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Antonio Carmona: “Cada vez estoy más loco pero sé lo que quiero”

Los míticos integrantes de Ketama se reencuentran para volver esta noche a Madrid con un concierto en la Sala Riviera enmarcado dentro del Festival Inverfest
Connie G. Santos LA RAZON
La Razón

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Se escuchan los repiqueteos de las palmas y los chasquidos de los dedos. Se oyen las guitarras que ponen contra las cuerdas a quienes dicen que no están locos y cantan, cuerdos, que saben lo que quieren. Y es que Ketama vuelve esta noche a Madrid. La banda que a comienzos de los 80 empezó a mezclar las bases del flamenco con otros sonidos para desencadenarlo, abrir sus puertas y acercarlo al gran público regresó el año pasado a los escenarios con el “No Estamos Lokos Tour”. La voz, Antonio Carmona, habla con ese chispazo de los Habichuela, estirpe flamenca famosa donde las haya, con ese no sé qué característico de aquellos a los que les suena la vida con ritmo y compás. He aquí un gitano, orgulloso de serlo, gratamente cercano; que hoy estará acompañado por los suyos en La Riviera, en el marco de Inverfest.
–Esta noche vuelven a Madrid, pero ¿cómo fue el reencuentro?
–Lloramos, porque somos muy sensibles. La primera canción que ensayamos fue «Viviré», así que imagínate…
–¿Por qué decidieron volver?
–Porque creo que somos un referente de la música y porque la gente se merece disfrutar de los temas de toda la vida.
–Tras 14 años separados, ¿están ahora más juntos que nunca?
–Intentamos no meternos en demasiados charcos. Pero la sangre tira muchísimo y ahora nos demostramos más respeto.
–¿Qué hacer para que las segundas partes sean buenas?
–Lo que hemos hecho siempre. Lo que hizo mi padre, mi tío Pepe, Juan Habichuela... Apostar por la buena música y ofrecer al espectador nuestra mejor versión.
–Pero, en realidad, ¿quiénes son los Ketama?
–Somos tres gitanos que, de la mano de Mario Pacheco, hemos logrado una carrera profesional.
–¿Se consideran los precursores del nuevo flamenco?
–En nuestro momento lo fuimos. Refrescamos las bases, que falta les hacía.
–Gracias a esa fusión, ¿vuelve a estar de moda?
–El flamenco abarca un abanico muy grande de estilos. A mí, personalmente, me encanta la parte más ortodoxa. Pero también me gusta que la gente pueda disfrutar de otras épocas diferentes.
–El flamenco, mezclado, ¿sabe mejor?
–El ortodoxo resulta más complicado. Sin embargo, nuestra música también requiere mucha dedicación y abrir la mente a otras culturas.
–El flamenco es marca España, aunque no somos conscientes...
–Hay tantas cosas de las que no somos conscientes... La lista sería larguísima.
–¿Hasta dónde es usted flamenco?
–Lo soy 100%. Me doy una vuelta y lo que ves es lo que hay.
–Pero dígame. ¿Qué es ser flamenco?
–Una vivencia y una manera de mantener la unión.
–¿De verdad que no estamos locos?
–Yo estoy cada vez más loco, pero la música necesita ese punto de locura. En cualquier caso, sé lo que quiero.
–¿Y qué quiere?
–Tener los ojos bien abiertos y mi nariz oliendo a potaje y a puchero. También quiero tener a la gente de arriba, en especial a mi padre, conmigo, pendiente de mí. Él siempre está presente en mi corazón.
–¿Qué aprende uno cuando vuelve a nacer?
–A no cometer los mismos errores y a abrirse aún más a la música.
–¿Qué tal se lleva con la fama?
–Ahora bien. Pero cuando era más joven me costaba muchísimo ir por la calle y que me reconocieran, máxime con la cara que tengo…
–¿Y con el dinero?
–Eso nunca viene mal, ni sobra, porque siempre hay algún familiar o colega al que le hace falta.
–Si no hubiera sido cantante...
–Me encantan la mecánica y los coches. De pequeño me iba a los garajes y me quedaba prendado viendo los motores.
–¿A cantar se aprende?
–No. Soy buen percusionista. Podría haber sido un guitarrista, pero frustrado, porque la guitarra necesita mucho tiempo. En realidad, la de cantante y compositor ha sido la mejor profesión que he podido elegir.
–¿En qué piensa cuando compone?
–Me siento en un banco y veo a la gente sacando a los perros, hablando por teléfono, con un sinfín de problemas. Observo a una señora que va en una silla de ruedas y pienso... Luego, a lo mejor, pasa un niño por delante. Y es que la vida es un escaparate. Solo hay que filtrar lo que se ve y contarlo con arte.
–¿Y cuando canta?
–Pienso en Dios y en todo lo bueno que me ha dado. La verdad es que no me puedo quejar.
–¿Canta en la ducha?
–Sí, claro. Como buen gitano flamenco que se ducha todos los días, me encanta recordar las melodías y lo que he hecho durante la noche anterior (risas).
–¿Qué música lleva en el coche?
–La de Camarón, Paco de Lucía, Mac Davis, La Niña de los Peines, Manolo Caracol…
–¿Qué le cantaría a España?
–(Risas) Que no estamos locos y que sabemos lo que queremos.

El lector:

A Antonio Carmona le interesa saber cómo va el país y lo que ocurre en el mundo, sobre todo, para detectar los temas que denunciar, a golpe de letras y melodías. Por eso lee la prensa o ve el telediario, aunque cuando tiene poco tiempo suele informarse de las noticias a través de su teléfono móvil.