus locales y por eso el sector necesita una condonación de impuestos este año y el primer trimestre de 2021, en referencia a las expectativas de vuelta del turismo extranjero a España, que supone entre el 65 y el 70 por ciento de la clientela de la Malvarrosa.

Miralles defiende que el Gobierno debería elaborar un plan estratégico nacional para recuperar la confianza del turista extranjero, que incluya inversiones en locales, campañas publicitarias y la implantación de “todas las medidas habidas y por haber” en restaurantes, cafeterías, hoteles y taxis.