Ciencia

Guillermina López-Bendito: «No nos fijamos en el cerebro, porque no duele, pero lo es todo»

Guillermina López-Bendito ha sido galardonada con el Premio Jaume I a la Investigación Médica 2023

Guillermina López-Bendito, Premio Jaume I a la Investigación Médica
Guillermina López-Bendito, Premio Jaume I a la Investigación MédicaLa Razón

La curiosidad y el tesón son seguramente dos de los rasgos que más definen a Guillermina López-Bendito. Nacida en Santo Domingo, pronto regresó a Alicante, tierra natal de sus padres, donde estudió Biología en la Universidad de Alicante. Hizo la tesis doctoral en el Instituto de Neurociencias (CSIC-UMH), y tras años de formación en el extranjero, volvió a este centro, uno de los más punteros de Europa, donde ha desarrollado toda su carrera. Insiste en que España es una fábrica de talento científico, aunque no somos conscientes. Junto a esu equipo, en los últimos años se ha dedicado a investigar cómo se forman las conexiones neuronales en l etapa prenatal.

¿En qué consisten sus investigaciones?

Investigamos cómo se forman las conexiones sensoriales en el cerebro durante el desarrollo del feto. Estamos intentando dar un paso más y buscar alternativas de recuperación de estos circuitos cuando se han perdido, porque hay una ventana de tiempo en la que el cerebro se puede recomponer. En un adulto, la capacidad que tiene el cerebro de adaptarse es menor. Una alternativa a recuperar un circuito sensorial, es reprogramar un astrocito. El astrocito es astrocito y neurona, nosotros lo que hemos hecho es utilizar esa estrategia para reprogramar un astrocito a neurona, por ejemplo, visual. ¿Por qué? Porque expresa marcadores genéticos visuales, entonces esa neurona tiene la capacidad de procesar información visual de la nada.

¿Podríamos estar hablando de la curación de enfermedades congénitas como la ceguera?

Sí, hay varios grupos europeos muy, muy fuertes, que están intentando regenerar la retina, por ejemplo, en ceguera. Lo que hacen es degenerar el nervio óptico, para regenerarlo. Nosotros hemos ido más a nivel central en el cerebro, es decir, cuando se ha perdido ese órgano sensorial muy temprano por una malformación, por una degeneración temprana o simplemente no se ha nacido con algún órgano sensorial, las neuronas mueren. Estamos haciendo la estrategia complementaria. Tú puedes regenerar el órgano sensorial, pero si las neuronas centrales han fallecido, no se puede atajar el problema.

¿Es el cerebro uno de los órganos más desconocidos del cuerpo humano?

Sí, sí lo es, porque de los otros órganos sabemos muy bien cómo funcionan y su comportamiento es más esperable. Sin embargo, el cerebro, al tener tal cantidad variada de neuronas y células de la glía, no entendemos todavía las reglas por las que se conectan. Lo que más me fascina y lo que me ha enganchado a este mundo de la neurociencia del desarrollo, es que estas conectividades se ensamblan durante el desarrollo prenatal. Ver las neuronas en un funcionamiento tan temprano en un embrión es alucinante.

¿Es posible que, precisamente por ese desconocimiento del cerebro, lo cuidemos menos?

Sí, lo cuidamos menos, porque como lo tenemos siempre presente, no nos damos cuenta de que lo controla todo en nuestro organismo. Como el cerebro no duele, no nos fijamos tanto en él, pero en realidad es el todo. Y sí que hay que cuidarlo, sí.

Y, ¿cómo lo podemos hacer?

Evitando el estrés, el estar siempre corriendo. No nos permitimos tener más pausas de consolidación de la memoria, por ejemplo, tenemos que dormir más.

Hoy en día la esperanza de vida es muy larga, ¿está el cerebro humano preparado para hacerse tan mayor?

Has dado con uno de los grandes retos de la neurociencia, que es investigar sobre esa degeneración cognitiva y muchas enfermedades cognitivas que se producen cuando somos mayores. El objetivo es que se vayan alargando más en el en el tiempo para que el envejecimiento del cerebro coincida con el del cuerpo. Hay varios grupos en España que están trabajando en eso y tienen resultados superinteresantes en modelos de animales para intentar que tengan una vida más larga, pero también ayudando a que el cerebro aguante más . Pero no creo que la calidad de vida que tenemos hoy en día, con tanto estrés y tanto estar «overlow», ayude mucho, la verdad.

¿Es posible que el cerebro humano sea distinto dentro de cientos de años por el uso de las nuevas tecnologías?

Me imagino que sí, porque lo que estamos haciendo continuamente es evolucionar, aunque no nos damos cuenta. Nuestro cerebro va acompañado del ambiente, de lo que nos rodea, y las nuevas tecnologías forman parte de eso. No sé si influirá negativa o postivamente, yo creo que, como todo, tiene su parte buena y su parte mala.