Medio Ambiente

Las lágrimas del desalojo en Castellón: "Hemos perdido nuestra herencia, el entorno natural"

Cerca de 1.500 personas se encuentran repartidas entre Segorbe y Onda

Un grupo de desalojados aguarda a las puertas del polideportivo de Segorbe donde casi un centenar de personas han pasado la noche
Un grupo de desalojados aguarda a las puertas del polideportivo de Segorbe donde casi un centenar de personas han pasado la nocheAgencia EFE

Vecinos y trabajadores de los pueblos desalojados a causa del incendio originado en Villanueva de Viver y que ha calcinado ya 3.000 hectáreas viven con incertidumbre, pena y angustia el avance de las llamas y, aunque están agradecidos de que no haya habido víctimas humanas, lamentan que lo peor es la pérdida de su entorno natural, "la única herencia" que podían dejar.

El fuego avanza sin control y cuenta ya con un perímetro de 30 kilómetros. Unas 1.500 personas han sido desalojadas aunque de momento los núcleos urbanos no se han visto afectados por las llamas.

Cruz Roja ha establecido en Segorbe un albergue, y otro en Onda, en el que se alojaron anoche más de 100 personas, pero que están siendo realojadas a entornos más cómodos como el camping de Navajas -al que han acudido los vecinos de Montanejos-, el seminario de Segorbe -donde están todos los vecinos de Puebla de Arenoso- y hoteles tanto de Segorbe como de Altura. En su mayoría, las personas desalojadas se encuentran en casa de familiares y amigos.

Lola Roger, trabajadora del Ayuntamiento de Puebla de Arenoso, ha explicado a EFE que el personal del consistorio estuvo en Segorbe hasta que todos los vecinos estuvieron reubicados y "organizando cenas y haciendo bocadillos mientras llegaba Cruz Roja".

A las siete de la mañana "ya estábamos viendo cómo estaban los desplazados", que se alojarán a partir de este viernes en el seminario de Segorbe, "en una cama normal y un ambiente fantástico".

Roger señala que será un reconocido restaurante de Segorbe, Gastroadictos, el que les hará la comida y la cena en el albergue de Cruz Roja, donde comparten todos "esta situación difícil del fuego y la meteorología, con cambios de tiempo" y que hace muy complicada la situación en la Puebla, que tiene cuatro núcleos urbanos.

Un término municipal, detalla, "muy grande", con el 96 % de terreno forestal y con unos parajes de gran valor medioambiental de los que Lola Roger habla ya en pasado, sin poder evitar las lágrimas.

Los vecinos de Puebla de Arenoso podrán ir esta tarde a dar de comer a los animales o recoger aquellos que con la premura tuvieron que dejar atrás, y preocupa la situación de una explotación de ganado vacuno, que no puede ser evacuado y que confía que sobreviva a las llamas.

La peor pérdida, asegura Roger, es "nuestro entorno natural; las vidas están todas controladas y lo material al fin y al cabo no nos lo llevamos a ningún sitio, pero la herencia que podemos dejar es nuestro entorno y Puebla de Arenoso está muy centrado en cuidarlo, con cultivos ecológicos y el cuidado del medio ambiente”.

Santiago García, vecino también de Puebla de Arenoso, se mudó buscando una vida más tranquila y se encuentra “rodeado de naturaleza y gente maravillosa”.

García rememora la celeridad del desalojo: "Me llamaron por teléfono desde el Ayuntamiento para que echara una mano porque había que desalojar rápido. Nos pidieron que cogiéramos algo, pero con muchas incertidumbres".

"Nos fuimos a Montanejos, donde nos trataron de maravilla, pero al poco nos dijeron que también se tenía que desalojar esa población", señala para agradecer también el alojamiento en el seminario, donde están ahora "realmente bien".

Amparo Blay, profesora del instituto de Secundaria de Montanejos desde hace veintiocho años, cuenta a EFE que mientras daban clase ayer a las 16.30 horas, el jefe de estudios les comunicó que los niños de La Puebla de Arenoso, La Monzona y Los Calpes no podían volver a sus casas y que irían a recogerles.

De Montanejos bajaron a Segorbe, no solo los vecinos y los alumnos, sino mucha gente que estaba en los hoteles de turismo termal y eran de fuera. Después bajaron de Montán, que también se desalojó y luego llegaron a Segorbe y Altura, donde mucha gente se alojó en hoteles.

Blay ensalza la hospitalidad de la gente de la zona y la calidad del instituto, donde estudian cien alumnos en un centro "que funciona muy bien y es precioso”, en el que se hacen muchos proyectos medioambientales y los niños “tiene otros intereses, cuidan sus animales, sus familias, trabajan en el campo...", y lanza un deseo: "Esperemos que se recuperen las cosas”.

María Teresa Navarro, vecina de Montán, reconoce que se resistió mucho a salir de su casa, y lo hizo "casi" cuando le "fundieron el timbre a las cuatro de la madrugada". Dormirá en casa de su nieta, porque es mayor y tiene problema de cadera; se lamenta de lo seco que está el monte mientras mira a su perro, que "está desconcertado y no quiere ni comer", pero al que "jamás habría dejado atrás".

Agustina Tamborero y Mari Carmen son también vecinas de Puebla de Arenoso y explican que ayer por la tarde parecía que el fuego lo tenían "encima".

Mari Carmen ayudaba en el bar cuando "empezó a entrar gente muy nerviosa alertada de cómo se veía ya el fuego, muy cerca".

Sintieron "mucho susto" al principio y explican que primero fueron a Montanejos, pero también lo evacuaron y les mandaron a todos para Segorbe, dice Tamborero, quien bromea y dice que han venido “con lo puesto" y que han ido a comprarse "un camisón". Este viernes "dormiremos en el seminario y lo que toque, toque”, señala.

Agustina indica que aunque no tienen mucha información, “dicen que no se ha quemado ninguna casa” y eso le da cierto alivio: “Mientras no se quemen las casas ni las personas, para nosotras ya va bien”.

Los vecinos de Villanueva se reúnen, charlan y miran con caras apenadas las imágenes del perímetro del fuego que les llegan al teléfono mientras se lamentan de toda la masa forestal quemada y viven con la incertidumbre de cómo será la vuelta.