Sociedad

El último aplauso desde los balcones valencianos

El 14 de marzo fue el primer homenaje a los sanitarios, una costumbre que ha marcado nuestros confinamientos

Coronavirus pandemia
La bata y la mascarilla de una enfermera colgadas en un balcón de ValenciaAna EscobarAgencia EFE

El sábado 14 de marzo entró en vigor de manera oficial el estado de alarma en España. Aquel fue el primer día en el que, emocionados, asistíamos desde nuestros balcones y ventanas al primer aplauso conjunto al personal sanitario, nuestros soldados de bata blanca que siguen estando en primer línea de una batalla que aún no ha terminado.

Han pasado más de dos meses, concretamente dos meses y tres días, a lo largo de los cuales cada día, puntuales, hemos asistido a esa cita que nos reunía con nuestros vecinos, nos hacía sentir parte de algo, nos hacía sentir unidos frente a una tristeza infinita.

A lo largo de todo este tiempo la costumbre ha ido adoptando formas diversas: desde aquellos que decidieron convertir su balcón en una pequeña discoteca y cada día “pinchaban” música de Ximo Bayo -tan valenciana, claro-, hasta las calles en las que se proyectaban fotos de sanitarios en los edificios con mensajes de agradecimiento y de ánimo.

Los balcones se han convertido en nuestro cordón umbilical con el exterior, hemos hasta celebrado las Fallas y la Semana Santa desde esos pequeños rincones. El 19 de marzo todos los músicos valencianos salieron a tocar con sus intrumentos piezas tan tradicionales y memorables como Paquito el Chocolatero. Miles de valencianos nos emocionábamos al escucharles en el día de nuestro patrón, sin perder de vista que, si el mundo no se hubiera puesto del revés, la ciudad de Valencia estaría viviendo su día grande.

Hoy será el último aplauso a nuestros sanitarios y sanitarios, a nuestros policías, trabajadores del sector de la alimentación... Esta tarde a las 20 horas, como cada uno de los días de este confinamiento, saldremos, nos cogeremos de la mano, nos miraremos emocionados, escucharemos a Ximo Bayo, y recordaremos que, aunque sea el último aplauso, esto aún no ha terminado.