Teatro en Cáceres contra viento y marea
El Festival de Teatro Clásico de Cáceres supera con éxito el ecuador de una atípica edición que estuvo a punto de suspenderse por la pandemia
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Si bien la crisis sanitaria ha afectado de una manera u otra a todos los festivales de teatro este año, lo cierto es que los más perjudicados han sido los que tenían su fecha de celebración más adelantada en el calendario, cuando la incertidumbre y las limitaciones impuestas por las autoridades sanitarias eran mayores. Este ha sido el caso del madrugador Clásicos en Alcalá o del Festival de Cáceres, por ejemplo, que tienen lugar siempre en el mes de junio y sirven, en cierto modo, como punto de partida a la amplia temporada veraniega. Mientras que la organización del primero se vio tristemente obligada a suspender, la del segundo decidió arriesgar, confiando en una pronta mejoría de la situación, y pospuso el evento al mes de septiembre. Afortunadamente, las cosas han salido según lo esperado y, adoptando las nuevas medidas de seguridad y reducción de aforo, el festival entra estos días en su recta final con una estupenda acogida por parte del público. “Fue una decisión complicada –reconoce su directora, Silvia González Gordillo-. Creíamos que era un evento importante para la ciudad y para el tejido cultural, y nos resistimos a cancelarlo de manera definitiva. Tratamos de explicárselo bien a los políticos para obtener su respaldo, que lógicamente era necesario, y la verdad es que todos respondieron de manera muy positiva. Entendieron perfectamente que la cancelación suponía, además, un varapalo para las compañías y las empresas de un sector que ya está en una situación bastante asfixiante”. Y así lo entiende también la Consejera de Cultura de la Junta de Extremadura, Nuria Flores, que aseguraba en el acto de presentación que era de justicia no dejar tirado “a un sector cultural que, durante el confinamiento, nos lo ha dado todo de manera desinteresada”.
Y como homenaje a parte de ese sector cultural, concretamente a los esforzados cómicos ambulantes que recorrían ciudades y pueblos arrastrando su carromato/escenario para hacer soñar y arrancar una sonrisa a las gentes de toda condición, ha sido concebido el montaje inaugural de esta 31ª edición. “El carro de los cómicos de la legua”, que así se llama el espectáculo, nace del deseo de Gema González, actriz y productora del montaje, de rescatar el antiguo proyecto de teatro ambulante de Al Suroeste Teatro, con Pedro Penco y el desaparecido Javier Leoni a la cabeza, que estuvo funcionando desde 1991 hasta 2009. González ha recuperado el carro original de la compañía y le ha encargado una cuidadosa restauración, que ha dado un fantástico resultado, al pintor y escenógrafo Miguel Ángel Gibello. Asimismo, la productora ha querido seguir contando con Pedro Penco, que dirige la función, y Miguel Murillo, que se ha ocupado, como antaño, de una dramaturgia en la que se abrazan algunos textos clásicos de Cervantes o Quiñones de Benavente con otros elementos metateatrales que hacen referencia a las dichas y desventuras de los propios cómicos ambulantes en su trabajo diario. Un teatro popular y festivo para toda clase de espectadores que ha servido muy bien para introducir los otros montajes que se han podido ver en esta primera semana.
“Tito Andrónico”, la desmesurada y salvaje tragedia de William Shakespeare, logró atrapar sin fisuras la atención del público durante las más de dos horas y media que duró la función. Dirigida por Antonio Castro Guijosa a partir de una versión de Nando López, y protagonizada por José Vicente Moirón, la función tiene, efectivamente, todos los ingredientes para despertar interés: el texto es claro, directo y está bien dicho; el conflicto está bien despejado y planteado; las motivaciones e intenciones de los personajes, bien sugeridas; la acción, ágilmente encauzada… En definitiva, a pesar de su duración, la obra se ve de principio a fin sin pestañear.
La maravillosa refundición de dos textos de Jerónimo Bermúdez que la compañía Nao d’amores ha titulado “Nise, la tragedia de Inés de Castro”, y que ha convertido en una auténtica joya teatral; la divertida y exitosa “La ternura”, dirigida por Alfredo Sanzol; o las no menos desopilantes “Andanzas y entremeses de Juan Rana”, concebidas e interpretadas por la aplaudida compañía Ron Lalá, son algunas de las propuestas que han pasado ya estos días por el casco antiguo de una ciudad Patrimonio de la Humanidad que bien permite a cualquier espectador trasladarse mentalmente sin mucho esfuerzo al Siglo de Oro.
Entre lo que aún queda por llegar hasta este domingo, fecha de clausura del festival, cabe destacar “Marta la piadosa”, de Tirso de Molina, en un montaje de los siempre originales Teatro Defondo; la traslación del universo cervantino a la España vaciada que ha hecho Teatro del Temple en “Don Quijote somos todos”; la nueva incursión en Shakespeare de Alfonso Zurro, dirigiendo a la compañía Teatro Clásico de Sevilla en “Romeo y Julieta”, o la espléndida e irreverente versión de “Ricardo III” que dirige Miguel del Arco.