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Muere Christopher Plummer a los 91 años

El actor, célebre por su papel en “Sonrisas y lágrimas” y, más recientemente por sustituir a Kevin Spacey en “Todo el dinero del mundo”, ha fallecido en su casa de Connecticut
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  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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“Solo eres dos años mayor que yo, cariño, ¿dónde has estado toda mi vida?”. Esas fueron las primeras palabras de Christopher Plummer al recoger el Oscar que ganó, por fin, en 2012 y para estallido en carcajada cómplice del Dolby Theatre de Los Angeles. El veterano y respetado actor fallecía esta mañana, a los 91 años, “en paz” y en compañía de su esposa durante las últimas cinco décadas, Elaine Taylor, según se podía leer en el comunicado que hizo público su representante. Lou Pitt, agente junto al que trabajaba desde los ochenta y cuya relación da cuenta del carácter leal del actor, añadía al final del mismo: “Fue un hombre extraordinario que amaba y respetaba su profesión desde los férreos modales que le habían inculcado. A través de su arte y su humanidad, su legado perdurará por generaciones y siempre estará con nosotros”.

El legado de un valiente

Plummer, que había puesto una vez más a la crítica en pie con su pequeño papel en “Puñales por la espalda” (2019), estaba inmerso una tercera etapa de gloria tras su aparición en “Todo el dinero del mundo”. La película, que se había terminado de rodar con Kevin Spacey en el papel del magnate J. Paul Getty, fue devuelta a la cadena de montaje ante las denuncias de acoso que aparecieron contra el actor. Después de decidir que se volverían a rodar los planos que involucraban al actor de “House of Cards”, el director Ridley Scott acudió a Plummer sabiendo de su buena reputación en el mundillo y planteándole un desafío de esos que solo pueden aceptar aquellos que ya no tienen nada que demostrar. El intérprete canadiense no solo salió airoso del reto, sino que además se ganó una nominación al Oscar como Mejor Actor Secundario.
La candidatura era solo la tercera de una ilustre carrera, ya que también había sido nominado por su trabajo en “La última estación” (2009) y en “Beginners”, por la que sí obtuvo la estatuilla. Plummer, que daba vida al padre en la ficción de Ewan McGregor, interpretaba a un anciano cuya homosexualidad había quedado reprimida por el tiempo en el que le tocó vivir. Ganador también del Globo de Oro, del Emmy y hasta nominado al Grammy por una banda sonora en la que participó, su carrera en el cine encuentra ahora su final casi 70 años después de haberla iniciado, en 1958.
En “Sed de triunfo” a las órdenes de nada más y nada menos que Sidney Lumet, el canadiense dio el salto desde la televisión y comenzó a abrirse paso en el celuloide hasta que dio con uno de sus papeles más recordados: el General von Trapp de “Sonrisas y lágrimas”, de 1965. Siempre desde una caballerosa posición de actor de reparto, Plummer no alcanzó papeles más importantes hasta bien entrados los noventa, cuando trabajó a las órdenes de Spike Lee en “Malcolm X” y, sobre todo, junto a Al Pacino y Russell Crowe en “El dilema”, de Michael Mann. Fue también el Van Helsing de la olvidable “Drácula 2001″ y prestó su voz a numerosas películas de animación y videojuegos, desmarcándose como un pionero en la materia.

Su enésima juventud

Su trabajo en “Una mente maravillosa” (2001) le valió, según Oliver Stone su papel como Aristóteles en “Alejandro Magno”, de 2004, en la que ya se apreciaba su maestría hierática para adoptar el papel de la senectud hecha conciencia. Puso voz al antagonista de “Up”, de Pixar, en su versión inglesa y, sin descuidar su respetada faceta teatral, volvió a trabajar con intensidad en el cine. Así le llegó la propuesta de ponerse en la piel de León Tolstoy para “La última estación” y el papel de su vida, en la mencionada “Beginners”. En el momento de su fallecimiento, Plummer se encontraba en un punto indeterminado del proceso de grabación de su voz para “Los héroes de la máscara dorada”, película de animación con capital asiático basada en la novela homónima de John Wilson.
La conmoción y el respeto no han tardado en llenar las redes sociales, tanto de la Academia de Hollywood como de sus compañeros de reparto más recientes. Después de 91 años de vida y 70 de carrera, el legado de Plummer es el de un actor valiente y dedicado, apasionado por el cine y testigo directo de la transformación del medio, desde las películas que montaba Lumet a base de colillas de cigarro, hasta los últimos estrenos de Netflix. Con su fallecimiento, se va el último gran caballero y un secundario de esos que solemos etiquetar como “de lujo” pero que en realidad son los que dan entidad y cuerpo a toda una industria.