Cuando el padre de Trump fue detenido con el Ku Klux Klan
Fred Trump fue arrestado hace ahora 93 años en Nueva York, donde se registraron violentos enfrentamientos entre fascistas y antifascistas
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En 1927, Frederick Christ Trump tenía 22 años. Había nacido en Nueva York, de padres alemanes emigrantes y empresarios. Se crió en el Brox pero pronto la familia se fue a vivir al barrio de Jamaica en Queens, donde más tarde construirán todo un emporio residencial. Frederick salió a la calle en el Día de los Caídos, una festividad estadounidense que honra a los militares fallecidos. A las pocas horas, fue detenido por la policía durante una marcha con el Ku Klux Klan en la que 1.000 hombres encapuchados marcharon sobre Queens y terminaron protagonizando una multitudinaria pelea a puñetazos contra personas de ideología contraria que les increpaban. Esa misma jornada, en otro punto de la ciudad, dos hombres italianos fueron asesinados ese día por militantes antifascistas. Fue el 31 de mayo de hace 93 años, pero parece que fue ayer.
Las razones para que el Ku Klux Klan convocase una concentración en aquel día fueron varias. La primera, denunciaban que los americanos protestantes nacidos en EE UU estaban siendo hostigados por «policías católicos» de la ciudad de Nueva York. Según aclaraban en sus manifiestos, repartidos a todos los que pasaron por allí, los manifestantes se habían organizado para defender «una bandera, la americana; una escuela, la pública y una lengua, la inglesa». No se sabe a ciencia cierta qué hacía el padre de Donald Trump por allí, pero las crónicas periodísticas recogen que se llevaron a cabo siete dentenciones de personas que se encontraban por los alrededores. Parece ser que Trump padre fue detenido por no querer dispersarse del lugar cuando fue requerido a ello, es decir, que no se encontraba llevando a cabo ninguna acción violenta.
Sin embargo, según publicó el «Washington Post», todos los arrestados fueron representados por el mismo abogado, lo que lleva a pensar que de algo conocería a las personas allí congregadas y que su presencia, más que casual, estaba organizada. Después, fiel a la esencia de los hombres de negocios estadounidenses, Trump padre se centró en el dinero y su implicación política siempre fue discreta. Comenzó a construir viviendas unifamiliares en Queens y después también logró beneficios con los barracones para el ejército y sus familias durante la II Guerra Mundial, hasta que se decidió por la construcción de apartamentos en Brooklyn. Se calcula que levantó en tiempo récord unos 27.000, que fueron la base de su fortuna. Por esa velocidad y eficiencia, algunos le llamaron «el Ford» de la industria residencial. Quizá la comparación no era del todo inocente, ya era bien conocido el antisemitismo de Henry Ford y su simpatía por los nazis. De hecho, el empresario automovilístico es el único estadounidense que aparece citado por su nombre completo en el «Mein Kampf», la obra que escribió Hitler.
Ambos se profesaban mutua admiración. El hoy presidente negó hace unos años, fiel a su estilo, los hechos que involucran a su padre con una manifestación racista. ¿Manifestación, qué manifestación? ¿Qué es el KKK? ¿Padre, qué padre? Vaya tontería, yo jamás he tenido padre. Más o menos en esta línea de profunda argumentación iban los desmentidos de Trump hijo. Ya conocen su dialéctica: negar un problema hasta que puedas echarle la culpa de él a otro. Pero seguramente será mejor que no nos hagamos los tontos cuando pasan las cosas que pasan.