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Cultura

Estrenos de la semana: “Matthias & Maxime”, “La red avispa” y “Los lobos”

Un fotograma de "Los lobos", el segundo largometraje del mexicano Samuel Kishi Leopo
Un fotograma de "Los lobos", el segundo largometraje del mexicano Samuel Kishi LeopoImdbImdb

Crítica de “Matthias & Maxime” : Un beso robado ★★✩✩✩

Dirección y guión: Xavier Dolan. Intérpretes: Gabriel d’Almeida Feitas, Xavier Dolan, Anne Dorval, Camille Felton. Canadá-Francia, 2019. Duración: 119 minutos. Drama.

Xavier Dolan mira a Gabriel D’Almeida Freitas
Xavier Dolan mira a Gabriel D’Almeida FreitasImdbImdb

En la extraordinaria «Supersalidos», dos amigos del alma (Jonah Hill y Michael Cera) acaban una noche de borrachera «destroyer» declarándose lo mucho que se quieren. Uno de ellos va a marcharse a la universidad, el otro se quedará en la «urba»; la ruptura está cerca. Tal y como está escrita la escena –y la siguiente, el despertar con resaca, en la que ambos se arrepienten de haber mostrado sus sentimientos por el otro–, la película equipara, de un modo harto inteligente, la amistad masculina y el amor romántico. En apenas tres, cuatro minutos de metraje se pone patas arriba la noción de masculinidad en un género tan sexualizado como la comedia gamberra sin frivolizar el tema: es posible que Jonah Hill esté enamorado de Michael Cera, sobre todo cuando vemos cómo lo mira cuando se separan en las escaleras mecánicas de un centro comercial. «Matthias & Maxime» es la prueba de que si Xavier Dolan hubiera dirigido «Supersalidos», habría sido mucho menos divertida, y también menos honesta. Aquí, dos amigos del alma, en este caso ya en los treinta, también en tránsito de separarse (uno se va a Australia a empezar de nuevo, alejándose de una madre abusiva; el otro, abogado, se prepara para sentar la cabeza y ascender en su trabajo), heterosexuales ¿con fisuras ocultas?, tienen que darse un beso para el corto de una colega. Dolan nos roba el momento, como si evitarlo fuera a aumentar nuestro deseo de verlo. Es una decisión significativa, sobre todo cuando problematiza ese beso, convirtiéndolo en un trauma hiperbólico, se supone que porque ha liberado toda la tensión sexual de una relación que no había salido del armario. Llegamos a la conclusión de que Dolan, tan intenso como de costumbre, es un puritano. Exagerando la ruptura, desnaturaliza su discurso sobre la crisis de la masculinidad y los prejuicios sociales del amor. El resultado es una novela rosa que se toma en serio sus propios histrionismos, sin que la relación entre los personajes resulte ni creíble ni conmovedora.

Lo mejor: Los fieles a Dolan encontrarán en ella la esencia del estilo de su autor

Lo peor:La sensación de que traumatiza donde debería normalizar, y que convierte un grano de arena en tragedia

Crítica de “La red avispa”: Espías sin consistencia ★★✩✩✩

Dirección y guión: Olivier Assayas. Intérpretes: Edgar Ramírez, Penelope Cruz, Wagner Moura, Ana de Armas. Francia-Brasil-España-Bélgica, 2019. Duración: 123 minutos. Thriller.Netflix

Penélope Cruz y Gael García Bernal protagonizan "La red avispa"
Penélope Cruz y Gael García Bernal protagonizan "La red avispa"ImdbImdb

Cuba, exiliados, espías, agentes dobles, etcétera. Sobre el papel, parecía que Olivier Assayas había regresado a los tiempos de “Carlos”, el eléctrico biopic sobre el terrorista venezolano que lideró el asalto a la central de la OPEP en los setenta. En la práctica, la concentrada historia de unos cuantos desertores del régimen cubano que, en los años noventa, se convierten en infiltrados en organizaciones anticastristas en Estados Unidos, es prácticamente la némesis de “Carlos”. Como siempre, los personajes de Assayas sienten la necesidad de estar en otro sitio, de moverse a través del mundo, de ponerse otra piel que no es la suya, pero en “La red avispa” hay algo que los retiene, una miopatía que les adelgaza el músculo a medida que la trama se alambica y, por corte, pasamos a otra cosa. Esta impaciencia tan assayasiana no consigue dinamizar una película apelmazada por los tópicos, por la incertidumbre ideológica, por no saber manejar el conflicto entre lo íntimo y lo político, que parece ser su máxima preocupación (ese es el papel simbólico que cumplen Penélope Cruz y Ana de Armas como mujeres que esperan, un poco como las amas de casa del western clásico). Nunca Assayas había estado tan cerca de hacer un cine-fantasma, despersonalizado, corporativo. No es un pastiche a lo Brian de Palma (como podía ocurrir con “Boarding Gate” o “demonlover”). En todo caso, el modelo que parece imitar es el de “Loving Pablo”, y no precisamente para deconstruirlo.

Lo mejor:Edgar Ramirez, que también fue “Carlos”, sigue siendo un actor que celebrar

Lo peor:Empalidece aún más a la sombra de la brillante filmografía de su autor

Crítica de “Los lobos”: Esto no es Disneylandia ★★✩✩✩

Dirección: Samuel Kishi. Guión: S. Kishi, . Briones y S. Gómez-Córdova. Intérpretes: Martha Reyes Arias, Maximiliano Nájar, Leonardo Nájar. México-EE. UU., 2019. Duración: 95 minutos. Drama.

Un fotograma de "Los lobos"
Un fotograma de "Los lobos"ImdbImdb

Es curioso que, en esta historia autobiográfica de inmigrantes en tierra hostil, Samuel Kishi no ponga el acento en el paso de la frontera entre México y Estados Unidos, que aquí se produce sin dramatismo alguno. Tal vez es el aviso de que cuando recalen en el cochambroso apartamento de Alburquerque en el que van a pasar confinados buena parte de la película, los niños de “Los lobos” no vivirán grandes tragedias. El filme podría definirse como la versión ‘low fi’ de “The Florida Project” (esa visita a Disneylandia como promesa incumplida del sueño americano; esa casera protectora, algo así como la versión oriental del personaje que allí interpretaba Willem Dafoe) sino fuera porque el postneorrealismo de Sean Baker era todo color y movimiento, y Kishi opta por un realismo seco y áspero. No hay sobresaltos dramáticos, porque las catarsis -el dinero robado, por ejemplo; materia prima con la que Ken Loach nos habría desgarrado las vestiduras- están integradas en un tono cotidiano, triste y rutinario, que nos enseña cómo es la vida de una mexicana en América, que para subsistir ha de hacer doble turno en una fábrica y dejar a sus hijos encerrados con un solo juguete. Feliz idea de guion, esa grabadora que sirve como mediadora familiar entre supervivientes, aparato que escupe normas para entender una cárcel que suplanta los deseos de libertad con que uno escapa de su país, otra cárcel, se supone que peor.

Lo mejor:El retrato, quieto y confinado, de la América de los trabajadores esenciales e inmigrantes

Lo peor:A veces le falta un poco de tensión dramática que rompa una cierta monotonía