Gerona, en la cumbre mundial del circo
El Festival “Elefant d’Or” cierra su 9ª edición con una sonora ovación batiendo récord de espectadores
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Cerca de 34.000 espectadores ha reunido esta 9ª edición que se clausuró anoche del Festival Internacional del Circo “Elefante de Oro” de Gerona, el más importante de España y uno de los cinco más destacados en todo el mundo. Artistas y compañías procedentes de Ucrania, China, Cuba, Bielorrusia, México, Argentina, Estados Unidos, Kazajistán y, muy especialmente este año, Rusia se han disputado durante seis días los dos preciados Elefantes de Oro que concede el jurado oficial –compuesto por expertos internacionales– como máximas distinciones. Ekaterina Zapashnaya (Rusia), artífice de un deslumbrante número de cintas aéreas llamado “Close Eyes” que también se llevó el Premio del Público, y Wesley Williams (Estados Unidos), haciendo equilibrios encima del monociclo más alto del mundo –nada menos que 8′5 metros–, fueron finalmente los grandes triunfadores de la noche. Andrey Lyamin, exhibiendo una espectacular forma física en su aplaudido número del mástil aéreo; la pareja de Jump’n’Roll, que tuvo al público en vilo durante algunos de sus imposibles saltos en la plancha coreana; y la Anhui Acrobatic Troupe, llevando la disciplina del equilibrio de bancos hasta límites insospechados, se hicieron con sendos Elefantes de Plata en una cita con 24 espectáculos en total que tiene la competición como inexcusable seña de identidad. “Hay mucha usurpación en la terminología, pero en verdad todo ‘festival internacional’ tiene que tener necesariamente este formato, con dos semifinales totalmente distintas entre las que se eligen unos finalistas y luego unos ganadores”. Lo explica Genís Matabosch, director y presentador de este certamen que, en solo nueve años, ha cuadruplicado su público y se ha situado como la segunda cita de estas características más importante en Europa tras Montecarlo. “Los otros requisitos –añade el director– son dar cabida a un mínimo de 20 o 22 números, tener un aforo importante, que en nuestro caso es de unas 2.500 butacas en cada función; una orquesta que acompañe las actuaciones; un jurado de prestigio; desarrollar actividades paralelas a los espectáculos y, por supuesto, concentrar un alto nivel de calidad en los artistas y las actuaciones”. Se trata, en definitiva, de seguir las pautas marcadas por el mencionado Festival de Montecarlo, que inauguró este modelo de certamen hace ya 47 años y que hoy sigue siendo un referente mundial.
En el caso del Festival Elefante de Oro de Gerona, Matabosch impone un requisito más, como si no fueran suficientes lo ya enumerados: que ninguno de los espectáculos programados se haya estrenado aún en Europa. Y es aquí donde, según el director, hay que buscar la razón por la que no aparece en el cartel ningún artista español. “Es verdad que no hay españoles; pero tampoco hay europeos en general. Se debe a que todos los números han de ser inéditos, pero al mismo tiempo de primerísimo nivel; y solo alcanzan ese primer nivel cuando los artistas los han ido probando y madurando. Lo lógico es que un artista español o francés ya haya estrenado y probado su número dentro de su ámbito geográfico. Este reto de programar solo estrenos absolutos en el continente nos obliga a estar muy pendientes de lo que se hace en todo el mundo, a viajar muchísimo y a tener una enorme y eficaz red de contactos con todos los circos”.
Nombrado por el ex ministro de Cultura, José Guirao, vocal experto del Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música, Matabosch se ha convertido recientemente, con una calificación de sobresaliente cum laude, en el primer doctor en Historia del Circo de toda Europa. Conocedor de este arte, por tanto, en sus vertientes práctica y teórica, el director del Festival Elefante de Oro cree que el principal problema del circo en España no estriba tanto en los apoyos institucionales como en los referentes: “Cuando se presentan propuestas interesantes, el público responde y la taquilla también. El problema es que necesitamos más espectáculos de alta calidad para romper los estereotipos que aún tenemos aquí: que si siempre es lo mismo, que si es una cosa para niños… En este festival, afortunadamente, ya los hemos roto. Al Elefante de Oro, que tiene un público muy fiel, la gente llega el primer año con toda la familia y todos los hijos; entonces se da cuenta de que, en realidad, son los adultos los que mejor aprecian este tipo de espectáculos. Ellos luego siguen viniendo, pero ya no se preocupan tanto de traer a los niños”.