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“Preocupan más las apariencias que lo que en realidad ocurre en cada casa”

Publica “Delparaíso” (Espasa), una novela que, a través de una narración tan incómoda como cautivadora, funciona como reflejo de la sociedad actual
Carlos Ruiz

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Desde que se publicó el 7 de enero, “Delparaíso” (Espasa) no ha cesado de encabezar las listas de libros más vendidos en España. “Es algo verdaderamente emocionante”, explica su autor, Juan del Val, a LA RAZÓN. “No se escribe para eso pero, cuando ocurre, es algo maravilloso”, confiesa. Es la quinta novela del madrileño y con su nombre hace referencia a “una organización de lujo que está a las afueras de Madrid, es el escenario fundamental donde viven muchos de sus protagonistas”. Con esto, la novela, “es un poco un reflejo de la sociedad actual, de todas las clases sociales, es como una mirilla para ver un lugar que parece inaccesible, reflejando cómo es la vida de la gente que vive ahí, que alomejor no es tan idílica como parece desde fuera”.
-¿Cómo se relacionan los personajes con estas viviendas de lujo?
-La urbanización tiene mucho que ver con el concepto que quiero contar en “Delparaíso”. Es un lugar concebido a partir de la seguridad, lo cual es interesante como concepto, diría, filosófico: cómo estructuras tu vida en base a la seguridad. Al final, esta seguridad te puede librar de que pasen algunos ladrones, pero no de otro tipo de miedos, inseguridades o tragedias. Luego, también hay algo estético en la novela: a través de personas que tienen bastante dinero y grandes casas, me gusta jugar con que cada uno la decora de una manera, más o menos hortera, con más o menos interés por el arte.
-¿Es un libro sobre apariencias?
-Tiene mucho que ver con eso. Al final, el éxito depende de lo que vean los demás, más que lo que ocurre en realidad dentro de tu casa. La sociedad actual tiene mucho de eso. Ha pasado siempre pero, ahora, a través de las redes sociales, cobra más importancia la imagen que proyectas. Si sales muy feliz en una foto, parece que lo estás, pero puede que no te sientas así.
-¿Es algo que debería preocuparnos?
-No lo sé. Yo, en general, no juzgo, en la novela no doy mi visión de la vida. Yo la pongo delante y luego cada uno que la viva como quiera. Todas las generaciones y todas las épocas tienen cosas buenas y malas. Estamos muy pendientes de la imagen, de lo que se ve, y a mi no me termina de gustar ese concepto. Pero me ni me preocupa ni no me preocupa. Es así, no hago una crítica a nada.
-Entonces, ¿es un mero reflejo?
-Intento contar, no la realidad, sino lo que ocurre detrás de lo que se ve. Tanto lo que pasa dentr ode los muros como de las personas, que casi nunca es lo mismo que proyectas. Yo pongo la vida delante, no doy mi visión de la vida.
-¿Qué hay de los personajes?
-De todo el abanico de personajes que hay, que es bastante denso y son todos distintos, hay algunos que caen mejor y otros peor. Hay una frase que dice que “la vida no es como nos gustaría que fuera”. En ese sentido, yo escribo intentando contar las cosas como son realmente, no como quisiéramos que fuera. Yo disfruto mucho todos los personajes, tengo simpatía y debilidad absoluta por algunos, mientras que otros me caen verdaderamente mal.
-¿Cómo le da vida a un personaje que odia?
-Evidentemente, soy un escritor y tengo mucha imaginación. Una vez dicho eso, los personajes están ahí, lo único que hay que hacer es mirar bien. A veces, los tienes muy cerca, parte de ellos los imaginas y otros tienen algo de ti mismo. La vida está ahí y, si la miras con detenimiento, siempre es susceptible de describir. Y eso es lo que me gusta hacer.

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