“Los miserables”: La ira de los suburbios que predeció a los chalecos amarillos
El debutante Ladj Ly sorprendió en Cannes con este retrato del arrabal parisino de Montfermeil, donde creció y en el que la paz social pende siempre de un hilo.
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Montfermeil es un lugar de novela, lo cual no significa en absoluto que sea un distrito idílico. Este arrabal de París es uno de los escenario en los que Victor Hugo ambientó «Los miserables», aquella proclama en favor de quienes lo tienen todo perdido de antemano: «Trabajo y salario, comida y cobijo, coraje y voluntad...». No ha cambiado tanto el estatus de sus habitantes, convertidos en una comunidad intercultural donde la droga, la violencia y la radicalización lastran la vida cotidiana. Es una de las «banlieu» (suburbio) más tristemente famosas del área de París. Un lugar en el que basta poco para que prenda la mecha.
Ladj Ly, de origen maliense, creció en sus calles y con «Los miserables» –premio del Jurado en el Festival de Cannes– aspira a introducir al espectador en la realidad del barrio. «El cine francés sobre las ‘‘banlieu’’ lo ha hecho gente de fuera y está lleno de lugares comunes. Todo son blancos y negros, buenos y malos. Yo he vivido 30 años allí y quiero mostrarlo tal cual es», explica a LA RAZÓN.
Si en nuestra «Celda 211», Daniel Monzón planteaba una situación límite en una cárcel a la que llega en su primer día de trabajo un funcionario de prisiones, en «Los miserables» es un nuevo agente de Policía, Stéphane, quien, acompañado de dos veteranos de la Brigada de Lucha contra la Delincuencia, se ve envuelto en una serie de circunstancias que harán estallar en una jornada de furia a toda la «banlieu». Los disturbios de 2005 en esta misma zona sirven de base para mostrar que, a juicio del director, nada ha cambiado, e incluso las cosas han ido a peor. «Cuando yo crecí en Montfermeil había centros culturales y asociaciones, colonias para los niños, etc... Todo eso ha ido desapareciendo. Siempre se habla de planes para las ‘‘banlieu’’, pero no veo que se materialicen», señala.
Un modelo cuestionado
¿Quiere eso decir que el modelo de integración multicultural francés ha fracasado? «No creo que haya sido un fracaso desde el principio; al contrario: ha funcionado y puede seguir funcionando. Francia siempre ha sido el país de la intregración. Yo soy un ejemplo. Pero en los últimos años hay una cierta clase política y medios de comunicación que están haciendo lo posible para enfrentar a todos».
El mensaje de «Los miserables» no resulta esperanzador. La Francia de Ladj Ly parece al borde del abismo, una olla a presión en la que la tensión de los «banlieu» se suma al conflicto latente de los «chalecos amarillos». «Estamos en un momento peligroso en Francia –señala el director–. Está claro que hay una clase política que en parte no esconde su racismo, su xenofobia y su antislamismo». La cinta es la representante de Francia a los Oscar. De entrar en la final, Ladj Ly habría pasado en apenas un año de no tener un euro para su largometraje a colocarlo, tras Cannes, en el centro del escaparate mundial del cine.