Gastronomía

Bodega Artadi: singular excelencia, goce garantizado

Habitual entre las bodegas alavesas mejor valoradas vuelve a justificar su reputación con la añada 2021 de sus vinos de parcela de Laguardia y Elvillar

Artadi es una de las bodegas más aclamadas. Su añada del 2021 promete
Artadi es una de las bodegas más aclamadas. Su añada del 2021 prometeLa Razón

Es muy útil distinguir las catas protagonizadas por un «yo» y las de un «ego». Las primeras cuentan simplemente lo que hay y lo que se percibe mientras que las segundas narran cosas internas o subconscientes de los vinos presentados. En este caso es imprescindible el maridaje de ambas actitudes.

Nos convocan desde «Sommelier Express» a una cata sin filtros, donde las expectativas y las realidades se equilibran desde el primer vino probado como fidelísimo reflejo de la bodega Artadi. Llevamos toda la semana anterior soñando con ella, tachando los días para alcanzar la cita de la presentación en La Cambra (Mercado de Colón) donde los paladares privados de un prestigioso bodeguero, un particular distribuidor, restauradores y grandes clientes se juntan en un espacio ideal para compartir una cata ejemplar y una presentación impecable.

En la mesa seis vinos, una sinfonía melódica para apreciar las distintas expresiones de la añada de 2021, más una sorpresa final. La apuesta inicial tiene una clara recompensa al probar «Artadi La Hoya», sutil tanicidad y caricia constante que mantienen las claves que lo han hecho grande. Seguidamente comparece «Artadi Quintanilla» equilibrio estructural para disfrutar con calma. El acreditado «Artadi La Poza Ballesteros» muestra complejidad, densidad madura, un tanto envolvente que reafirma su carácter e identidad propia.

Toca pasear un pequeño rato durante la tertulia con Carlos López de Lacalle, la segunda generación de estos viticultores comprometidos, a quien no le faltan palabras para describir sus vinos. Nos sugiere un trabajo ingente y minucioso entre parcelas con la mente en el terruño entre suelos arcillosos y calcáreos mientras una larga línea invisible nos conduce desde el Elvillar hasta Laguardia para encontrarnos con «Artadi San Lázaro», limpidez cristalina y persistencia en el punto justo de acidez que no dejará de desarrollar su potencial en botella los próximos meses. «Artadi El Carretil», materia en su expresión más dura camino a una loable redondez. El guion de la cata nos anuncia que nos acercamos al momento final para descubrir «Viña El Pisón 2021», energía contenida y sabio sosiego emocional. En la naturaleza de las catas de expectación el instinto lo gobierna todo. Sobran las palabras.

La conversación no tiende a distraernos de lo urgente pero si, puntualmente, a enfangarnos en debates comparativos entre los diferentes vinos para terminar en una encuesta anónima que tiene un claro denominador, la devoción por estos vinos.

Dotes enólogas acreditadas a nuestra izquierda y gastrónomos de trago académico enfrente comienzan a enumerar y entrelazar valoraciones descriptivas y juicios semánticos sobre los vinos probados, mientras disfrutamos de la singularidad de la tertulia donde se manifiesta la lealtad a los vinos de pago de Artadi.

Aunque no hace falta aleccionarlos, la mayoría de los presentes atesoran una acreditada querencia hacia los vinos presentados, la presencia de Carlos López de Lacalle hace el resto al depositar su caudal de conocimiento y criterio que satisface la curiosidad de los presentes.

Que los vinos de parcela de Artadi pueden ser designados en un mismo idioma con vocablos distintos es algo fácilmente comprobable porque todos comparten la misma partitura enóloga.

La puesta en escena y el desempeño gastronómico del equipo de Ricard Camarena resulta notable. La tan gastada palabra maridaje, que, a veces pierde cierto significado, se reanima y fortalece gracias a estos encuentros. La garantía de su éxito se basa en la división de los poderes, gastrónomo & sumiller y su equilibrio. Los préstamos entre la gastronomía y la enología tienen doble dirección.

La sorpresa final, por partida doble, corresponde a una atmosfera doblemente festiva bajo la responsabilidad de una cata a ciegas, con la presencia de dos magnum que alegraron todavía más el día: Artadi El Carretil 2015 y Valdegines 2020. Mientras unos afirman con mueca de pesar no haber conseguido averiguar el enigma propuesto el epílogo sorpresa tuvo un claro ganador, Alejandro Mengual, del Asador La Vid.

Al final, mientras algunos hacen gala de un conocimiento responsable respecto a cómo funciona las catas, otros exponen con vehemencia los clichés más sobados y vacíos del catecismo de una presentación.

Por supuesto, los seres enólogo y sumiller son falibles y ninguno de ellos está a salvo de despistarse y cometer un error. Pero con los vinos presentados resulta que tienen un seguro garantizado. Son una apuesta obligada que no se diluye en el magma relativista de cierta restauración.

En las catas recordadas siempre hay un momento en el que los deseos de unos y los gustos de otros coinciden con la opinión de la mayoría. Alzamos la copa por estos seis magníficos vinos.

Artadi: singular excelencia, goce garantizado.