Lengua
El conflicto lingüístico en el juicio de la dana de Valencia
Los abogados procedentes de otras regiones impiden que declaren o se interrogue en su lengua materna a los valencianohablantes
Una característica común de las macrocausas judiciales es que reúnen a abogados de toda clase y condición. Están las caras conocidas en los estrados, con el lustreo de años de servicio en el orden Penal, y hay otros que pasan más desapercibidos, que llegan a defender a un acusado o a una víctima porque son conocidos de ellos, o porque los recomendó un cuñado siempre voluntarioso. Motivos puede haber tantos como artículos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Ni siquiera tienen por qué ser penalistas ya que el ámbito del Derecho es amplio y el ejercicio de la abogacía puede ser también trasversal.
Otra variable importante es la procedencia geográfica del letrado ya que las mencionadas macrocausas pueden tener imputados de los cuatro puntos cardinales de la geografía nacional...o del extranjero. Baste pensar en causas como Erial, Gürtel o Azud. Esto hace que abogados colegiados en otras provincias vengan defender causas a Valencia, o que abogados valencianos toreen en otras plazas, sobre todo en Madrid, cuando las cuitas llegan, por ejemplo, a la Audiencia Nacional.
En la tragedia de la dana ha habido víctimas de diversas nacionalidades si bien casi todas residían en la Comunitat Valenciana. Y aunque la ley es la misma para todos, no así la lengua en la que se expresan, piensan, sienten, entienden o se relacionan, tanto los abogados, como las víctimas, testigos o acusados.
Y ello se está dejando ver con cierta intensidad en la instrucción de la causa de la dana, que arrasó localidades de L'Horta Sud en muchas de las cuales se habla, se piensa y se siente en valenciano. Y es que aunque les cueste creer a algunos dirigentes políticos monolingües, hay valencianos -muchos- que se expresan mejor y entienden mejor si les habla y se les deja hablar en la lengua de sus madres y de sus abuelos.
El presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó (PP) es uno de ellos. Natural de Gavarda y alcalde de esta localidad es un claro ejemplo de persona que se desenvuelve mucho mejor en valenciano que en castellano. Y no, no son cosas del pasado. Ni tienen que ver con la adscripción política, si bien los partidos de izquierdas llevan bastante mejor el bilingüismo. Pero lo bien cierto es que Vicent Mompó es del PP y es, eminentemente, valencianohablante, como le afeó un conmilitón en un mitin del PP en la plaza de toros de Valencia en el que le exigió a gritos que hablara en castellano.
Pues bien, durante toda su declaración como testigo ante la jueza de la dana, Mompó tuvo que medir sus palabras en un lenguaje que habla con normalidad pero que no es su lengua materna, y sabido es que en sede judicial las palabras han de expresar exactamente lo que queremos decir, sin ambigüedades, ambivalencias o inconcreciones. ¿Acaso no es esto desigualdad de armas?
Algo similar, aunque en menor medida, le pasa al abogado personado en la causa, Joaquín Esteve, Ximo para los amigos. La dificultad de Esteve para comunicarse en castellano es sin duda ínfima, menor que la que afecta a Mompó, dado que, en su día a día como abogado, es el castellano la lengua dominante. Pero su procedencia de Algemesí, una de las localidades arrasadas por la dana, y cuna de la Muixeranga (casi nada), denota bien a las claras en qué lengua piensa y siente Esteve.
Llegado el pasado jueves el momento del interrogatorio de Esteve a Mompó era lógico que éste se debía producir en valenciano, la lengua madre de ambos y en la que los dos iban a estar más cómodos, el verbo iba a ser más fluido y aquello que quisiera expresar el testigo lo iba a decir con mayor exactitud. Además, en el ámbito judicial la cooficialidad de nuestras dos lenguas está tan vigente como en cualquier otro. Y así lo pidió Esteve. Pero los recelos de los castellanohablantes también estuvieron vigentes, y tanto los abogados madrileños, como el fiscal, y otro letrado de procedencia andaluza se opusieron a dicha solicitud. La jueza, sin embargo, la concedió, pero ante las protestas de los letrados de la villa y corte, su señoría propuso pedir un intérprete que tradujera lo que aducían no entender. La declaración testifical de Mompó se había prolongado ya casi cinco horas y aún quedaban otras acusaciones y las dos defensas por interrogarle. Y la petición de un intérprete iba a suponer un receso no demasiado breve.
Por lo que finalmente, Esteve, conciliador, aceptó traducir mentalmente sus preguntas al castellano, y las circunstancias obligaron a seguir expresándose en esta lengua al testigo, asumiendo el esfuerzo de hacerse entender sin necesidad de intérprete.
Mompó podrá elegir la lengua en la que estudian sus hijos, si los tiene, pero el jueves no pudo elegir la lengua en la que expresarse en un juzgado de Instrucción de Catarroja (Valencia).