Nuria Giménez, la directora novel de los Goya que ha revitalizado el documental
La autora de “My Mexican Bretzel” comparte nominación en la categoría de dirección con Pilar Palomero, Isabel Coixet e Icíar Bollaín
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La fascinación de Nuria Giménez por las imágenes alcanzó uno de sus puntos más álgidos y obsesivos en términos de creatividad audiovisual a raíz del descubrimiento de un tesoro. Esta particular alhaja en forma de bobinas de celuloide encontrada en el sótano de la casa de su abuelo en la localidad suiza de Kilberch, Frank A. Lorang, poco tiempo después de su fallecimiento, empujó a la realizadora a un viaje de siete años de experimentación, análisis, descubrimiento y arriesgadas tentativas con el que se propuso encontrar algo que inicialmente no sabía que buscaba. El resultado de esa dilatada criba y ese apasionante ejercicio de juego y observación (llegó a visionar algunas tomas hasta 90 veces) con el inabarcable y hermosísimo material de filmaciones en las que se observaban escenas de cotidianidad sentimental entre su abuelo y una mujer llamada ficticiamente Vivian Barrett viajando por Europa rodadas entre la década de los 40 y los 60 fue “My Mexican Bretzel”.
“Tenía mil caminos abiertos y sin embargo lo que más claro tenía era lo que no quería hacer. No quería hacer un documental convencional sobre la vida de mis abuelos, no quería la intervención de una voz en off y tampoco quería sonido ambiente”, reconocía hace unos meses una Giménez recién aterrizada en Madrid para la promoción durante nuestro primer encuentro en la parte exterior del Café Barbieri en Lavapiés, ese barrio con prisa y acento en donde todo parece distinto y afortunadamente lo es. Resulta especialmente interesante apreciar cómo su relación con la iconografía no ha cambiado: “Estoy descubriendo el lenguaje audiovisual desde hace no tanto tiempo. La imagen me sigue descubriendo muchísimas capas que a primera vista no veo y capas que antes no veía. Más que mirar o ver, me gusta mucho remirar, volver a ver imágenes, porque siempre descubro algo distinto. Prefiero pocas imágenes y concederles tiempo y espacio y no esta rapidez y este bombardeo continuo de imágenes, pese a que tenga que acostumbrar el ojo también a ello porque evidentemente vivo en el siglo XXI. Intento relacionarme con la imagen desde un lugar más analógico”, comenta al otro lado del teléfono.
El largometraje, desde su estreno en el Festival de Rotterdam, donde ganó el Premio Found Footage, y tras su paso por Gijón, San Sebastián y Barcelona, no ha parado de cosechar éxitos -incluido el Premio Especial de los recientemente celebrados Feroz- hasta recalar en los premios del cine español por antonomasia, los Goya, que se celebran esta noche a las 22:00 en el Teatro Soho de Málaga. Esta talentosa creadora de hipnóticos y expresivos ojos azules nominada en la categoría de mejor documental y mejor dirección novel, algo verdaderamente insólito en la historia de la ceremonia al estar la propuesta presentada encajada dentro del género documental, confiesa para LA RAZÓN su todavía incrédulo entusiasmo: “Desde que recibí la noticia sentí un agradecimiento absoluto, sensación de sorpresa máxima y muchísima alegría e ilusión. Como no lo esperaba nada, pienso que lo asimilaré dentro de un tiempo, pero ahora mismo literalmente sigo sin creérmelo y para mí las nominaciones ya son un premio en sí mismas”.
La no presencialidad sobre la que gira la atípica gala de este año, se traduce a ojos de Giménez, en una decisión responsable complicada de tomar y por consiguiente de juzgar. “No sé lo que supone organizar un evento de semejante envergadura, pero imagino y entiendo que tiene que ser complicadísimo. Desde fuera se ven las cosas mucho más fáciles, pero creo que si desde la Academia han considerado que la no presencialidad era la mejor opción, es porque así será”, aunque matiza “eso sí, en los Feroz salió todo muy bien”. En una temporada especialmente boyante para el género documental, la directora catalana, que se enfrenta en la categoría de mejor documental a trabajos como la subrayable propuesta de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega sobre la figura de Umbral, “Anatomía de un dandy”, la sensible crítica social sobre la crisis migratoria de Paula Palacios, “Cartas mojadas” o “El año del descubrimiento” el celebrado y monumental retrato de la lucha de la clase obrera y las asociaciones sindicales de la región de Murcia durante el 92 dirigido por Luis López Carrasco, reivindica la naturaleza cinematográfica de este tipo de propuestas.
“Estoy encantada con el trabajo de mis compañeros de nominación. Antes de enterarme de la noticia ya había visto algunos de ellos y creo que son propuestas que debería ver todo el mundo. También hay otras películas que no están nominadas que también. En la categoría de documental creo que se han hecho cosas increíbles en los últimos años” asegura. “¿Pero sabes? Me cuesta muchísimo expresar con rotundidad la categoría correcta en la que debería encajarse por ejemplo “My Mexican Bretzel” -apostilla-. Entiendo que se puede clasificar como documental creativo, experimental, híbrido. Parece que la gente cada vez se está dando más cuenta de que los documentales también son cine o pueden llegar a serlo. Es verdad que hay documentales que por ejemplo tienen un tratamiento más clásicamente informativo, más televisivo… y otros que son más cinematográficos. Pero entiendo que tanto “El año del descubrimiento” como “Anatomía de un dandy” como “Cartas mojadas” como “My Mexican Bretzel” son películas. Es cine”.
Son varios los motivos que convierten a Nuria Giménez en una voz cinematográfica prometedora y aunque ser mujer no es un logro per se, formar parte del cuarteto femenino que opta a la mejor dirección (tanto genérica como novel) junto a Pilar Palomero, Isabel Coixet e Icíar Bollaín sí que podría considerarse un triunfo atendiendo al sangrante desequilibrio entre hombres y mujeres dentro de este nicho. La realizadora subraya: “Tengo ganas de que algún día no sea necesario destacar que hay cuatro mujeres nominadas en la categoría de mejor dirección. La aspiración real es que se trate de una situación habitual y que si hay de repente más mujeres que hombres, que esto no sea de repente algo llamativo. Aún así, que haya cuatro mujeres nominadas me parece algo ciertamente maravilloso, buenísima señal y muy representativo también del momento que estamos viviendo”.
Afirma Giménez con relación al pasado que “lo importante son las sensaciones que uno desarrolla con relación a los hechos. Las emociones que despiertan los propios recuerdos”. Es decir, que la cosa no va tanto de la verosimilitud que pueda contener nuestra memoria, sino de la naturaleza de los sentimientos que experimentamos al recordar. Muy probablemente, a escasas horas de que comience la 35º edición de los Premios Goya, los generados por Nuria Giménez esta noche estarán llenos, pase lo que pase, de destellos de luz y nudos de bobinas.